En ‘Am I A Girl’ ha perdido protagonismo la influencia de PC Music y la ha ganado el discurso feminista y social, con Poppy planteando ya no si es un robot, sino si realmente es una chica y no un chico. Eso es lo que tratan canciones como la misma titular («a veces soy femenina, a veces masculino, así que no me juzgues como hombre o como mujer») o ‘Girls In Bikinis’, en la que proclama que quiere «ver a chicos en biquini también». En sintonía con el empoderamiento femenino encontramos ‘Chic Chick’, en la que rima «I’m my own bodyguard» con «bow to your matriarch», e ‘Iconic’, que recuerda no solo que el cruce entre Britney Spears y Alison Goldfrapp era posible sino que hay que ser «icónico aunque en el cole no te lo enseñaran».
Llama la atención la variedad estilística del álbum, subrayando que de verdad lo que le importa a Poppy es una melodía con la que chuparse los dedos al margen del envoltorio. Hay nueva concesión latina y fiestera, ‘Aristocrat’; y desde que ‘Hard Feelings’ incorpora un solo de guitarra eléctrica imposible, el disco se va entregando a los sonidos metaleros a través de la controvertida colaboración con Grimes de ‘Play Destroy’ pero también con otro single llamado ‘X’. Lo curioso es que ni estas ni la aportación de Diplo, misteriosamente sonando a Giorgio Moroder en ‘Time Is Up’, en la que se apuesta por el fin de la humanidad debido a su mediocridad en pos de los robots, está lo mejor del álbum. Despuntan más bien la energética canción titular, que no ha sido single, y ese ‘The Rapture Ball’ de deliciosos ecos a Madonna haciendo de Abba, a Visage o incluso a Lorde.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘The Rapture Ball’, ‘Am I A Girl?’, ‘Fashion After All’
Te gustará si te gustan: Britney, Goldfrapp, la Kylie robótica
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