Yorgos Lanthimos no tardó en rodar fuera de Grecia, en inglés y con estrellas de Hollywood (además de con su mujer, Ariane Labed, el otro talento surgido de este “movimiento”). A pesar de ello, el director ha mantenido su independencia creativa. ‘Langosta
’ (2015) y ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’ (2017) eran tan singulares como sus homólogas griegas, y siguieron acumulando premios en Cannes y nominaciones a los Oscar. Por eso, cuando se anunció que Lanthimos iba a rodar un drama de época, con guión ajeno y con una de las actrices mejor pagadas de Hollywood (Emma Stone), muchos nos echamos las manos a la cabeza como Marie Kondo entrando en la casa de alguien con “síndrome de Diógenes”.‘La favorita’ es el filme más accesible de la filmografía de Lanthimos, pero ni mucho menos el más convencional o impersonal. Situada a principios del siglo XVIII en la corte de Ana Estuardo, la película es una divertida, grotesca y muy sórdida mezcla entre las intrigas palaciegas de ‘Las amistades peligrosas’ (1988), la rivalidad femenina de ‘Eva al desnudo’ (1950), el barroquismo del cine de Peter Greenaway y la exquisita reconstrucción histórica de ‘Barry Lyndon’ (1975). Con esta última, ‘La favorita’ comparte una fotografía (Robbie Ryan, el fotógrafo de los filmes de Andrea Arnold), diseño de producción (Fiona Crombie, conocida por su trabajo en ‘Macbeth’), vestuario (la gran Sandy Powell, que acumula Oscars, tres, y nominaciones, doce) y uso de la música (desde piezas del barroco a Luc Ferrari o el ‘Skyline Pigeon’ de Elton John) absolutamente excepcionales.
Entre la masturbación que abre la película y la que la cierra, Lanthimos narra la historia de un triángulo sentimental formado por dos consejeras reales, las “favoritas” de la reina (estupendas Rachel Weisz y Emma Stone), que se disputan con uñas y dientes el favor de la monarca británica (fabulosa Olivia Colman). El resultado de esta pelea es una irresistible tragicomedia sobre los rituales de sumisión y dominación, filmada por medio de recursos estilísticos sorprendentes -lentes deformadas, grandes angulares-, la inclusión de música y bailes anacrónicos, y la utilización de (viperinos) diálogos llenos de modismos actuales (“fuck, fuck, fuck”). A través de esta mirada contemporánea, el director retuerce los rígidos códigos genéricos del cine histórico para crear una obra que deforma el pasado para dialogar con el presente. Después de arrasar en las nominaciones a los Bafta, ¿reinará ‘La favorita’ en la corte de Hollywood? 9.