Y premio Goncourt de 2017 es mi novela preferida de 2018. El relato de la implicación de los grandes industriales alemanes en la subida de Hitler al poder resuena en el presente con el acenso de la ultraderecha en Europa. El título del libro se refiere a la reunión que se celebró a principios de 1933 entre el canciller alemán y veinticuatro empresarios. Los que hacen “nuestros coches, nuestras lavadoras, nuestros artículos de limpieza, nuestras radios despertadores, el seguro de nuestra casa…”. Bayer, Agfa, Opel, Siemens, Allianz, Telefunken… aceptarán encantados financiar al partido nazi y, más adelante, utilizar mano de obra esclava. Vuillard narra esta reunión en la cumbre y sus posteriores repercusiones oscilando constantemente entre lo irónico (“es que en Alemania estaban muy apretados”, comenta acerca de la doctrina del espacio vital) y lo poético (compara a los industriales con “veinticuatro calculadoras en las puertas del Infierno”); entre la Historia con mayúsculas, y las pequeñas historias -vulgares, patéticas y hasta cómicas- que se ocultan bajo las alfombras de los grandes despachos. Una reveladora obra maestra. Disponible en Amazon.
Es la primera vez que incluimos una novela gráfica en la lista. Pero no es para menos. El debut de Emil Ferris es uno de los mejores libros publicados este año; una historia de sustrato autobiográfico que, por medio de una eficaz trama criminal (un macguffin como la misma autora señala en el cómic), se va expandiendo hacia territorios visuales y narrativos insospechados: del convulso Chicago de finales de los sesenta, marcado por la eclosión de los movimientos civiles, al tumultuoso Berlín de los años treinta, con el ascenso de los nazis; de los cuadros del Instituto de Arte de Chicago, reinterpretados brillantemente por Ferris, a las portadas pulp de las revistas de terror; del acoso escolar, a los abusos infantiles; del magnicidio, el asesinato de Martin Luther King, al Holocausto judío. ‘Lo que más me gusta son los monstruos’ es un emotivo relato de iniciación y superación. Un diario poblado de monstruos reales e imaginarios, ilustrado con una potencia expresiva, una riqueza estilística y una fuerza lírica apabullantes. Disponible en Amazon.
Con la trilogía ‘Vernon Subutex’, la “Despentes” (como la conocen en Barcelona, donde vive por temporadas con su novia maña), ha escrito su obra más ambiciosa. Un retrato demoledor, a lo Houellebecq, de la sociedad francesa contemporánea. Protagonizada por un antiguo vendedor de discos y DJ que a sus cincuenta años se encuentra en una situación que nunca hubiera esperado, sin trabajo, sin dinero y sin un techo, ‘Vernon Subutex’ comienza con la crisis de la industria del disco (“el tsunami Napster que hundió el barco de golpe”) y termina con los atentados de Bataclan y la muerte de David Bowie. Dos sucesos que sirven como metáfora del fin de un mundo y el comienzo de otro. “¿Te imaginas que matan a Madonna?”, dice uno de los personajes antes de ir al concierto que ofreció la cantante tras los atentados en Bercy. Estrellas de rock muertas, tiendas de discos desaparecidas, raves terapéuticas, “chamanes de los platos” y un sin fin de referencias musicales. Como dice al principio del segundo libro: “Se trata de bailar hasta el amanecer. Nada más”. Disponible en Amazon.
La mejor novela de Santiago Lorenzo desde su deslumbrante debut con ‘Los millones’. La premisa argumental es igual de irresistible. Si en la primera, a uno del GRAPO le tocaba la primitiva pero no podía cobrarla porque no tenía DNI, en esta, un joven teleoperador huye a la “España vacía” después de tener que defenderse de un antidisturbios cuando salía de su casa para comprar una “churrera clásica”. A partir de este suceso tan “lorenzoniano”, ‘Los asquerosos’ se transforma en una gozosa mezcla de sátira política, thriller de supervivencia, manifiesto okupa, esquinada nature writing, tierno relato de amor fraternal (la novela está narrada por el tío del protagonista) y furioso libelo cómico contra los domingueros. La historia de un ermitaño que no sabía que lo era, y su ingeniosa lucha por salvaguardar su Walden particular (mucho más prosaico y divertido que el de Thoreau) del ataque de “los asquerosos”, de aquellos que comparten con todo el mundo fotos campestres tituladas “desconectando del mundo”. Novelón. Disponible en Amazon.
El año pasado Vivian Gornick encabezó nuestra lista de lo mejor del año con ‘Apegos feroces’. Y este también lo podría haber hecho. Su continuación, ‘La mujer singular y la ciudad’, es tan bueno como el anterior. A lo largo de sus paseos por Manhattan, esta vez acompañada de su amigo Leonard (el libro está situado en el Nueva York actual, treinta años después que en ‘Apegos feroces’), Gornick conversa y reflexiona sobre sus relaciones sentimentales con los hombres (The Odd Woman también se puede traducir como “mujer sin pareja”), el feminismo (Gornick surfeó por la “segunda ola feminista” desde las páginas de The Village Voice), el trabajo intelectual, la literatura, Nueva York (Vivian es más neoyorquina que Woody Allen) y, en especial, la amistad, sobre la que nos regala un buen puñado de reflexiones de esas de subrayar con boli rojo. Gracias a su privilegiada capacidad narrativa y su admirable lucidez, Gornick consigue que el lector se sienta precisamente como un amigo, como si caminara junto a ella conversando y escuchando los pensamientos de esta sabia e inigualable “mujer singular”. Disponible en Amazon
.Con la premiada novela ‘Días sin final’ (ganadora del Costa Book en 2016) se ha producido un hecho curioso en España: ha encabezado listas de lo mejor de 2018 tanto en el género de ficción histórica como en libros de temática LGTB. Y es que, aparte de su calidad literaria, no es nada habitual que un relato ambientado en Estados Unidos durante las guerras indias y la Guerra de Secesión, con mucha acción, aventuras y épica de western, esté protagonizado por una pareja gay e incluya apuntes sobre travestismo, transexualidad, matrimonio homosexual y adopción homoparental. Barry mezcla la belleza y la crudeza de las ficciones de Cormac McCarthy, con la lírica y el sentido de la camaradería y lealtad de los personajes de los western de John Ford. El resultado es una novela que te atrapa con la fuerza de un indio agarrando una cabellera blanca, te salpica (sangre) como un neo-western cinematográfico, te abre los ojos como el más lúcido ensayo histórico o estudio de género, y te hace temblar de emoción “como la última hoja marchita de una rama en invierno”. Disponible en Amazon.
En la Nochebuena de 1995, el mejor amigo de la infancia del escritor Miguel Ángel Hernández asesinó a su hermana y se suicidó saltando por un barranco. Veinte años después, el novelista murciano, quien debutó con la estupenda ‘Intento de escapada’, se pone el traje de detective (y las gafas de Truman Capote) e intenta averiguar qué ocurrió aquella fatídica noche en el pueblo donde creció. El resultado de esta dolorosa indagación, auspiciada por Sergio del Molino (quien convenció al autor de que en esa vivencia adolescente había un libro), es una apasionante mezcla entre investigación criminal, exploración autobiográfica, retrato costumbrista de la huerta murciana, reflexión sobre la violencia de género (en una época en que lo llamaban “crimen pasional”), y meditación acerca del proceso de escritura y la ética de la literatura. Subido a la espalda de Emmanuel Carrère, el autor viaja al pasado para verse a sí mismo e interrogarse: “¿Podemos recordar con cariño a quién ha cometido el peor de los crímenes?” “¿Es posible llevar flores a la tumba de un asesino?”. Disponible en Amazon.
La última novela negra de Fred Vargas es una de las mejores de su autora, un título perfecto para iniciarse en la saga del comisario Adamsberg. En un género donde todos los meses se publica “el mejor thriller de la década”, Vargas es una excepción. Sus libros son un chaleco salvavidas contra la novela negra piscinera. ‘Cuando sale la reclusa’ no intenta engancharte con un cliffhanger cada dos páginas como si tuviéramos un trastorno por déficit de atención. Al contrario, hasta la doscientos, no sabemos ni siquiera cuál es el caso principal. Como una araña reclusa, la autora te va atrapando en su tela a través de una trama compleja y burbujeante (que se remonta hasta la Edad Media y las reclusas, las mujeres que se emparedaban en vida), un desarrollo muy verosímil de la investigación (lleno de pistas falsas e intuiciones que no van a ningún sitio), unos diálogos llenos de ingenio e ironía, y una fabulosa caracterización de personajes que permite al lector no iniciado familiarizarse con ellos como si hubieras leído todos los libros de la saga. Disponible en Amazon.
La enigmática muerte de Sandra Mozarowsky es la base argumental de ‘El asesino tímido’. La trágica biografía de la actriz le sirve a Clara Usón para narrar en paralelo su propia vida, también llena de episodios dramáticos, junto a la de otro inesperado personaje: el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Estas tres biografías, a las que se suman retazos de otras tres -la de los escritores Albert Camus y Cesare Pavese, y la del propio monarca español-, se entrelazan de forma extraordinaria en la novela. El resultado de esta combinación de semblanzas es una absorbente mezcla de autoficción, investigación criminal, retrato generacional (la Transición y los ochenta, “una década de fiestas y de entierros”), reflexión sobre el suicidio (ese “homicidio tímido”, que decía Pavese), discurso antimonárquico, confesión catártica (una bajada a los infiernos personales) y homenaje póstumo (a la madre de la escritora). Disponible en Amazon.
Paolo Cognetti escribió ‘Las ocho montañas’ como Thoreau, desde su cabaña. Y desde allí, en los Alpes italianos, donde vive seis meses al año y pasó sus veranos, parte esta sencilla historia de amistad, relaciones paternofiliales y montañismo. El autor juega muy hábilmente con los opuestos: arriba, la montaña, donde te dejan en paz, y abajo, la ciudad, donde no te dejan; el padre severo que ataca la montaña para conquistarla, y el hijo a quien no le importa abrazarla, recorrerla sin llegar a la cima; el joven de ciudad que tiene la montaña como refugio, y el montañés, que nunca saldrá de ella. A través de estas contraposiciones, el escritor nos guía como un sherpa por unos parajes llenos de enorme belleza pero despojados de todo trascendentalismo, una montaña hecha de emociones donde no se habla de esa abstracción llamada naturaleza, sino, como dice el chico montañés, de bosques, prados, torrentes, rocas, “cosas que uno puede señalar con el dedo”. Disponible en Amazon.