‘El final del amor eterno’ es, esta vez sí, desde la primera escucha, una de sus canciones más sólidas y hermosas. Guille Milkyway ya había hablado en ‘Podría ser peor’ del final del amor. Esta composición reincide en esa misma temática -no en vano, sucede a aquella en la secuencia del disco como pista 2- a través de un estribillo bellísimo en el que recuerda los momentos de mayor gloria de ese entusiasmo que ahora se nos ha ido de las manos. Los «tú y yo» son los verdaderos ganchos, pero son las acciones pasadas las que nos llenan de tristeza: «¿Recuerdas cómo rodábamos por las laderas? ¿Cómo volábamos libres por la estratosfera? Ni siquiera intuíamos la posibilidad / De que aquella luz, aquella claridad / Fuera efímera y pasajera». O después: «Nunca pensamos que el tiempo nos pudiera arrebatar / Aquella plenitud, aquella intensidad / El devenir del amor eterno».
Aun así, melodía y vídeo de Juanma Carrillo, este último inspirado por el cine clásico, Gregory Crewdson y Jeff Wall, y con cameo de Sagrado Corazón de Jesús, apuntan al optimismo. Por lo demás, hay que destacar la incorporación de algún nuevo palabro que buscar en el diccionario («cosmocócico» parece una referencia a Henry Miller), pero sobre todo ese momento ya subrayado por mi compañero Raúl Guillén en el que la canción parece que va a convertirse en una rumbita: el pre-estribillo de «dudas». Ya veis, siempre se ha criticado a La Casa Azul por su inmovilismo y parece que cuantas más cosas diferentes hace, más hace el público por perdérselo y no disfrutarlo. ¿De verdad es el de ‘ATARAXIA’ o ‘El final del amor eterno’ el mismo grupo que merendaba «galletas»?
La Casa Azul actúa este jueves 28 y viernes 29 en OchoyMedio, Madrid, con todo agotado. Después le esperan SanSan Festival, Warm-Up Festival, Low Festival, y el 18 de octubre Razzmatazz, entre otras fechas que podéis consultar aquí.