Música

Deerhunter sacan brillo a sus mejores canciones en Barcelona

Deerhunter han inaugurado la semana de Primavera Sound dando este lunes 27 de mayo un concierto en la Sala Apolo de Barcelona. Los chicos han presentado su nuevo disco, un ‘Why Hasn’t Everything Already Disappeared?‘ producido por Cate Le Bon, que actúa hoy martes en el mismo recinto; y un repertorio poblado por algunos de sus mayores clásicos, aunque dejando atrás otros, como ‘He Would Have Laughed’ o ‘Nothing Ever Happened’. El show fue completo en cualquier caso, sonó estupendamente al menos desde mi posición y fue toda una demostración de profesionalidad en las tablas por parte de Bradford Cox, Moses Archuleta, Lockett Pundt y Josh McKay. Fotos: Paco Amate

Tras el show de apertura de la telonera Kelly Kapøwsky, que presentó sus canciones de dream-pop e incluso una versión de ‘Running Up that Hill’ de Kate Bush, Deerhunter se demoraron 20 minutos en salir al escenario, por lo que empezaron a tocar en torno a las 21.20 de la noche. En todo este tiempo dio tiempo a hablar, ir a pillar cerveza, ir al baño, saludar a Amaia, que estaba en un balcón; a encontrar a amigos perdidos o a pelearse con gente por sobrepasar el espacio vital. Pasado el tiempo se apagaron las luces y Deerhunter empezaron su set por el principio de su carrera, presentando una tosca y potente ‘Cryptograms’ que anticipó lo que nos esperaba: una buena dosis de ruido y distorsión, incluso en números no tan evidentes para ello en principio como ‘Take Care’, ya hacia el final.

También hubo momentos amables en el concierto de Deerhunter, sobre todo pertenecientes al repertorio de su último álbum. Fueron los más flojos del show, ya que llevadas al directo las canciones no terminaban de crecerse como deberían, confirmando que, aun estando bien, están lejos de conformar nuevos clásicos que vayamos a echar de menos en futuros directos. Temas como ‘No One’s Sleeping’ o ‘Plains’ inducían a la distracción, mientras ‘What Happens to People?’ resultó una pequeña decepción al ser acelerada y acortada, mientras su marimba a duras penas era audible (si es que sonó acaso, no lo tengo muy claro). Es una pena porque Cox y compañía traían un sonido muy bueno del que se beneficiaron las canciones de su repertorio con las texturas más ricas, como ‘Helicopter’ o ‘Death in Midsummer

‘.

De buen humor, Cox, vestido con una blusa roja y unos pantalones negros, bastante más formal que sus compañeros, volvió a dedicar palabras bonitas al Primavera, a hablarnos de su adoración por Stereolab, a los que lamentablemente no podrá ver en directo; e incluso a bromear sobre un posible concierto de Deerhunter celebrado no en la típica sala que obliga a estar a todo el mundo de pie, sino en un spa resort. No suena mal, pero quizá no sería el mejor contexto en el que disfrutar de temazos como ‘Revival’ o ‘Disappearing Ink’ -que Cox dedicó al fallecido Joshua Faver, antiguo bajista de Deerhunter- o de su siempre subyugante interpretación en vivo de ‘Desire Lines’, todo un desahogo shoegaze en su tramo final.

Deerhunter no dejaron de tocar ‘Coronado’ dándole todo el protagonismo al saxofón de Josh McKay antes de retirarse brevemente para después volver y tocar el bis. Curioso que antes de ‘Agoraphobia’, los chicos sientan la necesidad de interpretar su intro, que ni siquiera forma parte de la grabación original del tema incluida en ‘Microcastle‘, sino que es una pista separada; y sobre todo que concluyan su show con la sucia ‘Monomania‘, ya con los decibelios preparadísimos para romperte los tímpanos. No fue exactamente una versión fascinante y brutal como la que Deerhunter realizaron de ella en la tele hace unos años, pero sí un recuerdo muy necesario al álbum del mismo nombre que perfectamente puede ser uno de los mejores de su carrera, aunque no tenga esa fama.

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Publicado por
Jordi Bardají