En ‘III’, BANKS continúa hablando en la mayoría inmensa de canciones sobre amor y sexo, reflexionando sobre la adicción que genera el amor tóxico (‘Contaminated’), sobre aquella relación que salió mal (‘Sawzall’) o sobre narcisismo (‘Stroke’). Y deja como curiosidad un tema que ha terminado escribiendo junto a una ex pareja sobre la que cantó en un tema anterior: el destinatario de uno de los temas de ‘The Altar’ es ahora uno de los co-autores de ‘Godless’ con el que ha terminado manteniendo una buena amistad. El problema es que la temática amorosa resulta un poco vacua al menos bajo este acabado. Es habitual que las canciones de pop hablen de amor y la vida, pero donde Justin Bieber o Billie Eilish han logrado envolverlas con una producción sugerente y a la postre influyente (le pese a quien le pese), las producciones de BANKS no terminan de dar ese paso.
Hay algún atisbo de excepción. Encontramos algo de distorsión en la canción inicial, en sintonía con el odio que hallamos en esa ‘Till Now’ («no te respeto mucho, pero te odio mucho / y odio cómo te echo de menos a veces»). ‘Gimme’, producida por Hudson Mohawke y no por BJ Burton como casi todo el largo, es un single sucio que nos habla de sexo y que podríamos relacionar con la Britney de ‘Blackout’. ‘Hawaiian Mazes’ es una agradable producción de R&B moderno a piano y con cuerdas que podría haber cantado la primera Ariana Grande. ‘Alaska’ cuenta con su atractiva sección de percusiones. Y ‘Look What You’re Doing To Me’ con Francis and the Lights suena exactamente como debería un single de Jacksons 5 editado en 2019. Pero demasiado a menudo el disco cae en lo indistinguible, olvidable y/o reiterativo, haciendo que especialmente el último cuarto del álbum deje especialmente indiferente, cuando parece pretender justo todo lo contrario.
Calificación: 5,5/10
Lo mejor: ‘Gimme’, ‘Look What You’re Doing To Me’, ‘Hawaiian Mazes’, ‘Alaska’
Te gustará si te gustan: muchísimo sus referentes y las canciones de amor
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