Meadows se dio a conocer internacionalmente con ‘This Is England’ (2006), un fabuloso drama de iniciación sobre una pandilla de skinheads en la Inglaterra tatcherista de los ochenta. Su éxito y prestigio (se llevó el Bafta y el British Independent) generó tres secuelas en forma de miniserie, una suerte de anti-‘Cuéntame’ formado por una primera temporada ambientada en el 86, otra en el 88, y una última, que arrasó nuevamente en los Bafta, en 1990. Entre medias, el cineasta dirigió ‘The Stone Roses: Made of Stone’ (2013), un documental sobre la mítica banda de Manchester a propósito de su regreso en 2012.
La miniserie de ‘The Virtues’ (disponible en Filmin) es su primer trabajo de ficción tras cinco años dedicado a ‘This Is England’. Y el resultado no ha podido ser mejor. Meadows ha depurado su estilo –largas secuencias de improvisación actoral, mezcla de texturas fotográficas, ambientes proletarios, sutil denuncia social, importancia de la música, un uso muy inteligente de la administración de la información- hasta dejarlo limpio de los subrayados que en ocasiones (véase el final de ‘This Is England’) ensuciaban un poco el conjunto. La consecuencia de este rapado estilístico es una historia de depresión y redención narrada con una potencia visual y una contundencia dramática descomunales.
Protagonizada por un inmenso Stephen Graham, el inolvidable Combo de ‘This Is England’ (atención a la secuencia en el pub del primer episodio), y con una descarnada banda sonora a cargo de PJ Harvey, cuyos guitarrazos golpean el ánimo del espectador como los latigazos en un vía crucis, la historia de ‘The Virtues’ avanza con la lógica de un shock postraumático. El personaje que interpreta Graham es un hombre roto, un obrero divorciado hundido en el alcohol y la desesperación que decide “recomponerse” volviendo al lugar de donde huyó cuando era un niño.
A partir de ese doloroso regreso, la historia, agujereada por unos inquietantes flashbacks rodados en VHS, se bifurcará en dos líneas dramáticas; dos relatos marcados por las heridas del pasado y las ausencias del presente (atención también al trabajo de la irlandesa Niamh Algar), que terminarán en un impresionante final compuesto por un arriesgadísimo doble clímax capaz de cortar la respiración al espectador más curtido. Un ejemplo más, tras las recientes ‘Years and Years’, ‘Killing Eve’ o ‘Fleabag’, de la enorme calidad de las series británicas. 9