Música

Jose Domingo / Mientras Dios no mira

Parece puramente cuestión de azar que Jose Domingo no haya dado el paso “más allá” que su carrera está pidiendo a gritos desde que en 2014 nos sorprendiera tan gratamente con ‘Almería’. Un disco en el que, a lomos del rock psicodélico, establecía una comunicación transversal con las músicas del mediterráneo ibérico que van de su Gerona natal hasta Cádiz. Tras un ‘Vertical’ en el que, con colaboraciones estelares de Niño de Elche y Soleá Morente, acentuaba los tonos aflamencados y rumberos de su música, Jose Domingo se resitúa a sí mismo y sus canciones desde una nueva posición creativa y física: ahora vive en Santa Eugenia, Mallorca, cerca de sus compañeros habituales de banda (Púter, Jordi Herrera y Gonzalo A. Cuentas) y el estudio La Puerta Cósmica de Palam, donde graba todos sus discos.

No parece casual que esa mudanza fructifique en un ‘Mientras Dios no mira’ que parece apartarse un poco del flamenco-rock de su anterior trabajo. Que no desaparece, claro, pero sí se diluye en una nueva composición en la que la psicodelia y la electrónica cobran un nuevo protagonismo, además de nuevos efluvios de folclore. Como los norteafricanos que emergen en la introductoria ‘No saldrá en la fotografía’ (con coros de Zahara Muñoz-Vicens) o los italianos en la elegíaca outro instrumental ‘Conversación de un padre y un hijo’. Pero si por algo destaca enseguida este séptimo trabajo del gerundense –cuatro álbumes publicados desde 2008, al margen de su papel en el grupo Psychoine, precedían a ‘Almería’–, es por ser, con bastante seguridad, su disco más incisivo y directo.

Y es que singles como ‘Un segundo más así’, con su bajo gordo y trotón, ‘Sueño con fiestas’, en el que destacan tanto los coros de su amiga Maria Rodés como su agridulce letra sobre oníricos parties entre “gente elegante / muy puestos de cocaína”, y ‘Mañana’, una irresistible oda al (solo teórico) dolce far niente, difícilmente podrían ser más claros en su intención de engancharnos de primeras. Y lo consiguen con todas las de la ley, además. Pero no se trata del contrapunto amable del disco: la seductora ‘No hay nadie’, que alterna ecos orientales con guitarras de la mejor tradición rock británica, o una glam-rockera ‘Huyes’ que el mismo Bunbury gustaría de tener en su repertorio, siguen esa misma senda. ‘Mientras Dios no mira’ brilla sobre todo en su sencillez y en la muy justa medida de sus arreglos, que tiene en la preciosa ‘Desaparecer’ su mejor y más exquisita expresión, con justos contrapuntos vocales de Rodés, de nuevo.

Esa canción también condensa la esencia lírica de un álbum que, pese a ese carácter efusivo que señalaba antes, está embriagado por más melancolía que alegría. El fantasma de una relación fallida flota en su letra (“se te veía tan bien, nada podía fallar / (…) Pero tú soñabas con desaparecer / Dejarlo todo, ir a otro lugar”), como lo hace en la amargura que subyace en el baile de ‘Un segundo más así’ (“Tus mentiras suenan vacías, una línea fría donde dormir”) y la añoranza de ‘No hay nadie’ (“Paso el tiempo en este infierno alfombrado / al que mucha gente llama ayer”).

Aunque ya no nos sorprenda tanto, Jose Domingo sí nos convence en ‘Mientras Dios no mira’ de que es una de las voces más personales del rock español actual, y con un repertorio cada vez más sólido. ¿Le llegará al fin el golpe de suerte que haga que más público sea consciente de ello?

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Mañana’, ‘Sueño con fiestas’, ‘Un segundo más así’, ‘Desaparecer’, ‘No hay nadie’
Te gustará si te gustan: Grupo de Expertos Solynieve, Quentin Gas & Los Zíngaros, Los Estanques, Bunbury.
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Raúl Guillén