Tenemos el presagio de estar ante un gran álbum desde la propia descripción oficial que nos facilitan: “es un disco para conducir en la oscuridad, para cogerse de las manos al atardecer, para saltar de puentes con vampiros, para atravesar la Luna en bicicleta”. Para enmarcar. Natasha nos cuenta que se ha planteado este disco como un homenaje también para quien viviese los años 80 de niño, y de ahí la gran presencia de sintes y de texturas ochenteras a lo largo de una atmósfera tan cuidada como la que tiene ‘Lost Girls’. “Es que me encanta la creación de atmósferas, disfruto mucho con ello, y pienso también en la música de una forma muy visual”, nos dice, explicándose así también el origen de este disco: ya comentó en una entrevista con The Guardian que el lead-single ‘Kids In The Dark‘ fue escrito originalmente para la serie de Stephen King ‘Castle Rock’. Y es que, tras el terremoto ‘The Bride’ y su decisión de dar un giro a su vida, Khan se mudó a Los Angeles para centrarse en escribir guiones y en componer canciones para películas, algo que le apasiona. “Hay una relación muy fuerte entre música y cine”, me dice, “mucho más allá del concepto en sí de las BSO”.
Y, ante la pregunta de con quién querría colaborar en este sentido, ella lo tiene claro: Ari Aster, el director de ‘Hereditary‘ y de la polémica (a mí me flipó, pero muchos otros la han odiado) ‘Midsommar‘. Natasha es también del grupo de los encantados con el film: “creo que el efecto polarizante es porque nos enseña cosas con las que no queremos lidiar, desde gente tirándose por una montaña, rituales sobrenaturales y toda esa violencia extrema, a la violencia extrema que hay en el duelo de un ser querido, de una ruptura, de una relación que se está haciendo tóxica… no son cosas que queramos ver, y creo que la sociedad intenta evitar demasiado ese tipo de cosas”.
«Dedico parte de mi tiempo libre a enseñar técnicas de meditación a gente que acaba de salir de prisión»
Y ya que hablamos de “la sociedad”, no puedo evitar preguntarle por su visión acerca del clima existente en Estados Unidos, sobre todo teniendo en cuenta que se mudó justo después de que Trump ganara las elecciones. “Una de las primeras cosas que hice cuando me mudé a Estados Unidos fue participar en la Women’s March, porque tuvo lugar poco después de que yo llegara”, nos cuenta. “Vivo en un barrio sobre todo mexicano, así que me parece especialmente triste la situación que se está dando. Además, México tiene una influencia muy fuerte en Los Angeles, una influencia cultural bestial”. Khan no es ajena al racismo, habiéndolo experimentado ella misma en su adolescencia en Inglaterra, ni tampoco al clima de tensión, confusión y odio que está cada vez más presente en nuestro mundo. Le preocupa, y sobre todo le preocupa la sensación de no poder hacer nada al respecto. Por eso, lo que ha decidido es centrarse en lo que sí puede hacer, las pequeñas contribuciones que pueda hacer en su comunidad para aportar su granito de arena; por ejemplo, nos cuenta que dedica parte de su tiempo libre a enseñar técnicas de meditación a gente que acaba de salir de prisión.
Y es que la forma de lidiar con los sentimientos negativos es algo crucial para Natasha, tanto a la hora de practicar (y enseñar) la meditación como en sus propias canciones. Una de las mejores canciones del disco, ‘Mountains’, es una preciosa balada que la inglesa define como “la canción más personal del álbum”, y en ella quiso reflejar “la sensación de estar enamorado de alguien, tener una pelea y querer solucionarlo… pero no saber cómo”. Es quizás de los pocos temas de ‘Lost Girls’ donde se toma ahí un respiro en esas historias de vampiros nocturnos ochenteros, que tan bien le han funcionado tanto como piezas musicales en sí como en forma de videoclips. ¿Habrá más vídeos? ¿Veremos más de Nikki Pink, el personaje creado por ella para esta era? “Depende del presupuesto, la verdad, pero me encantaría… podría intentar hacer cosas por mi cuenta también, ya se verá, pero sí, me gustaría mucho”.
(Sobre los productores de ‘Lost Girls’) “No los elegí realmente, surgió como algo natural”
Estética aparte, en ‘Lost Girls’ Natasha ha apostado por colaboraciones: se incorporan a la producción Charles Scott (CHRVCHES) y Jennifer Decilveo (Melanie Martínez, Anne-Marie). “No los elegí realmente, surgió como algo natural”, nos aclara, “me habían hablado muy bien de Charles y cuando estuvimos trabajando en ‘Kids In The Dark’ para lo que iba a ser la BSO de ‘Castle Rock’, me di cuenta de que podíamos hacer más cosas, le enseñé más material, y nos pusimos a trabajar”. Algo parecido fue el proceso con MNEK, también productor en este disco, y con el que tuvo conversaciones que a todos nos gustaría tener con él: “hablamos mucho del house y la música underground de los 90, de cosas que él había ido descubriendo… pasamos varios días trabajando juntos, así que nos dio mucho tiempo para hablar, y la verdad es que lo pasamos genial, es muy fácil trabajar con él”.
Está claro que la autora de ‘Two Suns’ está muy contenta del trabajo realizado, pero tengo que preguntar: si tras la publicación de ‘The Bride’ pensó que no iba a hacer música nunca más, ¿ahora también le ha pasado lo mismo? “¡En absoluto! Estoy segura de que volveré a hacer música. Más segura que nunca. Cuando pensé eso fue porque estaba en un momento complicado en relación a la música, acababa de finalizar un contrato de 10 años con una multinacional (Parlophone), era algo muy distinto a la forma en que he sacado este disco. En este momento lo que tengo más presente es pensar en los shows en vivo, en las presentaciones de este disco, y en un proyecto que estoy escribiendo también. Pero luego vendrán más discos, claro. Eso de dejar la música… ahora no pienso eso en absoluto. De hecho, no creo que pueda dejar de hacer música nunca.” Y allí estaremos para escucharla.