Cine

‘Parásitos’, ‘La trinchera infinita’, ‘Joker’ y otros grandes títulos del festival de San Sebastián 2019

Ayer domingo los trenes de Donostia se llenaron de asistentes al Zinemaldia que volvían a sus ciudades, porque la noche anterior finalizaba la 67ª edición del Festival de San Sebastián, con una inesperada Concha de Oro para la brasileña ‘Pacificado’ (la sorpresa en la sala de prensa, donde sonaba ‘La Trinchera Infinita’ como candidata, fue mayúscula). JENESAISPOP estuvo presente durante algunos días del reputado festival, y hoy os traemos un resumen de lo que pudimos ver -colas y entradas que vuelan mediante- en el Kursaal, el Teatro Principal, los Cines Príncipe, los Cines Trueba, el Antiguo Berri y las demás salas donde se proyectaron títulos de lo más interesantes, con invitados de excepción como Donald Sutherland, Kristen Stewart o Penélope Cruz. Esta última venía a recoger un premio a toda su carrera entregado por el músico Bono, pero también para presentar ‘La Red Avispa’, la última de Olivier Assayas. Se comenta que lo que se proyectó no fue el montaje definitivo, así que habrá que darle otra oportunidad cuando lo sea, pero de momento lo que vimos fue un tropiezo del francés: la mezcla de géneros no funciona y el film parece más largo de lo que es, lastrado por el exceso de historias y personajes (algunos de ellos pobremente desarrollados, siendo el de Ana de Armas el ejemplo más claro). La película se ve beneficiada, eso sí, por el buen trabajo de Edgar Ramírez y especialmente de Penélope, cuyo acento cubano no desentona aunque pudiésemos pensar que sí.

Donde sí funciona la mezcla de géneros y con el metraje ocurre lo contrario (las dos horas y pico se pasan volando) es en ‘Parásitos’, para quien esto escribe la mejor película proyectada en el festival, y que debería llevarse el Oscar a Mejor Película Extranjera. Nuestro corazón está con Pedro y su estupenda ‘Dolor y Gloria‘, pero es que lo de ‘Parásitos’ es una de las mayores sorpresas de los últimos años. Es recomendable ir a esta película sin saber absolutamente nada, simplemente sentarse y disfrutar de lo que empieza pareciendo una historia sencilla y se acaba convirtiendo en un viaje que cuando crees que ha alcanzado su cumbre, va aún a más. Retrata la lucha de clases con un muy divertido cóctel de géneros y subgéneros, ayudada por un reparto entregadísimo a la locura que les propone su director, un Bong Joon-ho que firma aquí su obra maestra. Otro que ha presentado en San Sebastián su mejor película hasta el momento es Paco Cabezas, a quien hacía tiempo que no veíamos en las salas de nuestro país pero sí en la pequeña pantalla: ha estado -y está- en Estados Unidos dirigiendo capítulos de ‘American Gods’, ‘The Alienist’ o ‘Penny Dreadful: City of Angels’. Ahora vuelve no solo a España, sino a su ciudad, Sevilla, y concretamente a Las Tres Mil Viviendas: ‘Adiós‘, que ya nos dejó con la boca abierta en ese trailer con ‘Abre la puerta’ de fondo, resulta ser un entretenidísimo thriller donde destacan las brillantes interpretaciones de Natalia de Molina y Mona Martínez. Publicaremos reseñas de ambas cuando se acerquen sus fechas de estreno.

De la que ya os he hablado es de ‘Mientras dure la guerra‘, el regreso de Amenábar que ha convencido más que sus anteriores filmes, pero no en demasía, y ha hecho correr ríos de tinta -y de tuits- en torno a su supuesta equidistancia con la Guerra Civil. También ambientada en la Guerra Civil, pero con una calidad muy superior, es ‘La Trinchera Infinita’, el nuevo proyecto de Jon Garaño, Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, responsables de ‘Loreak’ y ‘Handia’. El filme toma como base la historia real de los “topos”, perseguidos por el franquismo que vivían escondidos bajo sus propias casas, y lo hace con una historia que se toma su tiempo a través de varias décadas, y que cuenta con una dirección envidiable en el uso de la violencia y en el conflicto interno de sus protagonistas -espléndido Antonio de la Torre y espléndida Belén Cuesta, que, para sorpresa de nadie, es también una gran actriz dramática-. El más joven Emilio Palacios también está a la altura en sus duelos con sus “padres” en la ficción cuando va creciendo. Un tono muy distinto presentaba ‘Diecisiete’, el regreso de Daniel Sánchez Arévalo de la mano de Netflix, una feel-good movie que, la verdad, entraba estupendamente entre tanta historia cruda. La película se beneficia especialmente de la química entre Ignacio Sánchez y Biel Montoro, sus hermanos protagonistas, a los que auguramos un gran futuro en el mundo audiovisual. Sánchez Arévalo arriesga además con una decisión de guión que en el pase de prensa a muchos les pareció ridícula pero que a otros nos pareció tierna, y en consonancia con el tono de la historia.

Aunque, si hablamos de polémica, la palma se la lleva ‘Joker’: la revisión de tan mítico personaje por Todd Philips, que se llevó el León de Oro en Venecia y aquí era la “película sorpresa” del festival, va a dar mucho que hablar por sus posibles interpretaciones. Partidarios y detractores de cómo la película articula su discurso (que si superhéroe de izquierdas, que si apología incel, que si populismo vacío) estábamos, eso sí, de acuerdo en la brutal interpretación de Joaquin Phoenix, la construcción -¿o destrucción?- que Philips hace del personaje ayudándose de los catalizadores que suponen Frances Conroy y Robert DeNiro, y la potencia de momentos que se quedan grabados en la retina, especialmente en el tramo final. La psicopatía está presente también en ‘The Burnt Orange Heresy’, la película por la que Donald Sutherland estaba presente en el festival, además de por el premio a su trayectoria. El film de Capotondi no cuenta nada nuevo ni en el qué ni en el cómo, pero tampoco lo pretende, y le queda un thriller de corte clásico bastante resultón, con aire a esas historias que salieron en la época de ‘Atracción Fatal’, y con unas solventes interpretaciones de Elizabeth Debicki, Claes Bang, obviamente Sutherland y, ojo, Mick Jagger. Mucho más compromiso por parte del espectador pide ‘La hija de un ladrón’. “En este mundo hiperconectado hay personas que están solas” comentaba Belén Funes en la rueda de prensa de su estupenda ópera prima, cuya arriesgada decisión en la forma de contar la historia y en los datos que proporciona al espectador podría ser perjudicial, pero sucede lo contrario. Porque así nos identificamos más aún con Sara, el personaje interpretado por una maravillosa Greta Fernández, que se marca el mejor papel de su carrera… de momento. Porque, con el recital que da aquí Greta, está claro que nos va a volver a dejar con la boca abierta en más de una ocasión.

Más difícil aún es entrar en el mundo de ‘Vendrá la muerte y tendrá tus ojos’, que prioriza el simbolismo y la inmersión antes que el ritmo, y por tanto hizo que muchos saliesen desesperados de la sala. Es cierto que la paciencia es necesaria aquí, pero la recompensa -sobre todo cuando vas digiriéndola y pensando sobre ella en los siguientes días- es obtener una preciosa historia de amor. Y de vida. Y es que ese amor tan puro y tierno, tan unido a la naturaleza, que existe en el principio de la película se va agrietando, a medida que la propia naturaleza hace su curso. Pero las grietas son solo grietas, y al final el amor sigue estando. Porque lo que cuenta Torres Leiva es que el amor no es solo el final; es el viaje, como se suele decir de la vida. La exaltación de la vida y de la juventud -de edad o de espíritu- está representada en una secuencia que podría parecer lenta e innecesaria, pero que representa cómo las protagonistas (acojonante el trabajo de Amparo Noguera y Julieta Figueroa) han sido, en cierto modo, afortunadas. Han podido vivir su amor en libertad, aunque ahora el tiempo se les esté acabando. ‘Vendrá la muerte…’ insiste en ese concepto de final vs. viaje en el propio final de la película, con un polémico uso de Raffaella Carrà (!) que haría las delicias de Sorrentino pero que aquí es usado más como lo haría Dolan. Así, vemos una ironía en su uso (una canción así en ese momento, tras la BSO tan sobria usada hasta el momento) y una reinterpretación de la letra como acostumbra a hacer el canadiense: «aunque (el amor) te lleve a sitios oscuros, que no te asuste la oscuridad», «explota mi corazón» como está explotando el de Ana, y lo más explícito: esa referencia, en canción y en imágenes, al “principio” y a lo cíclico, coherente dentro de la visión del amor que da aquí Torres Leiva.


Y terminamos con dos películas muy distintas pero que comparten más de lo que parece: ambas eran de las consideradas “menores” por su tono -mucho más ligero que las que acabamos de mencionar, por ejemplo- y acabaron convertidas en algunas de las favoritas de parte de la prensa. Takashi Miike tiene poco que demostrar a estas alturas, pero sigue dejando claro que lo prolífico que es no afecta a su calidad: ‘First Love’ es una descacharrante cinta de acción que conjuga con maestría sus referentes clásicos -y la propia filmografía de Miike- con lo actual y que, encima, tiene hueco para dardos de crítica social. Y luego tenemos a ‘Play’, del menos conocido Anthony Marciano, que sigue la vida de su protagonista a través de todas las grabaciones que ha ido haciendo desde que cogió una cámara por primera vez. Así, vamos dando un nostálgico pero fresco (y repleto de gags) paseo por los 90 y por las dos primeras décadas de este siglo, acompañado de una BSO a la altura. Nos hubiese gustado ver muchos más títulos, pero no pasa nada, que diría Amaia: el año que viene estaremos de nuevo allí a la caza de nuevos títulos que recomendar.

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Publicado por
Pablo Tocino