Ya en 2016, ’Murdered Out’, el tema creado con a Justin Raisen –uno de los dos Raisen que ahora reclaman su autoría, de momento sin éxito, en ‘Truth Hurts’ de Lizzo– y que contaba con Stella Mogzawa (Warpaint) a la batería, era una pista de lo que encontramos en ‘No Home Recording’. De hecho, podríamos decir que fue su primer single, dado que se incluye en el tracklist y que el resto del álbum es una creación conjunta con el mismo productor (Sky Ferreira, Charli XCX, Angel Olsen). Y también porque marca, en buena medida el tono musical de lo que encontramos en este trabajo, especialmente en en su primera mitad, claramente más amable y accesible que la segunda.
Esta resulta más farragosa y extrema en lo sonoro, hasta el punto que en algunos pasajes de ‘Cookie Butter’ –una letanía inasible de yos y tús sobre un adictivo ritmo, entre el house y ¿la jota española?– o ‘Earthquake’ –en la que conecta con la Patti Smith más libre– la música parece buscar removernos no solo mental sino también físicamente, con unos graves desatados –después de todo, el bajo sigue siendo su instrumento predilecto– que se sienten en nuestro cuerpo en la misma medida en que lo sucede en los discos más experimentales de Low (‘Double Negative’ y ‘Drums and Guns’, concretamente). Aún así, incluso con una propuesta desafiante entre manos, Kim Gordon resulta magnética. En esa recta final más oscura y afilada, incluso la esquiva ‘Get Yr Life Back’ entra en vereda cuando irrumpe una base trip-hop y Kim susurra “Every day, every day, every day / In a snowhite dark / Cocoa butter”.
Pero es la primera parte de este disco sin hogar –el título conecta con su teoría de que adoramos Air BnB porque un hogar temporal es una manera de apartar lo que no nos gusta de nuestra vida… aunque no podamos– la que resulta casi, casi –siendo generoso, eh– luminosa, partiendo de una fantástica ‘Sketch Artist’ cuya electrónica dislocada –con contrastes acústicos– tendría cabida en los discos de Thom Yorke en solitario y hasta en el debut de Billie Eilish (!), lo que la hace sonar totalmente vigente y contemporánea. Así ocurre también en la sensual ‘Paprika Pony’ o en una ‘Don’t Play It’ que, tras un bajo opaco que suena como una almohada aplastándonos la cara, se aproxima al techno industrial. Pero además este debut de Gordon es un disco rico en colores y matices, que además no renuncia a reclamar su parte de lo que se le debe como icono del noise rock: ‘Air BnB’ es puro post-no wave al estilo Sonic Youth, mientras que la violenta ‘Hungry Baby’ suena a un psico-billy que bien podrían haber ejecutado The Cramps.
‘No Home Recording’ no es un disco de pop, ni mucho menos, y de hecho resulta en general tan abstracto e incómodo (pero incómodo-bien) como cabría esperar de una artista con su currículum. Lo es también en el aspecto lírico, donde se dejan caer temáticas como las nuevas formas del capitalismo, la gentrificación o el acoso sexual que, de no ser porque lo aclara en las entrevistas que ofrece, serían bastante complicadas de captar. Pero eso también forma parte del posicionamiento estético de Kim Gordon, esa “chica del grupo” que prueba ser más inteligente y atractiva (en términos musicales, entiéndase) de lo que mostró –por timidez, sobre todo– al ponerse de perfil en Sonic Youth. Con lo que demuestra como “la jefa del grupo”, es inevitable pensar en lo que nos hemos estado perdiendo.
Clasificación: 8,1/10
Lo mejor: ‘Murdered Out’, ‘Air BnB’, ‘Sketch Artist’, ‘Hungry Baby’, ‘Cookie Butter’
strong>Te gustará si te gusta: los Low más experimentales, Thom Yorke, FKA twigs, Billie Eilish
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