Ozzy ofrecerá un último concierto para sus seguidores el día 22 de noviembre de 2020 en el WiZink Center de Madrid. Las entradas se pondrán a la venta en Ticketmaster y Live Nation este martes 12 de noviembre a las 10:00 AM, con precios que oscilan entre 56,50 y 141 euros (más gastos), si bien hay distintas modalidades adicionales: Early Entry, Meet & Greet, Ultimate, Platinum y hasta una con acceso a la prueba de sonido. Los también veteranos del heavy Judas Priest serán sus insignes teloneros.
Aunque parece previsible que Ozzy dedique este concierto a repasar sus grandes éxitos en solitario o con Black Sabbath, llegará con un nuevo álbum de estudio bajo el brazo, el primero que publica bajo su nombre desde ‘Scream’ (2010). Se titulará ‘Ordinary Man’, se publicará a principios del año que viene y, curiosamente, fue propiciado por su recientemente conocida colaboración en ‘Hollywood’s Bleeding‘ de Post Malone. Según explica, la propuesta de colaboración con la estrella del rap-pop le llegó a través de su hija Kelly –muy popular gracias al reality que protagonizó la familia años atrás–. Fue allí donde conoció a los productores Andrew Watt y Happy Perez, que trabajaban en el disco del canadiense, también son conocidos por haber intervenido muy activamente en los últimos discos de Ariana Grande y Charli XCX, por ejemplo.
El primero le propuso grabar un disco completo, aprovechando la convalecencia que le llevó a interrumpir su última gira. Ozzy accedió y aquello, dice, le ayudó a recuperarse en buena medida, porque le obligó a dejar de estar todo el día tumbado y quejándose. Con Watt a las guitarras, reclutaron a nada menos que Duff McKagan (Guns N Roses) y Chad Smith (Red Hot Chili Peppers) como bajista y batería y grabaron el disco en menos de cuatro semanas. Osbourne se muestra muy emocionado con sus nueve canciones y dice que es su mejor disco desde, precisamente, ‘No More Tears’. La prueba de esa mezcla es ‘Under The Graveyard’, el single que el pasado viernes se lanzó como adelanto: efectivamente, se puede percibir cierta pátina contemporánea en ella, especialmente en la primera parte del tema, la más baladesca, en el tratamiento de los coros y ambientes, sobre todo. Luego, la furia del metal se desata.