Pero la cosa se ha complicado, y Swift ha publicado un comunicado en Twitter para explicar la situación y pedir ayuda a sus fans. La cantante asegura que planeaba cantar un popurrí de sus grandes éxitos en la próxima edición de los American Music Awards, pero que Braun y Borchetta se lo están impidiendo al alegar que esta decisión implicaría que está re-grabando esos éxitos antes de lo permitido. Además, la cantante se ha visto forzada a desvelar que Netflix lleva tiempo preparando un documental sobre ella porque ambos ejecutivos están bloqueando en él el uso de esas canciones. La artista añade que Braun y Borchetta solo permitirán el uso de sus canciones en el documental de Netflix si ella no sigue adelante con su plan de regrabarlas e insinúa haber recibido amenazas por su parte a través de su equipo: «les han dicho que pare de hablar de ellos».
Swift añade: «El mensaje aquí está claro, quieren que me comporte como una niña buena y que me calle, pero esto NO ESTÁ BIEN, ninguno de estos hombres ha compuesto una sola de esas canciones ni ha contribuido a crear la relación que tengo con mis fans». La autora de ‘Bad Blood’ acusa a ambos de estar «ejerciendo un control tiránico sobre alguien que solo quiere cantar las canciones que ha escrito» y pide a sus fans que contacten en masa a Scooter Braun y a Scott Borchetta para «hacerles entrar en razón». También les pide que escriban a los artistas que estén al amparo del mánager, pues está segura que también «se preocupan por otros artistas y por su trabajo». Entre esos artistas se encuentran Ariana Grande, Justin Bieber o Demi Lovato, aunque Swift no da nombres.
Según The Verge, la petición de Swift ha provocado que se estén compartiendo públicamente los teléfonos móviles e incluso las direcciones físicas de ambos ejecutivos, pero el medio no ha podido confirmar que sean las verdaderas. El comportamiento de los fans tiene un término, «doxing», que se usa para «referirse a la práctica de investigar, recopilar y difundir [en las redes sociales] información sobre una persona que fue específicamente seleccionada con un objetivo concreto o como una vendetta».
Desde Big Machine niegan las acusaciones de Swift indicando que «lo que ha contado no existe. Desde que Taylor decidió dejar Big Machine el pasado otoño, hemos continuado atendiendo sus peticiones de licenciar su catálogo a terceras personas mientras promociona su nuevo disco, en el que no hemos participado. Estamos muy sorprendidos de leer las afirmaciones de ayer basadas en información falsa. De ninguna manera dijimos que Taylor no pudiera actuar en los AMAs o hemos impedido su especial de Netflix. De hecho, no tenemos el derecho de impedir que actúe en directo donde quiera». Desde Big Machine, aseguran que Taylor debe «millones de dólares y múltiples activos a la compañía, que tiene 120 empleados que han ayudado a lanzar su carrera». El equipo de Taylor ha respondido que es Big Machine quien le debe 7,9 millones de dólares en concepto de royalties no pagados durante varios años.