Música

‘Cinnamon Girl’ es la joya que muestra la evolución de Lana del Rey

‘Cinnamon Girl’ no era una de las canciones que destacaba mi compañero Jordi Bardají en su reseña de ‘Norman Fucking Rockwell!’, argumentando que tanto ésta como ‘California’ estaban «escritas con piloto automático». Para mí, en cambio, es uno de los grandes momentos del disco, pero entiendo por dónde iba Jordi, y en cierto modo lo comparto: ‘Cinnamon Girl’ es muy classic Lana, es una canción que suena a ella por todos lados… la cosa es que yo eso aquí lo veo como un acierto. Y no porque sea una cuota de fanservice, sino porque creo que en esta canción es intencionado: asistimos a un recorrido por todas las etapas de Lana del Rey.

Para el público general, la autora de ‘Black Beauty’ sigue con el sambenito de sus temas iniciales, especialmente en ese momentazo en su carrera que fue el videoclip de ‘Ride’ y aquel monólogo en el que cabía la generación beat, los daddy issues, la libertad de la carretera y las relaciones tóxicas, y que remataba con «I’m fucking crazy, but I’m free». Por tanto, podría pensarse que, de hacer una retrospectiva sobre sus canciones, sería prácticamente un «las historias de Lana con sus hombres». Y sí, es verdad que muchas de las canciones de la estadounidense van sobre relaciones, pero realmente esto ha sido siempre un vehículo. Porque, a lo largo de su discografía, hemos ido descubriendo cómo las relaciones que la cantante nos describía realmente nos estaban contando más cosas de ella que de los tíos en cuestión. Es la personalidad de Lana de lo que ella nos ha ido hablando a lo largo de sus discos, junto a la evolución que ésta ha tenido, tanto sus caídas en el pozo como sus intentos por alejarse de ese lado depresivo, de ese «black narcissist». Y eso es ‘Cinnamon Girl’.

En ‘Radio’ ya decía Lana que ella era «sweet like cinnamon», y ya sabemos que la «dulzura» de la canela es algo ambivalente. Así que, además de por hacerle un guiño a la canción homónima de Neil Young (al que ya referenció en ‘Get Free’ con eso de «out of the black / into the blue»), es lógico que una canción en la que quiere hacer una retrospectiva de sí misma, se denomine «chica canela». Tras el corte está la producción de Jack Antonoff, mano derecha de Lana en este disco, pero realmente los sonidos son un conjunto de todo lo que le hemos visto a la estadounidense, un homenaje a cada etapa: desde los beats más pegadizos de ‘Born to Die’ (al que hace otro guiño al final: fijaos que se puede cantar eso de «die / on me» sobre la base instrumental) al punto entre cuerdas y psicodelia que empezó a vislumbrarse en ‘Honeymoon’ con temas como ‘Terrence Loves You’ y que ha tenido su cumbre en ‘NFR!’ (‘Venice Bitch

‘), y con una letra en la que se mezclan su disco más oscuro, ‘Ultraviolence’, y el más luminoso, ‘Lust for Life’, compartiendo también la presencia en ese álbum del piano (el inicio recuerda al de ‘Beautiful People Beautiful Problems’, de hecho).

Y es que, por muy naif que pueda sonar ese «aceptamos el amor que creemos merecer» de ‘Las ventajas de ser un marginado‘, no deja de ser algo cierto. Si te has empeñado en ayudar a una colección de sadbois que desprendían ese aura de «soy tóxico, nadie puede salvarme, estoy roto, etc» pero al final al que han roto es a ti, si tus relaciones no han sido igualitarias y no te has sentido respetado sino humillado, si te has acostumbrado a que tus parejas te traten mal… cuando llega una persona que no lo hace, pues te cuesta creértelo. Te cuesta creer que de verdad te vayan a tratar bien, y te cuesta creer que de hecho MEREZCAS que te traten bien. Por eso Lana nos introduce flashbacks de ese tipo de relaciones pasadas en las estrofas, a la vez que en su estribillo nos cuenta cómo ha encontrado, por fin, una relación sana, y cómo le cuesta muchísimo creérselo y confiar: «but if you hold me without hurting me / you’ll be the first who ever did». Pero, en esta época post-‘Lust for life’, ella decide atreverse, decide creérselo (o intentarlo) y confiar: «hold me, love me, touch me, honey / be the first who ever did».

Y mientras nos habla en su letra de ese cambio en su forma de afrontar las relaciones, y en su propia personalidad (en la que luego ahondará en ‘hope is…’), también nos regala un recorrido por su discografía. ‘Cinnammon Girl’ no es tan simple como parece. Y, de hecho, ya es una fan-favourite: con más de 20 millones de escuchas, es la única de los no-singles de ‘NFR!’ que está en su top 5 de Spotify.

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Publicado por
Pablo Tocino