Georgia ha publicado uno de los primeros discos que escuchar en este 2020, el recomendado ‘Seeking Thrills‘, nuestro «Disco de la Semana». Se trata de un álbum que se refugia en la pista de baile porque el «dance es la música hecha por y para el pueblo». La artista acudía a Madrid el pasado mes de noviembre como parte de una ronda promocional para hablar de este álbum, del Brexit o de sintetizadores en los años 80. La artista es menuda pero determinada: no en vano esa misma noche la veremos cantar junto a su homólogo Alexis Taylor en el concierto de Hot Chip. Georgia, que ofrece una conversación muy interesante, es uno de los mayores reclamos internacionales del murciano Warm Up, junto a Kraftwerk, Hot Chip, Modeselektor, Johnny Marr o Dorian Electra.
¿Qué te ha llevado a hacer un disco tan distinto al primero?
Después del primer disco, sabía exactamente lo que tenía que hacer en un segundo disco. En cuanto salió el primero, hice la gira, pero en lo que estaba pensando era en volver al estudio para encontrar una dirección artística, un objetivo. Mi mayor preocupación sobre el primer álbum es que el disco no era accesible. Tuvo buenas críticas, pero era duro de escuchar para la gente, había demasiadas ideas en el conjunto total. En este quería dar un paso atrás y concentrarme en una sola idea, y que mi voz fuera el principal personaje. En el primero la voz está enterrada entre un montón de cosas, y en este está en el centro del escenario. La simple idea de tener un objetivo ya lo hace diferente al primer disco. También he hecho un viaje en lo personal: dejé de beber, me hice vegana, dejé de tomar gluten… He mantenido una rutina, hago ejercicio, voy al estudio, estoy 7 horas, luego me voy a casa… Ahora es como un trabajo de verdad. Creo que como consecuencia de esa rutina, las canciones son muy disciplinadas, están más concentradas, son más directas.
Tengo muchas preguntas de repente… ¿Entonces te ha influido lo que la gente pensaba de tu debut a la hora de elaborar este disco? Y por eso es más pop…
Totalmente, sí, me he obsesionado mucho con el pop de los 80, Depeche Mode, Kate Bush… Sobre todo artistas de Reino Unido. También he explorado las raíces de música como el house de Chicago y el techno de Detroit, y en cómo ha influido en gente como Madonna. Me he concentrado en la música pop, pero sobre todo en los 80, en la era analógica, en las producciones…
Y dirías que todo eso no estaba en el primer álbum.
No. Entonces no sabía muy bien dónde ir, era una combinación de diversas cosas.
Percibo la influencia del pop de los 80, pero el disco es más pop o electro que house o techno, ¿no?
Quizá debería decir más bien que me he concentrado en los inicios del techno, cuando era electro, cosas como Cybotron o Juan Atkins. Es muy 80’s y menos como techno oscuro. Por ejemplo el vocoder en el estribillo de ‘About Work the Dancefloor’ viene de la música techno, de sus códigos en las voces. En cuanto al house de Chicago me refiero a como empezó en los 80’s: Frankie Knuckles, Larry Heard… Hablamos de canciones. No como el house o el French house: he ido a los orígenes. Eso inspiró todo lo que hay en el disco y he usado ese tipo de tecnología de la época, los 909’s, los 808’s, los 101’s, sintetizadores de los 80… Todo lo que oyes en este disco es analógico, hemos usado una mesa donde The Cure mezclaron ‘Disintegration’, y cosas así. Por eso suena tan ochentero.
¿Ha sido un largo camino de comprar en internet o documentándote?
De comprar en internet, y de trabajar con un mezclador, Mark Ralph, que me ha ayudado a dar forma a los sonidos con todo el equipamiento. Alquilamos 909’s… me compré cosas de los 80, el SH909, me han prestado cosas…
«Todo lo que oyes en este disco es analógico, hemos usado una mesa donde The Cure mezclaron ‘Disintegration’, y cosas así. Por eso suena tan ochentero»
¿Te has documentado mucho o te ha venido de manera natural?
Ha sido de manera muy natural, no sé si sabes que mi padre estuvo en un grupo de dance, por lo que las cajas de ritmo me resultan muy familiares. Mi habitación de pequeña literalmente era el estudio de Leftfield. He crecido entre cajas de ritmos y sintetizadores. Así que todo viene de manera natural. Son los sonidos que me emocionan, me resultan familiares.
¿Te gustaban Leftfield de adolescente?
Mi madre, que está aquí, de hecho, la he traído conmigo, me llevaba a conciertos de Leftfield, a raves, veía a miles de personas, y pensaba: «¿qué está pasando aquí?». Me fascinaba. Es increíble. Estoy muy orgullosa de mi historia musical, de que mi padre hiciera música tan increíble. La música dance es una de la músicas más importantes porque es la música de la gente y para la gente. Me siento muy orgullosa.
«Mi habitación de pequeña literalmente era el estudio de Leftfield»
¿Por qué lo dices con tanto énfasis?
Porque creo que mucha gente antes era elitista, tenías que vestir de una forma. Si pareces un punk eres un punk, en el mundo del arte en Reino Unido si te gustaban Roxy Music, tenías que vestir de cierta forma. Y cuando llegó la música house… no tenías que ser de ninguna manera. Todo el mundo está a gusto. El énfasis es la pista de baile, y ese mensaje se extendió en Reino Unido entre la gente trabajadora, cuando se estaban destruyendo pueblos. En los 80 estaba Margaret Thatcher, la gente perdía sus trabajos. Chicago y Detroit empezaron una revolución en la mente de la gente, y se convirtió en la música de la clase trabajadora, salvando la vida de la gente. Cuando la gente iba a las raves, no habían experimentado cosas así. Cuando estás en un colectivo así con gente tan diferente y conoces por ejemplo a un científico, se te ocurre que igual te podías ir a Manchester para ser abogado. Cambió la vida de mucha gente, que empezó a pensar que podía ser alguien.
No eres ese tipo de hija que reniega de la vida de sus padres…
A veces (risas)
Ni que lo que hace de alguna manera es una reacción…
No, no…
«Dejé de beber, me hice vegana, dejé de tomar gluten, hago ejercicio, voy al estudio, estoy 7 horas… Como consecuencia de esa rutina, las canciones son más disciplinadas»
Has dicho que te has hecho vegana, que no comes gluten, y que no bebes. ¿Qué ha pasado?
¿Lo relacionas con la industria musical?
Sí, creo que sí. Empecé como batería de sesión, y tenía como una necesidad. En toda la música siempre hay una idea de exceso. Si vas a hacer algo, que sea a tope. Sí. En definitiva, sí.
«No sé si es así en Madrid, pero en Londres sentimos que el resto de la gente del país está enfadada y sufriendo. La gente no aprecia una cosa sobre Londres, y es que piensan que vivimos en un burbuja. Y es verdad (…) pero sí sentimos el dolor del país»
En las letras del disco, hay cosas, pero a veces no son demasiado concretas sobre relaciones o sobre la vida. Tengo la sensación de que la segunda parte es más política, por ‘Ultimate Sailor’, ‘Feel It’, ‘Ray Guns’…
Quizá sí. No soy una artista política, pero obviamente me interesa, me preocupa, sobre todo con todo lo que ha pasado en mi país. Ha habido una sensación de inseguridad durante dos años, tres… este disco se hizo a través del Brexit (risas). No ha sido consciente pero quizá sí inconsciente. No sé si es así en Madrid, pero en Londres sentimos que el resto de la gente del país está enfadada y sufriendo. La gente no aprecia una cosa sobre Londres, y es que piensan que vivimos en un burbuja. Y es verdad: vivimos en esa ciudad capitalista que se mueve ridículamente rápido, no sabes ni dónde estás o cuándo te vas. Pero sí sentimos el dolor del país y en todo el Brexit, y durante todo el camino que se ha seguido, Londres ha pasado y está pasando por muchos problemas. Como londinense, como persona de la comunidad, sientes ciertas cosas, y eso está en las letras de alguna manera. No de manera consciente.
Pero no hay un tema principal…
No es un disco conceptual. Es una colección de canciones que quieren empoderar al oyente para que haga ciertas cosas, para que salga y busque pequeños placeres, pequeñas «emociones».
‘About Work the Dancefloor’ me inspira irme a una discoteca a bailar.
¡Eso es, exactamente!
He leído que has estado de clubs por Berlín, pero no sé si ha sido en Berghain exactamente.
’24 Hours’ está hecha después de pasar 24 horas en Berghain (risas). Y ‘About Work the Dancefloor’ es una combinación de cosas, de varios clubs y de lo que te decía de volver a mis raíces, al house de Chicago y el techno de Detroit. He tenido momentos de estos de escapismo, de ser transportada, es algo muy importante. Sé que es un cliché, que no soy la primera en darse cuenta, pero estar sobria en estas fiestas supone darte cuenta de lo importante que es todo esto para la gente. Escapar es un fenómeno tan increíble… quiero entender mejor cómo funciona. Por eso la pista de baile es el tema principal de este disco; si hay un tema principal, es ese.
«¿Es Billie Eilish pop, una rapera, una emo…? No puedes definirla: así son los artistas que me gustan»
De nuevo, no visitaste otros sitios de pop en Berlín. Hablamos de Berghain.
Creo que vivimos en una era en la que la música pop está mezclando géneros, tomando cosas de diferentes tipos de lugares. Por eso salen artistas como Billie Eilish, que no puedes definir, ¿es pop, es una rapera, es una emo…? No puedes definirla, sabes que es una artista de música pop porque es mainstream. Así son los artistas que me gustan. El hecho de que no puedas decir «esto es techno», «esto es lo otro», es lo que lo convierte en un pop diferente.
En ‘Started Out’ hablas de «wicked young fools». ¿Estás siendo ironica?
(risas) Quería decir que en la vida somos tontos, a veces somos malvados, y a veces somos lo suficientemente valientes para ser de una manera y otra. De nuevo es para empoderar al oyente. Quizá tenga sentido que todos seamos atrevidos y valientes.
Billie Eilish y Lorde creo que tienen el discurso de «somos jóvenes pero no tontas». Creía que ibas por ahí.
Bueno, quizá. Somos tontos muchas veces, pero eso es lo que nos hace personas vulnerables y frágiles. Quizá significa ser joven, sí.
Bueno, aún somos tontos cuando tenemos 30 o 40 años…
Exactamente (risas).
Háblame de las baladas del disco, de ‘Ultimate Sailor’ o ‘Till I Own It’.
Esa es una de mis favoritas. Son de mis favoritas. Cuando oyes ‘Hounds of Love’ de Kate Bush hay momentos de espacio y respiración. Era muy importante para mí dejar un espacio para que mi voz tomara protagonismo. Me gusta por ejemplo Luther Vandross (sonríe). No estaba tan interesada en sus grandes baladas como en algunas cosas más underground que hizo, realmente muy bonitas. Hay belleza en la oscuridad. Quería hacer un disco que tuviera giros y sorpresas, y esas canciones dan un giro, quería que hubiera cosas más tranquilas.
¿Cómo es que hiciste el vídeo de ‘About Work the Dancefloor’ en Madrid?
Porque el director era español (NYSU).
Lo sé, ¿pero por qué has trabajado con él? ¿Era la primera vez que venías?
No. Vine mucho con mis padres a Alicante, a Jávea, he venido a Madrid seis o siete veces. El director vivía aquí, estaba familiarizado con el estudio, y en este caso lo más fácil es que yo viniera a rodarlo, en lugar de trasladar a todo el equipo.
Anoche actuaba Kate Tempest, hoy actúan Hot Chip en Madrid. No tengo muy claro qué haces por aquí.
Subiré al escenario con Hot Chip. No pude ver anoche a Kate Tempest porque el vuelo se retrasó, así que me lo perdí. Es una pena porque toqué la batería con ella, pero es una de las cosas de estar de gira, que siempre te pierdes cosas así. La conozco desde niña porque es una amiga de mi familia, es una inspiración y está petando ahora mismo.
Me ha sorprendido que no la nominaran al Mercury…
Bueno, pero ya lo logró dos veces seguidas, así que un año fuera está OK. Ya volverá con el siguiente (risas).