‘Tengo que calmarme’ comienza más bien por las pistas en que Pol Granch ha trabajado junto a Paco Salazar, quien ha colaborado en los últimos años con Luz, Dani Martín, La Oreja de Van Gogh y varios artistas salidos de Operación Triunfo. La propia ‘Tengo que calmarme’, ‘Humanos’ y ‘Arráncame la piel’ son canciones mimadas a medio camino entre el rasgueo de guitarras que realizaría un Shawn Mendes o un Guitarricadelafuente, la música comúnmente conocida como trap y el pop popularizado por un Justin Bieber: la última de estas tres mencionadas incluye el tic-tac de un reloj. Estamos ante producciones correctas, amables, actuales, disfrutables… como no siempre ha sido el caso de triunfitos y derivados. Y lo mejor es que la secuencia va mejorando a medida que avanza.
Después de una ‘Millonario’ que, mediante el uso de las guitarras eléctricas, busca la épica de unos Coldplay o de unos Imagine Dragons, el álbum pega un pequeño giro con la aparición de su canción más colorida y pop. Se llama ‘Pizza fría’, lo cual es bastante gracioso, pues no es desde luego un título manido en la historia de la música, y su producción a cargo de ODDLIQUOR y Luichi Boy la convierte en una pizpireta canción de electropop, con ciertos guiños al house, a lo tropical y a la música disco. A partir de ese momento, Luichi Boy, o lo que es lo mismo, Luis Sansó de Solo Astra y Cupido, toma un mayor protagonismo, firmando temas tan apañados como ‘Rojo puro infierno’ junto a Carlos René, ‘Martes 13’ o ‘Chocolatito’, una canción que no sabes si emparentar con Ariel Pink o Empire of the Sun, hasta que su melodía vira hacia el corte sesentero, oliendo a clasicazo. En la línea, hallamos también el trabajo de Iñaki de las Cuevas en la R&B ‘El más caro’ y el de Lowlight
en ‘Te quiodio’, con un crédito de Don Patricio.Todos estos nombres, más o menos vinculados al underground, explican por qué ‘Tengo que calmarme’ es un álbum que suena tan contemporáneo y tan poco apegado al pop-rock en español tradicional. Sin embargo, no hay que hacer de menos los propios créditos de Pol Granch, que aparece como autor de algunos temas incluso en solitario, y en todo caso, ha preferido tratar mano a mano con unos pocos nombres por canción (normalmente 1 o 2) en lugar de someterse a los dictados de los campamentos de composición o de las típicas 7 co-autorías suecas. Su estilo es post-adolescente desde que el disco comienza planteando cuestiones como «¿no tengo derecho a enamorarme o qué?» y relatos como «Fue la primera mirada / que me dejó las piernas congeladas»; pero en ocasiones da en la diana con imágenes como «Tú un chocolatito espeso / Yo solo un Cola-Cao para dormir».
Así, aunque para cuando llega la repetición reiterada de la rima «si me hago daño / subo peldaños» de ‘Martes 13’, puede que estés un poco colapsado de conclusiones como «No entiendo nada de los humanos / Conducta de enamorados y luego nos matamos»; y aunque ‘Héroïne’ solo sirve para poner de relieve su doble nacionalidad francesa (su verdadero nombre es Pablo Grandjean); hay que estar de muy malas pulgas para no gozar de ‘Tengo que calmarme’ como lo que es: un bueno disco de pop carpetero. «Pararará: voy a tararear lo que quisiera expresarte», dice ‘M conformo’ (sic), resumiendo la esencia de quién es, a día de hoy, Pol Granch.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Pizza fría’, ‘Chocolatito’, ‘Te quiodio’
Te gustará si te gusta: Natalia Lacunza, Sen Senra, Cupido, Shawn Mendes
Youtube: vídeo de ‘Pizza fría’