Todo sucedió en un evento –llamado, para más inri, Safe and Sound (en español «Sano y salvo», LOL)– celebrado en los célebres Hamptons, un área costera reservada para grandes fortunas como lugar de vacaciones. En sintonía con eso, se trataba de un evento benéfico al que el acceso se costeaba entre los 1.250 y los 25.000 dólares, y cuyos beneficios estaban destinados a ONGs contra el hambre infantil y entidades médicas para niños en peligro de exclusión. Todo bien. La idea era ofrecer unos shows de DJs en un autocine –al estilo de los recintos en los que, por ejemplo, han actuado Belako
en España–. Pero, claro, con una distancia entre vehículos de 6 metros y obligando a tomar a los asistentes todas las medidas sanitarias preceptivas contra el coronavirus –mascarillas, geles hidroalcohólicos a todo dar, etcétera–, habida cuenta de que en ese estado norteamericano están lejos de controlar la enfermedad.Según reportan diversas crónicas, todo discurrió según esa prerrogativa hasta que The Chainsmokers salieron a hacer su show (que, para colmo, estaba patrocinado por su propia marca de tequila). Fue entonces cuando, según se puede ver en diversos vídeos y sin quedar claro en qué medida influyó la pareja, muchos de los alrededor de 3.000 asistentes decidieron abandonar la seguridad de sus vehículos y reunirse ante el escenario. Como puede verse, sin el menor atisbo de distancia de seguridad entre ellos y, lo que es peor, muchos de ellos sin mascarillas a la vista, como muestran diversos vídeos, uno de ellos del propio manager del grupo Adam Alpert, que lo mostraba orgulloso, como una hazaña. Dada la gravedad del suceso, el Departamento de Salud investiga ahora quién y en qué condiciones autorizó este evento, cuestionando a las autoridades de la ciudad de Southampton las medidas de seguridad. Y entendemos que también se dirimirá en ella la posible responsabilidad que pueda tener el célebre dúo de EDM. Ellos, por su parte, ya han anunciado shows similares en otras ciudades, como Miami, Los Ángeles, Atlanta, Nashville y Chicago. Todo esto, por supuesto, ha desatado reacciones furibundas hacia ellos, incluido el mismísimo gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo.