Música

Fleet Foxes / Shore

Fleet Foxes han vuelto con la llegada del otoño, pero su nuevo disco ‘Shore’ no es exactamente un cambio de estación en lo que a la carrera de la banda se refiere. El propósito de su líder Robin Pecknold con este nuevo trabajo ha sido exactamente crear el contrapunto «luminoso y reconfortante» a su último álbum publicado hace tres años. Donde ‘Crack-Up‘ era oscuro, denso y melancólico, ‘Shore’ está tan lleno de esperanza como sugiere su preciosa cubierta, que parece retratar el viaje hacia un lugar mejor.

Lo último que necesitaba el mundo este año era que Fleet Foxes se reinventaran a lo Sufjan Stevens, y ‘Shore’ es un disco familiar, pero no por ello menos valioso. Se echa de menos la inspiración divina de antaño, aquella capaz de hacer nacer maravillas que podían cambiarte la vida como ‘White Winter Hymnal‘ o ‘Mykonos’ y que, desgraciadamente, ya no parece estar al alcance de Robin Pecknold por mucho que ‘Shore’ contenga sus propias joyas. De hecho, el tramo medio-final de ‘Shore’ puede hacerse bastante cuesta arriba al desplegar una serie de canciones redundantes que resulta harto difícil de distinguir unas de otras, como la barroca ‘Thymia’, una ‘Going-to-the-sun Road’ cuya única gracia es haber contado con la participación del cantante portugués Tim Bernardes, o ‘Cradling Mother, Cradling Woman’, que a pesar de utilizar un sample autorizado de las sesiones de grabación de ‘Pet Sounds’ de los Beach Boys, en concreto de la grabación de ‘Don’t Talk (Put Your Hands on My Shoulder)’, no cambiará a nadie la vida como ese mismo sample se la cambió a Robin cuando lo escuchó por primera vez, animándole definitivamente a dedicarse a la música.

El gran mérito de ‘Shore’ es su accesibilidad: las canciones son bonitas, emotivas, correctas, a veces brillantes; los arreglos orquestales nunca abruman, y la duración de las canciones es de 3 y 4 minutos de media a pesar de aproximarse el álbum a la hora de duración. ¿Cuántos largos viajes en coche se harán con este disco de fondo a partir del pasado martes? Curiosamente, la primera voz que se escucha en el álbum no es la de Robin, sino la de la cantante neoyorquina Uwade Akhere, protagonista de esa absoluta preciosidad que es ‘Wading in Waist-High Waters’ con la que el álbum se abre. Esta pastoral composición que recuerda a los Dirty Projectors más intimistas sienta las bases de un trabajo en el que Robin profundizará en su sonido de folk-pop orquestado con mayor o menor inspiración, a veces recordando a cosas como Beach House (la melodía de ‘Featherweight’ parece inspirada en la de ‘L’inconnue‘) o a Jessica Pratt (los rasgueos perezosos de ‘I’m Not My Season’), pero siempre sonando a Fleet Foxes en la prominencia de armonías bucólicas y guitarras acústicas. De hecho, una de las pistas destacadas, ‘Can I Believe You’, directamente utiliza un puñado de armonías vocales que «400 fans» de Fleet Foxes enviaron a Robin a través de Instagram.

En ‘Shore’, Robin plasma su recién hallada serenidad después de un periodo de turbulencias emocionales de las que él mismo ha hablado públicamente; una serenidad que le ha hecho ver el mundo con enorme gratitud. El artista, agradecido como pocos, rinde homenaje a los artistas que más le han inspirado en uno de los singles claros del disco, ‘Sunblind’, que incluye menciones explícitas a figuras de la música que llevan décadas en el más allá como Elliott Smith, Marvin Gaye, Judee Sill, Curtis Mayfield o Arthur Russell, y también a otros que han dejado recientemente este mundo, como John Prine, David Berman o Richard Swift. Por su parte, la trotona ‘Jara’ se llama así, lo has adivinado, por Víctor Jara, pero en esta canción, a quien homenajea Robin no es al cantante y activista chileno, sino a sus amigos activistas, que tanto le inspiran en seguir luchando por lo que cree. Más adelante, ‘Featherweight’ es una de esas composiciones inspiradas por la pandemia, en la que Robin expresa su gratitud por poder dedicarse a lo que le gusta. Y entre recuerdos a las actitudes pedantes de su juventud (‘Young Man’s Game’) y una pequeña oda a la necesidad de Robin de aislarse del mundo (‘For a Week or Two’), el álbum llega a su final con la canción titular, en la que el artista da las gracias a su «familia, amigos y héroes» por «todo lo que le han dado como persona».

El nuevo álbum de Fleet Foxes suena tan confiado y contento que parece mentira Robin estuviera a punto de abandonar su composición el pasado mes de abril, en plena pandemia, debido a su insatisfacción con el proyecto. Precisamente de la necesidad de mantener la esperanza habla otro de los temas destacados del largo, ‘Maestranza’, que inspirado en el trabajo de Bill Withers, es a su vez uno de sus cortes más pop, pero el álbum ya desprende esa misma sensación desde el segundo cero sin necesidad de hablar de ella. Habría sido una pena perderse este feliz disco que tanto se esfuerza por hacernos ver un poco de luz entre tanta oscuridad.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Wading in Waist-High Waters’, ‘Sunblind’, ‘Can I Believe You’, ‘Maestranza’
Te gustará si te gusta: Grizzly Bear, Iron & Wine, Dirty Projectors, Jessica Pratt, Simon & Garfunkel
Youtube: ‘Shore’, la película

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: fleet foxes