Annie dice que su nuevo disco representa la «banda sonora de una película que aún no existe». La descripción es apta pues ‘Dark Hearts’ es un trabajo personal hasta lo autobiográfico, pero sobre todo porque las referencias estéticas del álbum apuntan muy abiertamente al cine y a la televisión de los años 80 y 90 y también de la última década: ‘Twin Peaks‘, ‘Drive‘, ‘Blade Runner‘ y ‘Crash’ vienen a la mente en un primer acercamiento a música y letras, mientras la peli de culto de 1988 ‘Miracle Mile’ (en España ’70 minutos para huir’) directamente titula una de las pistas y es sampleada en otra (la voz de Anthony Edwards irrumpe cual espectro digital en ‘The Bomb’).
‘Dark Hearts’, el primer disco largo de Annie en 11 años, tiempo durante el cual la cantante noruega sí ha publicado singles y epés sueltos, y además ha sido madre de dos pequeñajos, ha sido producido por Stefan Storm de The Sound of Arrows después de que Annie y él se conocieran en un pub en el año 2015. El concepto del disco le surge a Annie cuando ha de regresar a Bergen, su ciudad natal, para cuidar de su madre, que en 2017 es diagnosticada de Alzheimer, pues pisar ese lugar despierta en la cantante multitud de recuerdos de su juventud que entonces decide plasmar en un álbum entero. El punto de partida musical escogido por Annie para contar su «película» es el synth-pop más nocturno de los años 80 y 90, especialmente las bandas sonoras de ‘Twin Peaks’ y ‘Blade Runner’ (Julee Cruise y Vangelis son referencias explícitas), pero también el pop-rock de Bruce Springsteen o las fantasías oníricas de Enya. ‘Dark Hearts’ es uno de esos álbumes de pop que cobran vida a medianoche, igual que los sueños o recuerdos en los que se inspiran sus canciones.
¿Ofrece ‘Dark Hearts’ nuevos hitazos pop a la altura de ‘Songs Remind Me of You‘ o todo ‘Anniemal’? No exactamente… porque tampoco es su objetivo. Lo más cerca que queda el nuevo álbum de Annie de aproximarse al electro-pop de antaño es el tema titular, en el que Annie recuerda el modo en que la muerte de su padre a los 2 años de nacer ella ha influido su vida («no puedes escapar quien eres») pero la mayor parte de ‘Dark Hearts’ se compone de medios tiempos entre lo intrigante y lo romántico. Las letras no pueden estar más llenas de estereotipos (uno de los mejores temas se llama ‘Forever ’92’, el disco incluye referencias constantes a los recuerdos, a lo «jóvenes que éramos», a lo maravillosa que era la vida antes) pero la cantante no deja de mirar al futuro en ‘Stay Tomorrow’, una canción de ecos al ‘Nightclubbing’ de Grace Jones en la que expresa que «el mañana será mucho mejor que el ayer».
No obstante, ‘Dark Hearts’ es un trabajo dedicado al ayer sin mayor misterio que el de expresar la nostalgia por esos tiempos pasados que nunca volverán. Ya en la primera pista, la balada de synth-pop atmosférica ‘In Heaven’, Annie dice haber grabado música en una «cinta de casete» para escuchar en el coche «su canción» con la persona amada, y en la segunda, la preciosa ‘The Streets Where I Belong‘, la cantante regresa a Bergen para sumergirse en los recuerdos de su relación con Erot, un DJ que falleció trágicamente a los 23 años y con el que compartió muchos años y vivencias. La canción está abiertamente inspirada en Bruce Springsteen de la misma manera que ‘Corridors of Time’ lo está en Julee Cruise, pues ‘Dark Hearts’ no esconde sus influencias en absoluto, sino que las reproduce sin mayor misterio ni pretensión que el de la admiración por estos sonidos. En la mágica ‘Corridors of Time’, dos amantes bailan juntos por toda la eternidad, y el acompañante de Annie, que ha desaparecido para no volver, solo puede ser el joven músico.
A pesar del abuso de clichés y de lo obvio de las referencias, las canciones de ‘Dark Hearts’ están hechas para quedarse con nosotros mucho tiempo. ‘The Streets Where I Belong’ merece ser el mayor éxito de esta nueva etapa en la carrera de Annie, pero ‘Miracle Mile’ es otra balada conmovedora en la que la noruega deja que las «estrellas guíen el camino», mientras ‘American Cars’ alterna el espíritu macabro de J.G. Ballard y David Cronenberg («before we crash, kiss me under the stars» es, sin duda, la mejor frase el disco) con un texto recitado espeluznante, y el trance noctámbulo de ‘The Bomb’ se libera de cualquier estructura convencional para llevarnos a la distopía nocturna y lluviosa de ‘Blade Runner’, dando lugar a la producción más cinematográfica e inmersiva de un disco inspirado en el cine. Es el punto álgido de una segunda mitad de ‘Dark Hearts’ que deja tanto citas a Shakespeare algo desperdiciadas (‘Mermaid Dreams’) como medianías apocalípticas (‘The Countdown to the End of the World’), pero que se quita de cerrar con más oscuridad, prefiriendo darnos un final luminoso en ritmo de vals y acompañado por el «cante de los pájaros».
Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘The Streets Where I Belong’, ‘Forever ’92’, ‘American Cars’, ‘The Bomb’
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Youtube: vídeo de ‘The Streets Where I Belong’