Música

No es Zahara quien incomoda en la angustiosa ‘Merichane’

Una nueva generación de fans descubría la música de Zahara gracias a la interpretación en OT de ‘Con las ganas’. La cantante, que había pasado página de aquella canción hace rato, consentía reencontrarse con ella, aunque quien la seguía de cerca sabía que en ese lapso se había ido transformando en otro tipo de artista. Tras el punto de inflexión de ‘Santa‘, ‘Hoy la bestia cena en casa‘ se transformó en un himno capaz de llevar parte de su contenido a pancartas de las manifestaciones del 8-M. Era feminista, una composición de supervivencia, pero además una producción electrónica y una canción muy divertida. Foto: Sharon López.

‘Merichane’ sigue una línea parecida de tan peculiar grabación. Ha desaparecido el humor, porque lo que denuncia es grave, pero lo primero que percibimos en ella es una producción inspirada en la electrónica ochentera. Prácticamente todo lo que oímos son los sintetizadores y las programaciones de Martí Perarnau IV como muestran los créditos de Tidal, pero lo que vamos hallando en el fondo, estupefactos, es un cúmulo de confesiones de la pluma de la artista, que pueden resultar incómodas de oír al espectador… cuando a quienes deberían avergonzar, quienes deberían sentirse incómodos, son quienes las provocaron.

Zahara trata de exorcizar viejos fantasmas en la que trata de ser una canción de huida. Una huida de la persona que fue cuando abusaron de ella, de la persona que fue cuando la explotaron, de la persona que fue cuando la acorralaron, de la persona que sufrió trastornos alimenticios. El tiempo dirá si esta canción enmarcable en el movimiento #MeToo que ya han sentido como suya cientos de mujeres que hicieron de este vídeo un «trending topic» este jueves y un viral en Youtube durante este fin de semana, sirve en lo personal a su autora. En el plano artístico, ‘Merichane’ es otro logro ideado por una artista que ya ha mostrado en el pasado tanta facilidad para expresar pasión y desgarro, como cabeza fría como conceptualista.

Tomando como nombre el apodo de «la puta del pueblo», ‘Merichane’ alterna una producción oscura con una melodía y estructura un tanto asfixiantes: por cada vez que crees que va a llegar el estribillo o la canción va a terminar, a «liberarse», se añade una estrofa, una confesión más, que continúa sumergiendo al oyente en el desasosiego, paradójicamente atrapándolo. El vídeo dirigido por Guillermo Guerrero tampoco es lo que parece, tal y como sucedía en primera instancia con la producción de la canción. Lo que vemos es un cúmulo de referentes estéticos y coreográficos que nos hacen pensar en Beyoncé, Madonna y Lady Gaga. Lo que hay es una mujer tratando de escapar del abuso.

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Publicado por
Sebas E. Alonso