La portada del nuevo disco de Zara Larsson -el segundo internacional, el tercero en total- es rosa, como rosas son las fotos promocionales que le ha hecho Jordan Rossi, en las que parece buscar el glamour de una Marilyn Monroe. Cuenta la cantante que está enamorada y que se siente feliz, por muy «cheesy» que nos pueda sonar. Al final, todo eso queda plasmado en un disco que, aunque haya tenido que retrasarse entre pitos y flautas -algunos inconvenientes son anteriores a la pandemia-, podría llamarse ‘Mi vida rosa’, como el clásico de Los Romeos.
Hay a su vez un esfuerzo en los vídeos promocionales de ‘Poster Girl’ por mostrar a Zara Larsson como «performer»: el vídeo para el tema junto a Young Thug, ‘Talk About Love’, es totalmente coreografiado; y el de ‘Love Me Land’, canción finalmente escogida para abrir este álbum, suponemos que por esos arreglos orquestales sintetizados tan abrasivos, se lo guisa y se lo come ella sola. Todo esto muy relacionado con esa sensación de euforia que vive la cantante en esta etapa de su vida. «Cuando me aburro, pongo mis canciones de pop favoritas, me planto delante del espejo y actúo. Soy una «performer» antes que cualquier otra cosa», declaraba para The Guardian.
Cuenta Zara Larsson que a veces finge ser otra persona delante de ese espejo y asegura que esa idea se relaciona mucho con su objetivo de entretener a la gente. Las canciones de otros artistas que se pone para bailar son claras: parecen interesarle lo justito las bases trap, muy poco los «featuring» imperativos, y nada la moda latina. Hay un remix de ‘WOW’ con Sabrina Carpenter, pero no es la versión que se ha escogido para la secuencia del álbum, y en cuanto a la colaboración con Young Thug, dice que le ha elegido porque como rapero usa faldas y le parece un emblema para luchar contra la masculinidad tóxica.
La cantante siempre ha recibido comparaciones con Rihanna, y aún puede parecerse a ella en canciones como en la afropop ‘I Need Love’, pero ella de quien siempre ha sido fan, hasta el punto de conseguir de adolescente una audición aprovechando su fama de niña en Suecia, es con Beyoncé. Algo que notamos en pistas como la mencionada ‘Love Me Land’. Sin embargo, ‘Poster Girl’ nunca se aproxima demasiado a los sonidos americanos, pues prefiere ser una eclosión de música pop tipo Eurovisión y Popjustice, desprejuiciada como pocas, ciertamente próxima a gente como Little Mix. Zara Larsson ha aparecido en el reality de estas, ‘The Search’, pese a que siempre se arrepentirá de haber rechazado ese dardo llamado ‘Sweet Melody’
, tras haberlo incluso llegado a grabar.Sin presentar la producción ambiciosa de una Charli XCX o una Robyn, Zara Larsson nos ofrece ese producto deliberadamente color chicle en el que casi cada pista podría ser un sencillo, excepto quizá el medio tiempo de R&B con guitarrita de ‘Stick With You’, ahijado del sonido Destiny’s Child y TLC, pero sin la picardía de estas; y ‘What Happens Here’, que como pista final es más una canción de aceptación, de despedida, que busca dejar un sabor concreto al término del álbum, más que despuntar.
Son la excepción: ‘Poster Girl’ en ese sentido es un disco más dinámico y completo que su debut, por mucho que los números récord de este (el segundo debut de una artista femenina más reproducido de la historia de Spotify) sean inalcanzables. Una de cada dos pistas ha sido un single ya, a destacar además de las mencionadas ese ‘Look What You’ve Done’ que sería un hit si viniera firmado por Clean Bandit (al grupo británico remiten los violines); o el viejo ‘Ruin My Life’, que con casi 500 millones de streamings ha quedado relegado a la pista 9; junto a otras canciones que llegamos a conocer ahora.
Entre las mejores producciones inéditas de este álbum hay que hablar de la veraniega ‘Need Someone’, una ensoñación disco-funky entre ‘Vacaciones en el mar’ y la moda chillwave; y ‘FFF’ (acrónimo de «Falling for a Friend»), de ritmo juguetón, hecho para hacer asentir cabezas. Aunque lo mejor es cómo el álbum renuncia a incluir balada alguna (saludos a Camila Cabello). ‘WOW’ había empezado como una balada tremebunda, pero Marshmello decide llevar el estribillo hacia el hip hop y la virguería de ‘Anywhere’ de Rita Ora. E igualmente, ‘I’m Right Here’ pasa de ser una canción de “no me haces casito” a levantarse de la silla para transformarse en una producción de dance británico que se podría haber sacado de la manga Katy B.