Porter Robinson tocó el cielo con los dedos hace unos años al erigirse como uno de las nuevas promesas del EDM junto a nombres como Zedd, Madeon o Skrillex. Su disco ‘Worlds‘ no era el típico proyecto insulso hecho para mover a las masas con drops de «todo a 100» sino que se caracterizaba por su componente melódico y emocional y el largo, con sus más y sus menos, gustó al público. Pero ni el éxito del disco (top 18 en el Billboard) ni el hecho de encontrarse entre los DJs más solicitados del mundo año tras año sirvió a Robinson para creérselo un poco más. Pronto, el compositor y productor entró en una espiral de dudas, crisis de inspiración y depresión, a lo que no ayudó que su hermano pequeño enfermara de cáncer (del cual ya se ha recuperado). En el peor momento de su vida pensó que ya no iba a poder hacer música nunca más, que su momento había pasado.
Obviamente, esto no ha sido así y Robinson ha vuelto 7 años después de ‘Worlds’ con su segundo disco. El músico estadounidense no ha estado parado todos estos años y en 2019 era nada menos que nominado a un Grammy por su single ‘Ghost Vision’, publicado a través del alias Virtual Self, pero ‘Nurture’ pretende ser un reflejo más auténtico de los malos pensamientos e inseguridades que han plagado su mente en los últimos tiempos, lo que no significa que sea un trabajo oscuro y depresivo. En este caso, la portada de ‘Nurture’ no puede ser más descriptiva de lo que el disco ofrece: Robinson, deprimido, es incapaz de ver la belleza que hay a su alrededor. Pero logra levantarse y salir adelante.
Pero esto tampoco quiere decir que Robinson haya vuelto abrumado por la inspiración. Al menos, no lo parece. ‘Nurture’ es un buen disco de EDM-pop, un género que no está tan de moda en 2021, gracias a Dios, pero en su sonido luminoso, radiante y lleno de vitalidad y esperanza caben muy pocos matices para la oscuridad, las influencias de las que se «nutre» no ofrecen nada demasiado revolucionario a estas alturas y las producciones, por melódicas que sean, por mucho que eviten el «drop» de turno, suenan genéricas. Por supuesto, hay que encomiar a Robinson por haber sido capaz de salir del bache y componer este trabajo con el que además busca inspirar a otras personas que estén pasando por lo mismo, pero ‘Nurture’ no es el disco que le consolidará en la industria.
‘Nurture’ ha venido presentado con una serie de singles que están bien. ‘Look at the Sky‘ es un buen corte de EDM-pop en el que Robinson encuentra la tranquilidad al reconocer que, si no continúa haciendo su música, seguirá siendo feliz, y ‘Get Your Wish’ es el primer tema que logró completar después de su periodo de inactividad gracias a la inspiración que encontró en la situación de su hermano, pero también en los sonidos de ‘22, A Million‘ de Bon Iver. Este disco parece haber influido el gusto de Robinson por las voces apitufadas, que en ‘Nurture’ representan la voz de su subconsciente donde su voz no manipulada simplemente expresa los pensamientos, buenos y malos, que han pasado por su cabeza en estos años. ‘Musician’, otro de los singles, habla de su pérdida de inspiración y curiosamente es el más pop de todos, hasta el punto de que Robinson lo considera su «momento Justin Bieber», y ‘Something Comforting’ es un tema más confuso que no se decide entre la balada acústica o la zapatilla, sin terminar de encajar en ningún lado.
Las letras de ‘Nurture’ no solo hablan de inspiración, sino que también exploran el amor en sus diversas formas. Robinson dedica la balada acústica ‘Blossom’ a su novia, y en la explosiva ‘Sweet Time’ plantea su deseo de vivir «dos vidas» para poder seguir cuidándola en la siguiente. ‘Mother’ está por supuesto dedicada a su madre, y también a ese sentimiento de descubrir que «tus padres no son infalibles», signo amargo de la madurez. Ninguna de estas canciones igualan la calidad de los singles, que tampoco son para tirar cohetes, y aunque sí desprenden una autenticidad no demasiado habitual en las producciones de EDM (aunque ‘Blossom’ parece una balada de Audrey Hepburn), la complejidad de los sentimientos plasmados en las letras no termina de trasladarse a producciones igual de enigmáticas.
Hay alguna que otra sorpresa ‘Nurture’, como su indagación del sonido glitch en ‘Wind Tempos’, una composición inspirada en el trabajo del pianista japonés Masakatsu Takagi, uno de los mayores ídolos de Robinson; o en la instrumental ‘dullscythe’. Ambas son producciones hechas con mimo, pero esclavas de sus influencias. El pop vitaminado japonés es otra inspiración para Robinson en cortes como ‘Get Your Wish’, el cual de hecho samplea una colaboración inédita de él con Kero Kero Bonito. Pero el sentido aventurero de ‘Nurture’ no es su mayor problema en absoluto: el disco decepciona porque, 7 años después y con tantas cosas que decir en realidad, Robinson no parece haber evolucionado demasiado respecto a su debut, y tampoco desarrolla el sonido EDM hacia ninguna parte. Es más bien un trabajo bonito, personal, que Robinson necesitaba sacarse del pecho, pero poco más.