‘The Center Won’t Hold‘ (2019) dejó a Sleater-Kinney en una situación extraña. La banda volvía a ser un dúo tras la marcha de Janet Weiss, batería desde 1996. Weiss marchó justo después de haber grabado el álbum; álbum producido por Annie Clark, St. Vincent, y que mostraba al grupo en tesituras sonoras diferentes a las habituales: sonidos sintéticos, AOR, algún que otro tema fallido… ‘The Center Won’t Hold’ era una obra que parecía de transición. Pero… ¿hacia dónde? Pues escuchando ‘Path of Wellness’, diría que… de vuelta a lo de siempre.
Este es un disco de retorno a las Sleater-Kinney más clásicas, de sonoridad arraigadísima en el rock-punk alternativo de los noventa-dosmiles. Pero no es una maniobra desesperada por reencontrar la inspiración y la pureza, etc. «Sendero de bienestar» es un título un tanto New Age, como de manual de autoayuda, pero refleja la realidad del dúo. Estas son canciones grabadas durante la pandemia, con presteza y diríase que sin demasiada premeditación, que reflexionan sobre ella, sobre los sentimientos que les han generado, donde lo político se hace completamente personal. Pero no suenan tristes o taciturnas. Al contrario; si en ‘The Center Won’t Hold’ se las veía algo desorientadas, aquí se las siente decididas y alegres.
Corin Tucker y Carrie Brownstein se han aliado con varios músicos de su Portland natal (hay hasta tres baterías diferentes acreditados) y, por primera vez, se han autoproducido ellas solas el disco entero. El resultado es un álbum mucho más cohesionado que el anterior. No contiene un pepinazo tan directo como ‘Hurry On Home’, pero sí multitud de «tapadas»; léase esas canciones que de primeras no son llamativas, pero que un par de escuchas sirven para engrandecerlas. ¿Acaso no suena a pizpireta vuelta a casa esos «You can love me enough?» de la homónima ‘Path of Wellness’? La canción discurre entre descaradas líneas de bajo new wave, leves toques glam, coros que entonan, de manera triunfal, que «nunca podrás deshacerte de mi humana fragilidad / estoy en mi sendero de bienestar». También reluce ‘High in the Grass’, con una introducción imperial, casi spectoriana (¡esos redobles!) que nos arrastra a un clásico contraste entre un puente calmado, con Corin gustándose, haciendo gala de una voz portentosa, estirando las notas… contra el estribillo tenso a dos voces.
La frescura que desprende el disco se hace especialmente patente en ‘Worry With You‘, con su ritmillo medio reggae, medio nueva-olero, su estribillo presto a ser cantado a gritos, con unas guitarras tan de punk pop de los primeros ochenta. O en el estribillo de ‘Method’, que parece que lo han robado a J Mascis a punta de pistola, tan dulce y a la vez tan chulesco. Pero también juegan a atropellarnos con texturas más pesadas en ‘Tomorrows’ Grave’, para luego acariciarnos con excitantes riffs de kraut y baterías trotonas. Y recuperan la sátira en ‘Favorite Neighbor’, donde no sabes si le están echando una divertida puya al vecino republicano o a la policía de balcón; sátira que se convierte en contundente alegato anti-machista en ‘Complex Female Characters’, la pieza más compleja y a la vez más pop, con ecos a la manera de hacer de Shirley Manson, en que Carrie se disfraza de «aliado» que proclama que le gustan «los personajes femeninos fuertes», pero que exige a las mujeres reales de su entorno que se «calmen un poquito». Y como en el anterior disco, acaban con la pieza más lenta, ‘Bring Mercy’, una recia recuperación del sonido de Nuevo Rock Americano, de clásico estribillo, aunque mucho menos dramática que el ‘Broken’ con el que cerraban su anterior trabajo.
‘Path of Wellness’ retoma la euforia de ‘No Cities to Love‘. A Carrie y a Corin se las nota relajadas, con ganas de pasarlo bien; destilan una pasión y unas ganas que llenan todo el disco y lo convierten en un artefacto altamente estimable, que se escucha fácil y muy, muy a gusto. Emana la firme convicción de que Carrie y Corin en su fuerza y en su música; suenan como si se hubieran desprendido de algo que les pesara. ¿Injerencias externas? Especulaciones aparte, ‘Path of Wellness’ es, definitivamente, un acto de reafirmación.