La carrera de Joana Serrat siempre ha transcurrido por los senderos de la música de raíces americana, una querencia que nos ha dado obras tan notables como ‘Cross The Verge‘ y ‘Dripping Springs‘. Ahora la vigatana ha ido aún más lejos en su imaginario sónico. Joana ha grabado ‘Hardcore from the Heart’ en Denton, Texas, en los estudios Reedwood de McKenzie Smith y Joey McClellan, miembros de Midlake. Ambos también producen, junto a Ted Young, y colaboran en calidad de instrumentistas. En nómina también hallamos, entre otros, a Aaron McClellan o Jesse Chandler, nombres destacados que se han fogueado con luminarias como St Vincent, Mercury Rev o Sharon Van Etten.
El resultado es su obra probablemente más ambiciosa. ‘Hardcore from the Heart’ es un puro derroche sonoro en que Joana va un paso más allá en su pasión por las sonoridades americanas. El disco está musicado con mimo exquisito, como es habitual, repleto de guitarras y de nubes de sintetizadores vintage, cortesía de Chandler. Así, Serrat ha logrado un sonido que ahonda en su faceta más dream-pop. Las canciones son hermosas y evocadoras, los instrumentos son tratados con algo de distorsión y una pátina de ensoñación, la producción es atmosférica y llena de aire las canciones. La voz de Joana mantiene su cualidad emotiva, se expresa sin alardes, de manera morosa, pero con toda su fuerza expresiva y melancólica. Pero esta vez los pasajes instrumentales tienen casi mayor peso que su voz. Todo esto otorga al conjunto una naturaleza sonora que remite a Beach House, Angel Olsen o Mazzy Star; esa clase de pop-folk alternativo pasado por el tamiz de Badalamenti o Cocteau Twins.
Todas estas cartas se muestran a la primera. ‘Easy’, el arranque del disco, no puede resumir mejor su personalidad. La voz de Joana emerge en un ligero segundo plano, entre capas de guitarras y sintetizadores exuberantes, hasta que deja que brille su coda instrumental final. El gusto por los desarrollos largos se hace especialmente patente en ‘Pictures’, una emocionante canción que podría ser la banda sonora de una “road movie” onírica, y que evoca el tipo de sonido que ha hecho la fortuna de The War on Drugs; de hecho es una canción tan sugestiva y convincente como cualquiera de los temas de Adam Granduciel (¡o más!). Pero también hay momentos más íntimos, como la delicadeza ensimismada de ‘Summer never Ends’. O pequeños arrebatos, como ‘How To Make You Love Me’, donde sube ligeramente la velocidad, mientras una guitarra omnipresente puntea el conjunto, con el manto de instrumentos ahogando la voz en el estribillo, que va aumentando intensidad hasta lograr el crescendo final. O se sacude una parte de la melancolía en ‘Demons’, la pieza más vehemente y animada. También hay melodrama narcotizado en ‘Take Me Back Where I Belong’, el tema que más recuerda a Angel Olsen, y el que supone el mayor “tour de force” emocional del álbum, gracias a sus orquestaciones à la Badalamenti; o en la breve ‘Hotel Room’, el único momento en que Joana impone su poderío vocal y sube la intensidad, aúlla, suplica.
A Joana Serrat se le nota enamorada de la sonoridad que ha logrado en ‘Hardcore from the Heart’, se siente que suena exactamente como –supongo- ella deseaba sonar. Y quizás la única pega que se le pueda poner al disco sea fruto de ese mismo triunfo, que la acertada producción paradójicamente dota de una cierta uniformidad a las canciones. Todas tienen la misma cadencia, la misma sonoridad, la misma velocidad… Pero ‘Hardcore from the Heart’ es honesto como su título. Sale del corazón de su autora, es algo así como la realización de una fantasía, el disco de dream-pop americano y alternativo que Serrat quería (y esperábamos).