La noticia buena y la mala acerca del nuevo disco de Drake son exactamente la misma, que no ofrece nada nuevo. El canadiense corre cero riesgos en ‘Certified Lover Boy’ y, a su vez, entrega una serie de canciones que solo podría haber hecho él, a menudo en el buen sentido. Curiosamente lo peor de ‘Certified Lover Boy’ son su título, que solo sirve para recordarnos la tendencia del cantante de coquetear con famosas menores de edad; y su portada, signo de que, por lo menos, su contenido es mejor.
‘Certified Lover Boy’ vuelve a ser un disco largo, como todos los que publica Drake, en el que encontramos temas rescatables y otros que no lo son tanto. En el segundo grupo entraría una serie de pistas de trap totalmente irrelevantes como ‘Girls Want Girls’, que no ofrece mucho más que una letra semi polémica en la que Drake fetichiza (otra vez) a las lesbianas (no, su éxito en las plataformas de streaming no significa que sea una buena canción); ‘In the Bible’, que presenta menos incentivos todavía; ‘Way 2 Sexy’, que puede ser de hecho la canción menos sexy del año, o ‘No Friends In the Industry’, que reincide en un tema que Drake aborda cada vez que saca disco.
Dentro de que Drake se conforma en ‘Certified Lover Boy’ con entregar, en su mayor parte, una serie de canciones solventes que se dejan escuchar, algunas funcionan mejor que otras, exactamente lo que sucedía con ‘Scorpion‘. ‘Papi’s Home’ es una producción de trap-soul muy típica de su repertorio, pero tiene gracia más allá del cameo no acreditado de Nicki Minaj; ‘Fair Trade’ convence gracias a su lema «he estado perdiendo amigos y encontrando la paz, pero honestamente esto me parece un negocio justo»; ‘Love All’ insiste en el R&B minimalista de siempre con una aparición carismática de Jay-Z y ‘N 2 Deep’, en la que Drake se va de juerga con Future, es una digna composición dividida en dos partes.
Centrado en los temas de siempre, del sexo a las mujeres pasando por la complicada relación de Drake con la fama, su amor hacia su hijo Adonis, su gusto por «follarse a la fans» o los «beefs» de turno (aquí sale Kanye mal parado), ‘Certified Lover Boy’ continúa efectivamente la tendencia de Drake de no evolucionar en absoluto. No hace tanto que entregó una obra maestra como fue ‘In My Feelings‘, una de las mejores canciones de la pasada década para quien esto escribe y eso que su viralización me impidió totalmente verla de esta manera; pero ‘Certified Lover Boy’ no tiene intención de explorar nuevos lugares ni de elevar el sonido del canadiense de ninguna manera. Si hubiera sido presentado como una «mixtape» en lugar de un disco de estudio oficial, nadie lo habría cuestionado.
Visto de otra manera, Drake sabe cuáles son sus cualidades y decide no renunciar a ellas en otro disco que suma otros buenos momentos a su carrera. Los cinco minutos de ‘Champagne Poetry‘ hacen un uso estupendo de la melodía de ‘Michelle’ de los Beatles en la producción más experimental e interesando del largo, en la que además caben menciones a la terapia, la pandemia o la soledad; el R&B-hop a cámara lenta de ‘TSU’ es igual de cautivador que el de ‘God’s Plan’ y suena mejor ahora que el rol de R. Kelly en ella ha sido aclarado (es solo un sample); ‘Fountaines’ con Tems es otra buena aproximación de Drake al afrobeat y ‘Get Along Better’ el corte más soul de todos, una balada casi Motown.
Hay un momento en ‘Love All’ en el que Drake rapea que la «lealtad lo es todo para mí, y solo veo gente perdida a mi alrededor». No sé si Drake se siente perdido o no pero, desde luego, hace rato que dejó de ser ese artista innovador que fue capaz de entregar una obra capital del hip-hop de nuestros tiempos como ‘Take Care’. ‘Certified Lover Boy’ es el trabajo de un artista que no parece demasiado interesado en buscar nuevos caminos, en explorar su talento más allá de lo conocido, en hacer arte en definitiva. También es el trabajo de un artista que no necesita hacer nada de eso porque sabe que va a triunfar igualmente. Ojalá algún día le cambie el «chip» y escuchar un nuevo disco de Drake vuelva a ser una experiencia tan emocionante como lo fue la de escuchar aquel disco por primera vez.