Música

’30’ es un disco diferente de Adele… ¿en el camino correcto?

Este lunes La 2 repuso ‘Cantando bajo la lluvia’ continuando con su ciclo semanal de clásicos. Ver la escena en la que Gene Kelly levita después de bailar continúa hipnotizando hoy como seguramente lo hacía a principios de los años 50. ’30’, el cuarto álbum de Adele y el más esperado del último lustro en todo el mundo tras las ventas descomunales de ‘21‘ y ‘25‘, termina más o menos así de arriba.

Esa última pista, ‘Love Is a Game’, con ecos de musical de Broadway, quiere terminar gloriosa tras haber comenzado más discreta, entre reminiscencias a Frank Sinatra y ‘Can’t Take My Eyes Off You’. Después, el optimismo se va construyendo gracias a los arreglos y a unos coros girl group casi burlescos, que contribuyen a que Adele vaya imponiendo un buen sabor de boca final, un punto positivo. Largo será el camino hasta ese momento del disco, en cambio. El álbum había empezado con Adele llevando flores al “cementerio de su corazón”, literalmente, en el tema ’Strangers by Nature’.

’30’, que no se quiere reducir a ser un álbum post-divorcio, se presenta con la balada ‘Easy On Me’, el single más evidente, y uno de los pocos temas a piano que recuerdan al trabajo del gran referente de Adele, Carole King. ‘I Drink Wine’ -con su góspel y su aire a ‘A Whiter Shade of Pale’- y ‘Hold On’ -con su estructura in crescendo- son los escasos momentos similares a ‘Easy On Me’. El disco prefiere en general moverse en diferentes direcciones, tan «ecléctico» como se anunció en un primer momento, en ocasiones jugando con lo arduo (‘To Be Loved’), con una serie de producciones complejas que el tiempo puede hacer madurar.

La canción más inmediata es ‘Can I Get It’. Es, claro, la aportación de Max “estoy aquí por la pasta” Martin. Situada hacia la mitad de la secuencia, es un soplo de aire fresco gracias a sus acordes a la guitarra acústica cercanos a ‘Faith’ -Adele cantó en un homenaje a George Michael, recuerden-, añadiendo un silbidito muy amigo de playlists y anuncios televisivos. Es el único corte ligeramente country, incluso con una caballería como propia de la Kacey Musgraves más pop. En otros momentos Adele huye por el contrario de la comercialidad, incluyendo mensajes de voz sampleados y llantos, como sucede en ‘My Little Love’, dedicada a su hijo entre ritmos trip-hop, algo que cabría imaginar más bien en boca de Erykah Badu.

En ’30’ también hay espacio para la Adele sensual, que ya advirtió en las primeras entrevistas que Marvin Gaye era una referencia en esta era. En muchos sentidos este es el disco más Amy Winehouse de la cantante, y sí, aquella Adele jamaicana que se convirtió en meme está materializada en la extraña ‘Cry Your Heart Out’. Más hermoso es el paso de ‘All Night Parking’ -que sí es más que un interludio con el fallecido Erroll Garner- a la tenebrosa ‘Woman Like Me’, pasando de lo sexual a lo inquietante.

Son dos muestras de elegancia, como lo habían sido desde el principio los teclados de ‘Strangers by Nature’, o los muchos juegos de voces y coros del disco, sin que Inflo o Greg Kurstin difieran demasiado, ofreciendo muchos más matices de lo que avanzaban ‘Easy on Me’ y las canciones estrenadas en vivo. La composición nunca es tan directa como en ‘Someone Like You’ o ‘Hello’. Esta vez, los caminos son más intrincados.

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Publicado por
Sebas E. Alonso