Televisión

‘Cardo’: una generación al borde del abismo 24/7

De un tiempo a esta parte, las canciones ya no nos hablan tanto de quien no nos quiere, como de lo poco que nos queremos a nosotros mismos. De Billie Eilish a Delaporte, de Rosalía a Austra, son muchos -sobre todo muchas- las artistas que han pasado a cantarnos sobre relaciones tóxicas. El fondo a menudo es una falta de autoestima sin tratar, y de esto sabe mucho ‘Cardo’, la serie que acaba de terminar en A3Player, llamada a marcar a una generación completamente perdida, concretamente en nuestro país donde la tasa de paro juvenil es para llorar.

El gran reclamo de ‘Cardo’ parecía la producción de Los Javis, en el mejor momento de su carrera tras la gran aceptación de ‘Veneno’, incluso a nivel internacional. Hay puntos en común en cuanto a estrategia, estética, estilo e incluso alguna actriz secundaria (Juani Ruiz, Jedet), partiendo de la base de que Claudia Costafreda, una de sus dos creadoras, ya fue guionista de ‘Veneno’. Pero esto no es otra cosa que la serie de Costafreda y también Ana Rujas, que además de ser la otra creadora, ejerce de actriz principal al modo de Lena Dunham en ‘Girls’ en Estados Unidos, o en España la genial ‘Vida perfecta’ de Leticia Dolera.

‘Cardo’, compuesta de 6 ágiles episodios de unos 25 minutos de duración, termina cuando su protagonista cumple 30 años. María fue una modelo y actriz de cierto éxito a la que la industria y la sociedad ya no ofrecen futuro alguno. Adicta al consumo de alcohol y drogas como vía de escape para soportar todo aquello que no está haciendo con su vida, colabora en una floristería en un barrio pobre de Madrid, sobreviviendo muy a duras penas, arrastrándose de antro en after, y siendo una absoluta desconocida para su familia. María se humilla para tratar de volver con un ex al que probablemente ni siquiera quiere, aguanta episodios de corte micro y macromachista, y escucha constantemente cosas como «no molestes» o «deja de molestar».

Esa sensación de que sería mejor simplemente no existir lleva la serie al límite de lo insoportable especialmente en su inicio turbio e incómodo, y hacia su desenlace, cuando los referentes religiosos se utilizan para acentuar el sentido de la culpabilidad -otro de los grandes temas de la serie-, y la protagonista considera que merece peor suerte que una cabra.

Por suerte, lo que en algún momento tiene de cuasi thriller, ‘Cardo’ también lo tiene de comedia, y la tensión creada por tal desastre de vida es atemperada con ciertas dosis de humor almodovariano, como esa estampa de la corona de flores en un autobús. La música puede ser un contrapunto, y muy significativa es por ejemplo la escena de karaoke en la que suena un himno de empoderamiento como es ‘Zorra’ de Bad Gyal, destacando también la reivindicación de proyectos underground como VVV [Trippin’You], próximos en sonido a La Movida en sintonía con la estética de la serie, y también la música original de Álex de The Parrots. No me resisto a mencionar en esta sección el papel de Diego Ibáñez de Carolina Durante como algo más que secundario, haciendo de «cayetano«: revelación absoluta.

‘Cardo’, que recibe su nombre de que su protagonista, en toda su belleza, se siente un cardo por dentro, está haciendo mella en una generación, por todo lo que a esta le duele ver en televisión su peor versión elevada al cubo. ‘Cardo’ es un doloroso espejo para la generación millennial -y un poquito mayor y un poquito menor- que bebe a todas horas sin ahondar en el porqué; que ha tenido que oír sentencias tan posmodernas como «opérate la nariz, pero no te me traumatices»; que ha buscado consuelo a su soledad en un triste sexy chat que ha querido borrar de su vida en el momento de correrse; o que tiene que convivir durante años con una pantalla de móvil completamente rota porque hay un desequilibrio absoluto entre los ingresos que tiene y lo que realmente cuestan los gadgets que cree necesitar.

Muy hábil en la incorporación de pensamientos íntimos, sobreimpresos en pantalla a modo de WhatsApps (más guiños a una generación muy concreta), ‘Cardo’ es una serie exportable que vuelve a dignificar la ficción española. Tiene referentes como los citados y ‘Fleabag‘, pero plantea dudas más existenciales y deja un sabor de boca más amargo: el del miedo a lo que puede traernos el futuro. Quién nos iba a decir en los tiempos de ‘El internado’ que nos íbamos a atrever a hacer esto…

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Publicado por
Sebas E. Alonso