Fernando de la Flor pasó de Gente Joven a Ofrenda Floral con un EP titulado ‘Las flores no me odian’ en 2019, editado por Kocliko Records. Este ‘Las espinas’ sería su debut “largo” (y el debut del sello leonés Discos La Mona), a pesar de que apenas dure 25 minutos. Debería haber aparecido en octubre de 2021, pero las largas esperas en las fábricas de vinilo han retrasado su publicación hasta el pasado mes de febrero.
Fernando explicaba en una entrevista en el Diario de León que estas canciones son fruto del confinamiento y la desgracia familiar. Su padre falleció en la primera ola de la pandemia, y este disco es homenaje y duelo. Un duelo que es más alegría por haberle tenido que pena por la pérdida. Y aunque, dice, ‘Las espinas’ marque un punto y aparte en su vida, musicalmente hablando, recupera la senda de Gente Joven, de la que parecía haberse apartado levemente en ‘Las flores no me odian’. Aquí Fernando recupera su sonido más clásico, ese que entronca a Family con Vainica Doble en baja fidelidad, con todas esas características que nos enamoraron desde el principio: canciones en apariencia simples pero de enorme calado emocional, su manera de cantar susurrada, queda y emotiva, con la voz de Beatriz replicando gran parte de los versos y esa manera de escribir tan suya, que convierte cada letra en un romance. Aunque también hay deliciosos escapes de la ortodoxia floral.
El duelo se hace patente nada más empezar. La primera, en la frente: ‘Las espinas’, la canción, es un dechado de sensibilidad, simple y directo, que recoge de manera hermosa la pérdida de los seres queridos: “Qué miedito me da hacerme viejo / sin padres ni hijos”, arrancan Fernando y Beatriz, pero acaban con cierta alegría por haber podido compartir tiempo y espacio con las personas amadas. A continuación ‘El iglú
’ es una de las mejores canciones que jamás ha escrito Fernando, obsesionante y sincopada, de estribillo recogido y embrujado. ‘Guindos y Plagas’, es muy Vainica Doble o Cecilia, tan llena de rancio abolengo setentero e hispánico. Aquí es Elle Belga quién acompaña a Fernando.‘El Cuerpo extraño’ sería uno de los, precisamente, deliciosos “cuerpos extraños” del disco, bañado de techno-disco lo-fi a la New Order, y la canción que más y mejor retrata el confinamiento: “Recomendadme series / mientras agonizo en la cama”, relata irónico y tierno Fernando, en contraste con el expreso deseo final de poder salir a bailar. O ‘Doble ciego’, que tras un inicio también espacial, rompe en una alegría rumbera cantada por David Rodríguez de La Estrella de David a dúo con Beatriz. ‘Macarras’ o’ ‘Amason’ son clásicas del saber hacer de Fernando, aunque ‘Amason’ (con Daniel Flamaradas) arranque con un guiño a la canción americana.
El cierre del disco es tierno, con la casi juglaresca (a la manera de Magnetic Fields) y alegre ‘Álamo’, donde Fernando y Beatriz se despiden entonando: “sigue adelante con un caballo bajo guirnaldas, rojas y blancas de una verbena, por un camino claro y bonito lleno de estrellas». Un final dulce, que quiere alejar las penas. Y que nos deja, una vez más, la sensación de que Fernando sigue dando vueltas a su universo, ofreciendo siempre las mismas canciones… Pero qué bien y qué bonitas las hace. Y cada vez mejor.