Música

Disco de la Semana: Kae Tempest / The Line Is a Curve

Con motivo de la edición del excelente ‘The Book of Trap and Lessons’ tuve la suerte de entrevistar a Kae Tempest en Madrid. Emocionado por lo interesante que me había resultado la charla, al terminar, le pregunté si podía hacerle una foto para el Instagram de JENESAISPOP. Muy amablemente declinó. Por algo la obsesión con las redes sociales es un tema recurrente en sus letras.

Tres años más tarde, es una alegría ver a Tempest por primera vez en la portada de un disco. Después de 3 álbumes de estudio, una novela, una obra de no-ficción (‘On Connection’), tres obras de teatro y cinco colecciones de poemas, al fin se siente con la confianza suficiente para dar ese paso.

Así lo explica en un texto promocional de su puño y letra, del que merece la pena reproducir un pequeño extracto: «Tenía claro que quería que mi rostro se viera en la portada. Durante toda mi vida creativa he sentido esa dualidad de querer la fama y de sentirme, a la vez, absolutamente abrumada por ella. En mis últimos discos he querido desaparecer completamente de la portada, de los vídeos, de los aspectos más personales de este sector. Y en gran parte era una cuestión de vergüenza, lo ocultaba tras el sentimiento de querer dejar que mi obra hablase por sí misma, sin ponerle cara, mercantilizando algo que sentía como único y sagrado».

Este es el primer disco desde que Tempest dejó atrás a Kate para identificarse como «no binarix»: en inglés utiliza el pronombre «they», equivalente en España a «elle». Dice que no se «avergüenza de su cuerpo» porque «ya no se esconde del mundo». El detalle no escapa a nadie y no encontrarás una sola reseña de ‘The Line Is a Curve’ en la que no se hable de esto. Es imprescindible explicar un cambio de nombre artístico, y sonoras son frases de este largo como «mi mente no está conectada con mi cuerpo» (‘Water in the Rain’). Pero también hay muchos otros temas interesantes en el álbum, que además son mayoría. Sería reduccionista creer que Tempest se iba a quedar en hablar de su transición.

‘The Line Is a Curve’ es un disco sobre «dejarse llevar» que trata temas como la vergüenza, la ansiedad, el aislamiento y la sensación de darse por vencido. Habla del paso del tiempo, del crecimiento y del amor, y lo hace con algunas de las bases más comerciales que jamás haya trabajado estx artista. Lo cual tiene su razón de ser porque, en sintonía con la fotografía realizada por Wolfgang Tillmans para la portada, en esta era Kae quería acercarse a sus seguidores.

Grabado en 3 tomas en un solo día frente a personas de 3 generaciones diferentes, en concreto un desconocido de 78 años, la poeta de 29 años Bridget Minamore, y tres fans de 12, 15 y 16 años, este nuevo álbum vuelve a hablar también de Reino Unido. ‘Salt Coast’ es su particular canción de amor hacia las islas británicas, versando sobre la antigüedad de las islas y todo aquello a lo que ha sobrevivido. Es una de esas canciones que tratan el paso del tiempo dentro del disco, burlándose de cómo las personas tratan de parecer mayores para conseguir entrar en un pub… donde irónicamente la gente termina bebiendo por la «juventud perdida».

Estamos ante una de las canciones más vistosas gracias a sus potentes arreglos de sintetizador. Al final es verdad que emergen unos arreglos de tuba, trompeta y corneta, que también aparecen en la impresionante ‘These Are the Days’, un trabalenguas sobre esos días que anhelamos que se pasen, y luego añoramos cuando se van. Pero es el uso de sintetizadores lo que más llama la atención en todo el álbum, a veces incluso acercándose a lo industrial. Resultan majestuosos nada más comenzar el álbum con la potente ‘Priority Boredom’, luego en ‘Move’ -algo parecido a un trallazo bailable- y en el single ‘No Pressure’, situado al final.

‘I Saw Light’, la canción con Grian Chatten de los adorables Fontaines D.C., empieza casi como una canción de la Robyn de ‘Body Talk’. Un par de notas sostienen todo el spoken word de ‘Smoking’. El modo en que se repiten las mismas notas en la reptante ‘Nothing to Prove’ solo sirve para que cada minúsculo cambio de acordes sea más espectacular.

Son esos detalles los que hacen de ‘The Line Is a Curve’ un álbum tan embriagador y adictivo. Otro ejemplo sería el estribillo aportado por Lianne LaHavas, ‘No Prizes’, una canción en que cada estrofa está dedicada a diferentes personajes: primero un hombre, luego una mujer, finalmente un ambiguo «they». Incluso un track sin ningún espíritu de sencillo, como ‘Don’t You Ever’, sobre una relación de amor, presenta un estribillo que encajaría en el repertorio de Blur. El disco se despide con ‘Grace’, lo más parecido a una balada acústica sobre amar y ser amadx que Kae Tempest podía hacer. El minimalismo del productor Dan Carey, que también ha tocado la guitarra y el piano, está en absoluto estado de gracia mientras lx artista mantiene el enorme nivel de ‘Let Them Eat Chaos‘.

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Publicado por
Sebas E. Alonso