Por alguna razón, Camila Cabello tiene dificultades para fidelizar a su público. Incluso después de hits del calibre de ‘Havana’, ‘Never Be the Same’, ‘Liar’, ‘Señorita’ con Shawn Mendes o, mal que nos pese, ‘My Oh My’ con DaBaby. Es insólito que un temazo como ‘psychofreak’ esté peleando lastimosamente por un top 75 en Reino Unido. Que en países latinos como el nuestro todo lo que haya conseguido ‘Bam Bam’ con Ed Sheeran sea un top 50.
A veces la ex miembro de Fifth Harmony logra convertir algunas de sus canciones en éxitos a la larga. En plan carrera de fondo. Pero no está en la liga del número 1 directo. Entre los temas que ya podemos sumar a sus clásicos está otro que parecía un «flop» pero ha terminado no siéndolo. ‘Don’t Go Yet‘ es una composición divertidísima, la típica fiesta latina con la que Camila Cabello logra diferenciarse de otros cantantes. Gracias a sus raíces, le sienta como un guante reivindicar a gente tan olvidada como Gloria Estefan. De nuevo, su tono telenovelero de bajo coste en el videoclip es un plus, como ya lo fue en ‘Havana’. Son las dos mejores canciones de Camila Cabello.
En otro registro, el mencionado ‘psychofreak’, el nuevo single, esperemos que sea un «sleeper» igualmente. Es verdad que la reivindicación de sus raíces cubanas y mexicanas es lo que da identidad a Camila Cabello. Pero en esta canción ha dado en el clavo, utilizando una producción más oscura para hablar de sus miedos, de su inseguridad para aceptar su pasado, de esos momentos en que se siente «rara». WILLOW (Smith, qué gran acierto obviar su apellido) le da un contrapunto de lo más enriquecedor en lo que debería suponer un macrohit para ambas.
Ese es el lado del disco en el que Camila Cabello habla de sus problemas de salud mental, pero el álbum también ofrece más momentos divertidos. ‘Celia‘, que solo puede referirse a Celia Cruz, es una canción alegre en la que Camila introduce a su chico en la cultura latina. En un momento utiliza una voz un tanto cazallera que debería explotar más. Haciendo honor al título ‘Familia’, su prima Caro hace coros en ‘Celia’ y su padre hace coros en uno de los temas mariachi, ‘La Buena Vida’, con un poso agridulce, preguntándose qué fue de la misma. Una sensación de anhelo que aparece en varias letras, como en la baladita final ‘everyone at this party’.
En parte compuesto antes de su ruptura con Shawn Mendes, ‘Familia’ no termina de recoger un periodo concreto de la vida de Camila Cabello, o una historia con principio y final. En algunas canciones agradece el apoyo a un ser querido «por sacar a la «psychofreak» que vive dentro de ella» (‘No Doubt’). En otras, esa persona ha cambiado por completo y ya no es la que era (‘Bam Bam’). Y en unas terceras, se mete en política, criticando la dictadura cubana y sumándose al Movimiento San Isidro, como sucede en ‘Lola’ con YoTuel, dedicada a una joven sin oportunidades.
Quizá esa razón por la que Camila Cabello no termina de encontrar un público fiel es su dificultad para entregar un álbum creíble y cohesivo en el que convivan diversos estilos pero con cierto sentido. ¿Qué pinta un trallazo como ‘Don’t Go Yet’ como pista 10 en esta secuencia, entre temas de sexo y políticos?
Especialmente hacia su mitad ‘Familia’ se pierde entre una nadería como ‘Quiet’, un ‘Boys Don’t Cry’ en el que se acerca a Ariana Grande sin motivos para el intento, y un ‘Hasta los dientes’ con Maria Becerra que sí, es divertida en su punto sexual, pero no puede sonar más genérica. ¿Alguien a la caza del nuevo ‘Todo de ti’ tras el pelotazo de Rauw Alejandro? Es en piezas como estas y sobre todo en las baladas donde Camila sigue sin convencer como sí lo está consiguiendo con sus hits. ‘Familia’ no es por tanto peor que los dos discos anteriores. Al contrario, muchos de sus momentos, sobre todo los latinos, van en la dirección correcta. Es solo que, como tercer disco, exigía ya una dirección o idea artística menos dispersa.