Aviso para navegantes: si no os gustó ‘Boarding House Reach’, ni os acerquéis a ‘Fear of the Dawn’. Jack White continúa encantado de conocerse, inmerso en su particular “período azul”: experimentación sobre una clasiquísima base de hard-rock-blues, idas de olla, voz filtrada, riffs, distorsión y efectos de guitarra eléctrica por un tubo. Casi podría copiar la crítica de ‘Boarding House Reach’ que escribió mi colega Raúl Guillén: “(…) está repleto de delirios de grandeza que, sí, se transforman en una ejecución espectacular (…). Pero esa grandeza técnica no se traduce en nada (o muy poco) memorable una vez se cierra el disco”. Aun así, de este ‘Fear of the Dawn’, se pueden rescatar cositas, a pesar del empeño de White en no ponérnoslo fácil.
El single de presentación, ‘Taking Me Back’, empieza muy bien y promete mucho. Pero White enseguida pulveriza la oportunidad de crear uno de sus efectivos hits, recargándolo innecesariamente de efectos especiales y manierismos varios. Este afán por el “más es más” y el quiebro sorprendente roza lo autoparódico en ‘Fear of Dawn’. El exceso, sin embargo, casi llega a buen puerto en ‘The White Raven’: los versos gritados “My motives are invisible! My armor is invincible!” y las guitarras pesadísimas, industriales, seducen. Pero una vez más, parece que White goce burlándose de nuestras expectativas, emborronando temas que, con un planteamiento más sencillo, tendrían potencial para convertirse en himnos.
Aparte de emborronar, White también mezcla muchas cosas sin ton ni son y no le acaba de salir bien. ‘Hi-De-Ho’, con Q-Tip, podría ser una graciosa tonada de Halloween, pero queda en un pequeño esperpento. ‘Into the Twilight’ casi engatusa con sus coros femeninos y un estribillo de lo más infeccioso. Pero nanay: esta vez lo abigarra todo de samples sin mucho sentido: un discurso de William S. Burroughs, las voces a capella de The Manhattan Transfer… A la altura de ‘What’s the Trick’ estás ya empachada de tanta retahíla de guitarrazos, guitarreos, punteos y demás.
White nos recompensa la paciencia en el tramo final. Recupera el crédito enfundándose el disfraz del Lennon más rockero en ‘That Was Then, This Is Now’, en el reprise de ‘Eosophobia’, aunque el dub que le mete no se antoja lo más adecuado, y, muy especialmente, en ‘Morning Noon and Night’, a pesar de que nos cuele por enésima vez una colección de riffs innecesarios.
Pero es en la última, ‘Shedding My Velvet’, donde, por fin, el despliegue de efectos no esconde la canción. Es una pieza pegadiza y redonda de rock cuasi desértico. Jack White canta: “I’m shedding my velvet, can’t you see? / This is the real me / I’m not as bad as I was, but I’m not as good / As I can be, as I can be’ (“estoy mudando mi terciopelo. Este es mi verdadero yo. No soy tan malo como era, pero no soy tan bueno como podría ser”). Quizás nos anuncia que esta etapa de filigranas y desvaríos ya no va a durar más. A ver qué nos depara ‘Entering Heaven Alive’, el disco que publicará el próximo mes de julio.