Música

Nation of Language / A Way Forward

Este mes hemos visto aparecer en la lista de vinilos más vendidos del país ‘A Way Forward’, el segundo disco de Nation of Language. Tantas ganas había de que al fin llegase al mercado en el que parece su formato natural, el LP, tras su edición digital en invierno.

El trío de Brooklyn formado por Ian Richard Devaney, Aidan Noell y Michael Sue-Poi y sobre todo un montón de influencias eminentemente europeas se ha convertido en uno de los favoritos del público aficionado al synth-pop: también este mes han agotado entradas a su paso por Madrid y Barcelona. Lo suyo a veces puede caer en la imitación, pero como Måneskin

en el rock, se han beneficiado de una falta absoluta de competencia en su estilo tan depurado, a día de hoy.

Como si se hubieran colado en el Kling Klang Studio a robar sintetizadores, Nation of Language recuerdan a los tiempos de Kraftwerk en canciones como ‘In Manhattan’; viniendo a la cabeza también el nombre de revivalistas post-punk como The Horrors en el single ‘Across the Fine Line’. Baladas como ‘Miranda’ y ‘Former Self’ han hecho las delicias de los aficionados al género, mientras que en ellos adquiere un nuevo sentido lo que en algún momento se llamó neo-romántico.

Más cerca de OMD que de toda la retahíla de maquillajes impostados, son atormentadas las letras de canciones como ‘Wounds of Love’. El mejor momento de ‘A Way Forward’ es ese en que Ian Richard, tras confesar que es incapaz de dejar de sufrir por las penas del corazón, se pregunta si alguna vez podrá dejar atrás «las heridas del amor». Acto seguido se responde a sí mismo: «¡No! ¡No! ¡No!».

Mejor aún es ‘This Fractured Mind’, que abre de manera gloriosa la cara B del disco cual hit del primero de Depeche Mode, tras otra a su vez increíble revisión de Human League llamada ‘The Grey Commute’. ‘This Fractured Mind’ sigue, pese a su eufórico ritmo, la senda deprimente de Nation of Language hablando de alcohol y muerte, planteando otra cuestión de angustia existencial: «¿Crees que podría simular mi vida, pero hecha de una manera mejor?».

En ‘A Word & A Wave’ la banda hablar de «quedarse dormido romantizando las penas del corazón en el centro de la ciudad», antes de que el disco se cierre con una producción que evoluciona del dream pop al synth-pop más constructivo, recordando que su música está siempre más próxima al optimismo que sus textos. Si toda esa pena que arrastran es la de haber nacido en un tiempo equivocado -un par de décadas más tarde de lo que debían-, la música les ayuda a olvidarlo.

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Publicado por
Sebas E. Alonso