Cine

A24 supera a Marvel: el auténtico «multiverso de la locura» está en ‘Todo a la vez en todas partes’

Ha sido uno de los éxitos sorpresa en EEUU, un inesperado fenómeno que ha situado a ‘Todo a la vez en todas partes’ como el título más taquillero de la historia de A24 en aquel país (y seguramente en todo el mundo cuando se estrene). La película supone la confirmación del talento de los Daniels (Daniel Kwan y Daniel Scheinert). Fogueados en el mundo del videoclip (han rodado para The Shins, Foster the People o Passion Pit), la pareja de directores se dieron a conocer con la singularísima ‘Swiss Army Man’ (2016), que arrasó en Sitges y obtuvo el premio a la mejor dirección en Sundance.

Los Daniels son también los realizadores del hilarante ‘Turn Down for What’, de DJ Snake. Este videoclip se puede ver como la antesala de ‘Todo a la vez en todas partes’, un destilado de muchas de las soluciones visuales y narrativas que aparecen en la película: humor gamberro (la secuencia de los plugs anales podría estar perfectamente en ese vídeo), sorprendentes efectos digitales, montaje hiperbólico, personajes racializados y una concepción elástica de la realidad física heredada de ‘Matrix’.

‘Todo a la vez en todas partes’ es la historia de una mujer que intenta hacer la declaración de la renta y se le acaba complicando. Como dice el título, aquí cabe todo a la vez y al mismo tiempo. De la comedia multiverso más alocada, llena de universos paralelos, identidades múltiples y agujeros negros en forma de bagel, al melodrama familiar con discurso LGTBI y apuntes sobre las minorías étnicas.

Del cine de artes marciales o Pixar, al de Terry Gilliam o Wong Kar-wai. Del ruido y la velocidad desenfrenada, al silencio y la quietud de un universo mineral. Del duelo cómico entre dos grandes señoras de la pantalla (fabulosas Michelle Yeoh y Jamie Lee Curtis), a la aparición, 37 años después (y con riñonera), de Jonathan Ke Quan, el entrañable Tapón de ‘Indiana Jones y el templo maldito’ y Data de ‘Los Goonies’.

Como la lavandería de la familia protagonista, los Daniels ponen en marcha una lavadora de imágenes, estilos, formatos, referentes… y consiguen que no destiñan. Todo sale con su color y tonalidad. Aunque eligen el programa largo (dura dos horas y veinte), y eso acaba notándose (la catarsis familiar final se hace un poco pesada), la película es una centrifugadora de ideas, una arrolladora sucesión de gags, coreografías de acción y pinceladas de emoción, a cada cual más ingeniosa y sorprendente. Sin duda, uno de los títulos imprescindibles del año.

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Publicado por
Joric