Música

Adiós Amores / Sus mejores canciones

Puede parecer una “boutade” o una broma el título del estreno largo de Adiós Amores (‘Sus mejores canciones’), pero pocos grupos podrían presumir de un primer álbum que realmente suena a un grandes éxitos. La “relajada carrera de singles” con la que este dúo andaluz se ha dosificado desde comienzos en 2020 parece cerrar el círculo con un LP que recopila sus 6 canciones conocidas hasta hace poco (editadas en tres preciosos singles ya agotados por Snap! Clap! Club) y añade sus dos creaciones más recientes.

Esa filosofía lenta y meditada de su música, lo cuidado de la presentación estética (los que compramos aquellos sencillos sabemos de la impronta que dejan las mágicas portadas de Ana de la Cuadra, que repite en este LP de preciosa edición física), o el aire misterioso de un dúo que ha actuado poco en directo y que vive en ciudades distintas envuelve al proyecto Adiós Amores de enorme encanto, como algo venido de un universo paralelo con sus reglas propias. Por suerte, las canciones están a la altura de ese envoltorio: a la primera escucha se aprecian ecos de indiepop, de Jeanette, de France Gall, de folk pop, pero también un componente importante de influencia americana, como guitarras twang o una querencia por las caprichosas sinfonías pop de Brian Wilson o los Flaming Lips.

Y sin embargo esas referencias a los 60 o a los 70 no hacen justicia al sonido que Ana Villadares e Imán Amar han construido junto a Raúl Pérez y Guillermo Briales: su combinación con elementos de flamenco y de canción tradicional, el uso heterodoxo de sonidos de teclado, o las bases electrónicas, las convierte en algo mucho más trascendental que un puro ejercicio retro, como explica muy bien Stephen de los Pastels en su entusiasta crítica reciente. No es su único fan en la exigente escena anglosajona: Gideon Coe las programó recientemente en BBC 6 Music y la legendaria Margo Guryan -con cuya delicadeza pop encajan realmente bien- las incluyó en una de sus últimas playlists antes de fallecer.

Otro pilar esencial en el vapor místico que desprenden estas canciones son las letras. Ya sean las sencillas coplas de corte sentimental de ‘Sol de Ayer’ o ‘Charlotte’ (precioso y legendario ya ese inicial “Yo quisiera amarte menos / Y por mucho que lo intento, no te dejo de pensar”), las contradicciones de la atracción en ‘Mentira’ (“Quién quiere beber de las lágrimas ausentes / De unos ojos que desmienten tu verdad / Y dime quién va a ser a quien le marques tú los dientes / Y aun así que el dolor le dé placer”) o las metafóricas ensoñaciones de ‘Luna Plateada’ (“ella se imagina que la luna plateá / que ilumina los senderos por donde va a pisar / cuando le preguntan que si sabe a dónde va / sin mirar responde que la luz le llevará… a la bella luna”), casi en cada canción hay dos o tres chispas de embriagador brillo poético.

Es precisamente ‘Luna Plateada’ su más fascinante creación hasta el momento. La canción mantiene el mismo impacto que cuando se publicó hace un año: melodía redonda, letra bella y misteriosa, adictivo compás de 3/4, y unos arreglos de corte casi sinfónico que la elevan a la cumbre. ¿Es quizá su ‘Hijo de la luna’? No es descabellado plantearlo, ya que algunas de las melodías de Adiós Amores podrían competir perfectamente con lo mejor de los hermanos Cano. También es la canción en la que más claramente se aprecia el acento andaluz, algo realmente refrescante en una música pop nacional que rara vez escapa de la estandarización dialectal. Pero lo notable de este disco es que no hay otra canción como esta, de hecho casi ninguna se parece a la anterior, en un viaje por distintos palos que sin embargo no las aleja nunca de su esencia: da igual que sean los seductores beats de techno-andaluz (Iker Oroz dixit) de ‘Noche Iluminada’, el sonido Torrelaguna de bolsillo de ‘Tu diana’, el irresistible pop twangy de ‘Charlotte’, o el staccato a lo Dick Dale de ‘Mentira’, que dados los orígenes medioorientales de la música surf encaja como un guante en los modos andaluces y moriscos de muchas de las melodías de Adiós Amores. El impecable nivel compositivo y la magia de esas dos voces principales (a veces en eficiente unísono, otras en preciosa armonía) son quizá el secreto de esa coherencia.

‘Sus mejores canciones’ no es una simple compilación con dos extras. La secuencia de canciones, no cronológica, está pensada con el cuidado de algo que tiene sentido único, entidad propia, una obra completa. Los dos nuevos temas (que abren y cierran el disco, en precioso paréntesis) prueban además que Imán, Ana y Guille mantienen el excelente estado de gracia compositivo: ‘Sol de ayer’ es lo más Jeanette que han hecho -aún más que ‘Charlotte’- pero sin traicionar su personalidad y lenguaje sonoro, y ‘Noche Iluminada’ seduce al instante y aporta potencial para la pista de baile. Las expectativas están pues en lo más alto para esas nuevas canciones que Adiós Amores grabarán con vistas a un próximo nuevo disco en este próximo verano de 2022. El cielo es el límite.

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Publicado por
Jaime Cristóbal