Música

La importancia del «finde marica» de Primavera Sound

Hace unos días recibí un DM en Instagram a raíz de nuestro podcast sobre los festivales a que asistir este verano. A una persona no le había sentado nada bien que bromeáramos con el cambio editorial de Mad Cool, festival que ha pasado de contratar como cabezas de cartel a Billie Eilish y a Taylor Swift -en la pandemia, no llegó a materializarse, por desgracia- a otros nombres como Muse, Metallica, Kings of Leon o Incubus, y algunos que han cancelado como Faith No More y Queens of the Stone Age. Decía esta persona: «habéis perdido un oyente y un lector (…) soy hombre, hetero y apasionado de la música, y nunca me había sentido tan atacado u ofendido como me habéis hecho sentir por el hecho de ir a festivales tipo Mad Cool».

Lo primero que pensé, no pude evitarlo, fue «qué suerte». Qué suerte alguien a quien nunca jamás le han «atacado u ofendido» en su infancia, en su adolescencia, en su vida adulta, hasta que llegamos nosotros para decir en el contexto de un podcast, medio en broma, medio en serio, que el Mad Cool, este año, era un festival para hombres heterosexuales.

Lo segundo que hice fue responderle, ampliamente, por qué para mí era importante que los festivales cuidaran la igualdad entre hombres y mujeres. En su primera línea, no en la letra pequeña, para evitar una brecha salarial absolutamente descomunal que se traduzca en que los hombres se quedan el 90% del presupuesto del mismo.

En aquel momento, antes de asistir a Barcelona, comparaba en este DM el cartel de Mad Cool con el de Primavera Sound, un festival con un equilibrio excelente entre artistas masculinos y femeninos, con música para todos los gustos, con una perfecta convivencia de pop, rock, indie, electrónica, rap, etc. No adivinaba todavía entonces la diversidad que aguardaba en el festival catalán.

Durante los últimos meses, he oído a varias personas refiriéndose al segundo fin de semana del Primavera Sound como el «finde marica». «¿Vas el finde marica o el otro?», me preguntaba un compañero de profesión. «Voy el finde marica», me contaba un amigo aparte, en clara referencia al segundo fin de semana del Fòrum.

En la primera semana actuaban en Primavera Sound Tame Impala, Beck, The National, Gorillaz y Nick Cave, entre otros. En la segunda semana, se ha programado el jueves a Dua Lipa, y se ha situado en el cartel del viernes a Lorde más grande que a The Strokes, en un movimiento lleno de significado que no debería pasar desapercibido, pues en el concierto de estos últimos y de manera previsible, había mucha más gente. Ha sido como decir «sabemos que queréis ver a los Strokes, que los Strokes venden más entradas, pero para nosotros es más importante que esté Lorde presentando su nuevo disco». Y el día 11 era el turno de Megan Thee Stallion, Jessie Ware y Yeah Yeah Yeahs.

El viernes por ejemplo era posible generarte una ruta absolutamente LGTB+ friendly hilvanando conciertos de Hurray for the Riff Raff, Brittany Howard -que es abiertamente lesbiana-, Lorde o Rigoberta Bandini, M.I.A., Dorian Electra, Yeule, el dj set de Grimes y finalmente la sesión de Danny L Harle, pues PC Music ha sido todo un refugio para varias generaciones de público LGTB+ por razones a investigar. Esto se ha traducido en mi percepción de que nunca había estado en un macrofestival de música con mayor afluencia de público LGTB+, no binarix, de género fluido. Y sí, yo también odio las etiquetas, pero más odio sentirme como el «only gay in the village» de ‘Little Britain’. Personalmente nunca había visto tanto público LGTB+ reunido fuera de un Orgullo o algún evento abiertamente queer, además perfectamente integrado con lo que podríamos llamar el público habitual. «Debo ir en el único coche del AVE a Madrid en el que no va ni un maricón», bromeaba la drag La Caneli al volver del Primavera Sound.

Esto es muy importante, pues desde el mismísimo Woodstock los festivales siempre han querido representar espacios de libertad en que cada cual pudiera ser unx mismx. Lejos de los tiempos en que la invitación a Kylie Minogue parecía una boutade; lejos de los tiempos en que la organización del Primavera se quejaba en su propio foro de que se había creado una zona de cruising de manera espontánea en el Fórum -y recordad que el cruising es como la purpurina, ni se crea ni se destruye, solo se traspasa-, el festival puede presumir hoy de haber evolucionado a lo grande, y de haber creado un espacio seguro para la comunidad LGTB+, diverso como la propia ciudad de Barcelona. Tengo la certeza de que esta semana en Sónar, con las actuaciones de Kiddy Smile, HerrenSauna, Niño de Elche y Samantha Hudson, se creará un ambiente similar, ofreciendo una imagen de España actual y moderna, ante las hordas de guiris que acuden a este tipo de eventos.

Un espacio que nunca debe dejar de celebrarse ni darse por garantizado: muchos no adivinamos que VOX lograría una representación tan importante en la Generalitat y otras instituciones catalanas, pues la ultraderecha continúa avanzando según todas las encuestas. Un espacio que los festivales madrileños y los de otros lugares habrán de copiar si de verdad quieren ir de «cool». Florence + the Machine, Haim, Chvrches… han sido nombres que han ido sumándose a Mad Cool, uniéndose a otros que ya había desde el principio como Carly Rae Jepsen y Zara Larsson. Ojalá nombres como estos pasen a su primera línea, y dejemos de ver a gente como Kings of Leon por encima de Florence + the Machine sin méritos artísticos ni comerciales, pues todos sabemos que desde luego por el número de oyentes no es; ni tampoco por su respeto entre la crítica. Es tan sólo, por el machismo inherente a la sociedad.

Es curioso, finalmente, que a menudo esta percepción de «finde marica» o «cartel marica» se produzca no tanto por la inclusión de artistas abiertamente LGTB+ como por la inclusión de mujeres heterocis, simplemente. Lo sé muy bien por JENESAISPOP, considerado a menudo «un medio marica» cuando apenas hablamos de artistas maricas ni lesbianas, ni trans, para nuestra vergüenza, sino sobre todo de mujeres tan heterosexuales como Dua Lipa. Pero esperar ver varios nombres abiertamente LGTB+ en primera línea lo vamos a dejar para más adelante. Al fin y al cabo, las cosas al respecto van mucho más despacio de lo que crees. Ahí va un ejemplo: solo ahora Romy de The xx dice que ha perdido el miedo a escribir temas en clave queer; sólo ahora Oliver Sim canta sobre ser VIH positivo junto a Jimmy Somerville. Durante años, todo el mundo presumió a The xx un grupo de artistas heterosexuales, como sucede con tantísimas otras bandas.

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Publicado por
Sebas E. Alonso