Música

Angel Olsen: «Todo el mundo quiere una puta playlist hoy en día»

Desde que editó su disco ‘Big Time’ antes del verano, Angel Olsen no ha parado de promocionarlo, a la par que pasaba el verano inmersa en una gira junto a Julien Baker y Sharon Van Etten (‘Wild Hearts’). En medio de los preparativos para su inminente gira por Europa (que la traerá a Madrid y Barcelona los días 29 y 30 de septiembre), Angel atiende a JNSP por Zoom mientras conduce su coche (¡sólo audio!): “estoy haciendo recados de aquí para allá antes de embarcarme en la siguiente gira”. Hablamos con ella sobre el que es nuestro «Disco de la Semana».

Una gira que te trae a Europa, y a España. ¿Tienes ganas?
Tengo muchas ganas. No he tenido tantas ganas de volver a salir de gira en toda mi vida. Acabo de terminar la gira de mis sueños con todas mis amigas y ha sido como estar en un campamento de verano.

La gira Wild Hearts, con Sharon Van Etten y Julien Baker…
Exacto. Fue mucho trabajo también, y llevábamos un equipo de 40 personas, así que ahora va a ser distinto. Y Europa también es compleja, porque te enfrentas a muchos estilos de vida y tradiciones diferentes cada día, mercados diferentes. Así que a veces no sabes qué te vas a encontrar, y además es post-pandemia, no estás segura de cómo va a ser. No sé si habrá mucha gente o no, pero con quien acuda vamos a pasarlo muy bien.

Bueno, en Europa en general la afluencia de público ya está muy normalizada. ¿Podemos hablar un poco del disco?
Supongo… (risas)

Igual estás un poco harta de hablar de él tras más de dos meses de promoción…
Bueno, lo estoy, pero me insisten mucho en que “está funcionando, está funcionando”. Y yo en plan, ¿qué está funcionando? No sé, tengo 35 años, llevo diez haciendo esto… será que estoy funcionando yo, ¿no? ¿Es eso lo que queréis decir, que estoy funcionando?

Entiendo que lo dices un poco en broma, porque imagino que con este disco estás notando una reacción diferente.
Sí, es verdad, es diferente. Es muy diferente y estoy en un lugar diferente en estos momentos en mi vida. Es sólo que no me gusta mucho hablar y analizar el disco de arriba abajo una y otra vez, ¿sabes? Me encanta el disco, me encanta, estoy super orgullosa de él. Y estoy aquí para hablar de él, obviamente no es culpa tuya. Sólo que me pregunto cuántos meses más tengo que seguir hablando de algo que la gente puede simplemente escuchar, y descubrir en él lo que les sugiera a ellos. En fin, que a veces desearía vivir en un mundo en el que pudiera ser así, pero por desgracia todo el mundo quiere más y más contenido. Y bueno, a una parte de mí le gustaría simplemente sacar el dedo y decir “aquí está vuestro contenido” (risas).

Lo entiendo. ¿Te puedo preguntar sobre tu nuevo co-productor en ‘Big Time’, Jonathan Wilson?
Pregunta lo que quieras sobre él, me encanta…

¿Cómo fue trabajar con él? Teniendo en cuenta que tú también produces, ¿qué aportó él?
Pienso que Jonathan de alguna forma sabía intuitivamente cuál era mi objetivo. Me encanta el country de los 70, el rock de los 70. Y él era la persona que entendió que con este disco yo quería hacer un disco clásico, no reinventar la rueda. Quería algo que sonase clásico, que fuese bueno, y no tener que retorcerlo sobre sí mismo. Tampoco teníamos que recrear fielmente el sonido de los 70, simplemente que fuera un buen disco y que no estuviese repleto de elementos y arreglos. ‘All Mirrors’ funcionó genial con ese enfoque, porque cuando las escribí eran unas canciones muy elementales, y necesitaban algo que las aupase, necesitaban cuerdas, elementos extraños. Pero no me sentí así con estas nuevas canciones, en este caso necesitaban espacio. Y Jonathan entendió eso. No hubo desacuerdos o rollos de ego con él. Yo era muy específica con los efectos de reverb y eco que quería, y le dejaba a él otras cosas. Es muy intuitivo con cómo tienen que sonar las cosas.

Precisamente quería preguntarte sobre las reverbs y ecos, porque te vi en un episodio de la serie de Mark Ronson en Apple TV (Watch the Sound) hablando de ese efecto tan fascinante, y es algo que claramente cuidas en tus discos.
Sí, me encanta. Y ¿sabes exactamente lo que me gusta? Una “plate reverb” de unos 4.5 segundos de longitud pero bajita en la mezcla, de forma que la voz sin efecto está muy presente y el efecto se siente por detrás sutil, pero largo. Y me gusta un pre-delay como de 11 o 12 segundos. Y prefiero que la “plate reverb” sea real. No me gustan las reverbs digitales, ni las cortas, ni las super oscuras. Y si no, lo que busco es una “slap reverb” que suene como un Echoplex, y que haga el eco a ritmo con la siguiente frase. He pasado toda la vida descubriendo qué me gusta y qué no, y es muy frustrante cuando llegas a un sitio y pides reverb en la voz a un ingeniero de monitores, porque es como pedir mil cosas y ninguna, y odio ser tan específica, pero es que la experiencia cambia completamente. Y depende de si es un sitio cerrado o no, al aire libre necesito más volumen en la reverb.

«Por desgracia todo el mundo quiere más y más contenido»

En el disco las reverbs suenan con ese patrón clásico que describes, muy 60s y 70s.
Sí, las voces en este disco tienen menos efecto del que suelo usar, pero no me da miedo cómo suena mi voz más desnuda. Simplemente me gusta cuando hay ese extra que se queda flotando tras cantar, como cuando escuchar a Fleetwood Mac y se oye esa reverb larga de fondo por detrás de una voz que está muy presente, eso es lo que busco. Como si la reverb cumpliese la función de conectar desde el fondo cada parte cantada con la siguiente, sin estar muy presente emborronando la voz. Eso es lo que me gusta, y es frustrante también porque a veces hablas con algunos productores y al pedirles eso me responden con la versión técnica de lo que les estoy diciendo, a veces sin entender realmente lo que les estoy pidiendo, simplemente haciéndome “mansplaining”. Y yo tengo que decirles que no duden ni un momento que entiendo lo que estoy oyendo, que no lo quiero así, y que no asuman que no soy súper particular en lo que quiero, porque lo soy.

Imagino que con Jonathan Wilson no fue así.
Claro, por eso con Jonathan era tan fácil hablar, no había egos de por medio. No es que sea malo que a veces haya algo, a veces es bueno que haya encontronazos creativos. Por ejemplo con John Congleton (productor de ‘All Mirrors’) teníamos nuestros conflictos. A veces chocábamos con las tomas vocales, porque le gusta hacer muchas y luego compilar los mejores fragmentos, pero sin oírlas después de grabar, cosa que yo sí quería hacer. Y ahí teníamos nuestros tira y afloja. Le gusta ponerse por su cuenta, y crear como la toma vocal perfecta, la más especial, cosa que me encanta, pero no para este disco. Aquí no quería mi voz manipulada, quiero que suene viva. En fin, que distintos discos suponen distintas relaciones con los co-productores.

Pues en ‘Big Time’ se nota esto que nos cuentas, hay momentos en los que hay hasta pequeñas imperfecciones que habéis dejado en vez de limarlas editando, lo cual me encanta. Suena super real y no editado, con vida, como dices.
Sí, porque eso es lo que la gente va a oír cuando me oiga cantarlas en directo. No es algo que haga siempre, pero cuando canto, a ratos me muevo alrededor de la nota, en vez de cantarla completamente en el tono. Es algo que me gusta porque hay música en la que ocurre, y cantantes que lo hacen. Creo que mucha música española tiene un poco ese punto, y por supuesto el jazz. A veces están cantando un poco por debajo del tono, es algo que Billie Holiday hacía mucho, por ejemplo, no está realmente en la nota. Esa es mi forma favorita de cantar. Sé que a mucha gente le gustan las cantantes que dan la nota perfectamente, y veo y entiendo ese talento en gente como Kacey Musgraves. Es alucinante, pero a veces se me queda como demasiado perfecto y simple. Hay sitio para ese tipo de música también, pero lo que a mí me gusta de verdad, lo que me toca realmente el corazón, son cosas como Billie Holiday, que suenan fuera de nota, “bluesy”, y jodidamente sucias y raras.

«Lo que me toca realmente el corazón son cosas como Billie Holiday, que suenan fuera de nota, “bluesy”, y jodidamente sucias y raras»

Las letras de este disco son más personales, frente a otros discos en los que interpretabas un poco más a un personaje, según has dicho. ¿Afecta eso a cómo te sientes en el escenario al cantarlas?
Sí, totalmente. Siento que estoy siendo sincera. Que estoy siendo yo delante de la gente. Y ya sabes que me gusta disfrazarme, ponerme pelucas, todo eso. Es muy divertido ser un personaje sobre el escenario, por eso me encanta Bowie. Pero estoy muy, muy orgullosa de estas canciones de otra manera. Ojalá mis padres hubiesen podido oírlas, ojalá mi madre las hubiese escuchado. Porque me siento como que estoy lista. Me siento cómoda y relajada con el lugar en el que estoy.

A ratos me pregunto cómo se tomará la gente en Europa que haya hecho un álbum country, no sé cómo caerá, pero es que lo siento muy real cuando lo toco. Y me estoy permitiendo cosas como por ejemplo tocar un par de solos de guitarra, por primera vez. Por ejemplo en ‘Ghost On’, donde hago uno bastante intenso, así que me encanta tocar esa. La gente se queda un poco sorprendida, en plan “espera, ¿quién está tocando eso?” pero llevo tiempo trabajando en ello, me ha costado llegar a estar cómoda haciendo eso sobre un escenario. Puedo cantar lo que me echen, pero he puesto tanta energía en la voz que a veces me parecía que estaba dejando un poco de lado la guitarra. Pero luego, durante la pandemia, sí que practiqué. Me pillé un pedal de loops y practiqué y practiqué mis solos. Y escuché cantidad de solistas diferentes. Me empezó a gustar mucho Durruti Column y disfruté grabando solos con muchas capas y partes extrañas con reverb en mis maquetas. Y me hice muy fan también de Dick, de cómo toca. Le incluí en alguna de mis playlists.

¿Sueles hacer playlists?
Bueno, ya sabes… te piden que hagas todas esas playlists, con cosas que han inspirado tu disco, porque ya sabes, todo el mundo quiere una puta playlist hoy en día. En plan, “habla del disco, haz una playlist del disco, quieren que hables de cómo el ser ahora gay ha cambiado tu disco, queremos que hagas un FaceTime en la BBC”… como te decía antes, son tantas cosas que cuando llegas a casa no quieres más que hacer algo totalmente diferente. Pero sí que escucho mucho Arthur Russell, y a JJ Cale…

¿Son tus solos parecidos a los de Cale?
A ver, ojalá. Me encanta lo que hace. Y no soy un gran fan de Eric Clapton en absoluto, pero lo que hizo en ‘Anywhere the Wind Blows’ con Cale, me encanta. Dick Stusso es como alguien de ahora que se acerca a ese sonido, en canciones como ‘Real Life’. Me obsesioné con su disco ‘Nashville Dreams’, y le pedí que viniese a Asheville a tocar, pensaba que había que traerle, pero tiene bastantes problemas, es esquizofrénico. Vive en la zona de San Francisco, pero poca gente le conoce.

Te veo bastante inmersa en el clasicismo del sonido Americana.
No sé, de repente me importan estas cosas, nadie toca solos de guitarra, ya nadie hace armonías vocales, y es justo lo que yo quiero ahora. No sé, en mi banda hay una música, Nona, que toca y canta, y la otra noche tocamos y la gente estaba diciendo “las armonías que hacen son alucinantes”, y me puse muy contenta. Porque tiene un aspecto también de compartir, siento que tenemos que compartir ese tipo de música más. Estamos disfrutando mucho tocando juntas, y espero que continúe así en Europa, porque en fin, ya tenemos treinta y tantos. Y mucha gente en mi banda están teniendo hijos. Como mi tour manager, esta va a ser mi primera gira sin él como en diez años porque va a ser padre. Es diferente y bonito a la vez, como por ejemplo el hecho de que no tenemos que irnos de pedo cada noche. Queremos cuidar nuestros cuerpos porque queremos cuidar de nuestro espíritu, porque nos gusta vivir.

Leí que planeabas que la banda saliera toda de denim pero que viste que Harry Styles lo estaba haciendo en su gira y que no estabas tan segura. ¿Cómo vais al final?
Pues hay denim y hay colores. Las dos cosas. Tenía muy claro que quería colores muy llamativos. Una amiga me dijo que ya lo había hecho The Polyphonic Spree, pero es diferente. Nosotros lo hacemos en plan artesano, tiñendo ropa en vez de comprarla, y esas cosas. Lo pasamos muy bien tocando así, pero no me voy a poner flores en la cabeza como The Polyphonic Spree. Cada uno del grupo se ha buscado la vida en mercadillos y tiendas de segunda mano. Pero tiene que ser de un solo color. Y alegre, necesitamos colores alegres en este puto mundo. La gente necesita despertar.

Gracias por tu tiempo, Angel. ¿Sigues en el coche?
No, hace un buen rato que he llegado a casa.

Me ha encantado especialmente escucharte hablar tanto en plan “nerd” sobre reverbs, un tema que me encanta.
No me extraña. ¿Sabes? Lo próximo en lo que me voy a meter es en los micrófonos. Tampoco quiero que se me vaya la olla con los rollos técnicos, pero me encantaría montar mi propio estudio con una grabadora de cinta, diferentes micrófonos, un armonizador Eventide y mi propia “plate reverb”, todo en mi sótano. Pero no sé cuándo ocurrirá. Y a la vez a una parte de mí siempre le gustará ir a un nuevo estudio y explorar qué puede ocurrir colaborando con gente nueva a la que no conoces, a veces eso es lo que necesitas.

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Publicado por
Jaime Cristóbal
Tags: angel olsen