Música

Confeti de Odio / Hijos del Divorcio

«Lucas domina como pocos el recurso del patetismo». No me quito de la cabeza esta frase promocional del segundo disco de Confeti de Odio, ‘Hijos del divorcio’. El debut del artista se llamaba ‘Tragedia Española‘, resultando muy querido en el underground patrio: listas de los mejores discos de 2020, nominación al Premio Ruido… está claro que el indie siempre ha gozado un poquito de revolcarse en el fango y este álbum sigue por ese sendero.

‘Hijos del divorcio’ parte de la sencilla teoría de que la mala educación que recibimos de nuestros padres provoca que hagamos daño al prójimo. Que todo el daño que nos hacen nuestras parejas o amigos termina revertido malamente en otras personas. Las madres son «fábricas de traumas» para Confeti de Odio en el tema de apertura de este álbum; los padres, aún peor, «despreciable fauna». A continuación, ‘Llamamiento’ no tarda en justificarles: «aprendemos por las malas / copiamos a nuestros padres / pero igual ellos tenían las mismas dificultades».

Esta excusa medio conceptual sirve a Lucas de Laiglesia para camuflar también canciones de desamor o sobre la fama y las redes sociales. Todas elaboradas desde el prisma de un «loser». ‘¡Ya no puedo más!’ es la contemplación de unas fotos del pasado que te lleva a las lágrimas. ‘Ochentas y ojeras’ recuerda que «nunca he sido el más listo de la clase». La acústica ‘Ángel triste’ termina retratando: «míranos a los dos bailando colocados / no nos ganan a dar asco».

Todo este arsenal de emociones sin fortuna no siempre se corresponde con canciones tan arrebatadas. Es muy noticiable que ‘Llamamiento’ se haya dejado embadurnar por la locura ‘Bohemian Rhapsody’, como también ‘Sálvese quien quiera’. Otras, en cambio, resultan más planas, como esa ‘Solo y sin ganas’ que quiere alternar la clásica balada 50’s con el Autotune, quedando un poco en tierra de nadie.

Lo mejor de ‘Hijos del divorcio’ es su autoconciencia y su voluntad de no estancarse. Algo que se ve en lo creativo dado su acercamiento indistinto al rock (‘Déjales entrar’) y al synth pop (‘Estrella‘, ‘En la oscuridad’), pero sobre todo de nuevo en sus letras.

‘Sálvese quien quiera’, penúltima antes de la catastrofista ‘Mundo cruel’, es un divertido retrato del mundo actual a través de los ojos del Rubius o Ibai. Aparte de que plantea un «no voy a rendirme hoy», contiene una declaración de intenciones que copiar: «mientras siga vivo, voy a intentar dar más luz de la que quito». Y sobre todo, Confeti de Odio ha decidido abrir todo esto con una canción en la que un coro infantil, el Coro Las Veredas, aka Coro de los Hijos del Divorcio, parodia todo el disco antes de que lo escuches: «Lucas, deja de pensarlo / Nadie quiere hacerte daño / No eres el centro del mundo / es que no importas tanto».

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Publicado por
Sebas E. Alonso