Discos

Phoenix / Alpha Zulu

La sombra de ‘1901’ y ‘Lizstomania’ perseguirá a Phoenix hasta el final de sus días y, en sus últimos discos, el grupo francés ha mostrado un evidente interés por alejarse todo lo posible de su inmediatez: ‘Bankrupt!‘ (2014) y ‘Ti amo‘ (2017) eran dos discos en los que Phoenix renovaba su sonido con más o menos acierto, pero a los que se debía conceder el mérito de sorprender. ‘Alpha Zulu‘, su disco número 7, hace lo contrario: suena a lo que se puede esperar de Phoenix. En su caso, es algo bueno.

‘Alpha Zulu’ es un disco de canciones inmediatas, que dura 35 minutos en total y se pasa en un suspiro. Esta vez, el grupo autor de un disco llamado ‘Wolfgang Amadeus Phoenix‘ se ha superado grabando ‘Alpha Zulu’ dentro del Museo de las Artes Decorativas de París, hallado dentro del Louvre, durante la pandemia, y la variada decoración de este lugar le ha servido de inspiración para crear un álbum con diferentes sonidos y sabores que no se rompe la cabeza y simplemente busca entretener. Y lo consigue.

En ‘Alpha Zulu’ se hallan un par de momentos álgidos, ninguno de los cuales es el corte titular, gracioso, pero cuyo gancho «wooh hah, singing Hallelujah» no termina de cuajar. Hay que hablar, en primer lugar, del single ‘Tonight’, tan nostálgico del indie de los 2000 que incluye la colaboración de Ezra Koenig de Vampire Weekend y funciona. Por otro lado, ‘After Midnight’ presenta un sonido más 80s, más Pretenders, y se acerca mucho a ser una canción perfecta de Phoenix en 2022.

El disco no incluye singles históricos, pero es entretenido en su variedad. ‘The Only One’ convence con su extraño beat electropop mientras Thomas Mars canta que quiere ser «joven para siempre». ‘Winter Solstice’ busca conexión humana durante la pandemia y sus bellos chorros de sintetizador construyen una buena canción de Phoenix que no es el típico hit que el mundo espera. El synth-pop de ‘Season 2’ es otro de los mejores «album tracks» con sus referencias a las «temporadas» de una serie desconocida, y tras las guitarras a lo Strokes de ‘Artefact’ emerge otra de esas melodías nostálgicas que invitan al bucle.

El tramo final de ‘Alpha Zulu’ deja otros momentos diferentes entre sí: de la potencia de ‘All Eyes on Me’ pasamos a los monísimos teclados de ‘My Elixir’, y de ahí a la final ‘Identical‘. El cierre es decepcionante por dos motivos: la canción la conocemos de 2020 y, además, no termina de proporcionar a ‘Alpha Zulu’ con un sentido de clausura. Sin embargo, la canción, dedicada a Philippe Zdar, es una de las más pegadizas publicadas por Phoenix en tiempos recientes, y su inmediatez no es un espejismo: todo el disco está dotado de la misma frescura, algo que se echaba en falta de Phoenix, y que este álbum recupera.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: phoenix