Ya no voy a Malasaña tanto como solía, pero por alguna razón es en El Rincón donde Vicente Navarro me cita para contarme los entresijos de su segundo disco, ‘Las manos‘.
Súper serio, el artista -también actor- da los detalles que solo se dejan entrever en las letras, sencillas pero muy poéticas. La guerra, la crispación, la muerte… son algunos de los temas de un álbum que ha querido ser más electrónico que su debut ‘Casi tierra’, que en esta casa siempre defendimos como uno de los mejores de su año. Esta vez no hemos tenido mucho tiempo para asimilarlo, pero es nuestro «Disco de la Semana» y seguro que nos acompañará durante muchísimos meses de 2023 dada su calidad y sus presentaciones en directo. De momento conocemos dos: Madrid el 8 de febrero, Barcelona el 3 de marzo.
¿Qué diferencia este disco del anterior?
Quería mantener la esencia tradicional, pero añadir otras caras. Era la evolución lógica: quería probar nuevos ritmos, explorar la acentuación de las letras… ‘En el río’ puede tocarse con ‘La mañana’, pero es diferente. Es más oscuro, más difícil.
‘El primero’ es la canción que tiene más ritmos nuevos, ¿no? Con la parte drum&bass.
El productor Damián (Schwartz) es DJ también, pero tampoco ha habido una dirección concreta, de repente aparecía un ritmo y mandaba. Sí hubo decisiones previas, como usar el 808, el bombo bajo, los bpm’s son más rápidos… Me quedé con ganas en ‘Toro’ y también esa parte de mi música soy yo. El castellano y la raíz es una parte, pero la música va cambiando respetando ese poso. Aunque si una canción se quiere quedar sola, se queda sola.
¿Por qué ‘El primero’ no es el single? Os daba miedo no entrar en playlists?
Valoras muchos factores. Iba a ser el segundo single, pero estaba ‘Camposanto’ también. A todos nos gustó mucho ‘Una herida’ y cuando rodamos el vídeo en agosto, aún faltaba trabajo por hacer. Estaba entre esas tres. Con el segundo tema, lo que queremos es que llegue a mucha gente. Las playlists no saben dónde colocarme. Algo que tiene trap, folclore con drum&bass… Y ‘Camposanto’ era muy clara. Quería decir que hago cosas diferentes pero que sigo siendo yo.
También depende de cómo te veas, si quieres ser visto como alguien que experimenta con el drum&bass o como algo más folclórico.
El folclore no es una decisión, tiene que ver con cómo enfoco la lírica. Haga lo que haga siempre voy a tirar de la tierra. Musicalmente, ‘Los juncos’ no tiene nada que ver con ‘El primero’, pero la letra sí. Aunque yo juegue, siempre va a haber eso. Aunque bueno, ya sabes que luego la vida te puede llevar por otro sitio (risas).
Hay mucho de nuestro folclore en los campos semánticos: la plaza, la fuente, el candil… ¿Melódicamente también?
En ‘La fuente’ hay un sample de Imperio Argentina, de ‘El día que nací yo’, de los años 40. Y en ‘El primero’, del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. La manera de trabajar la flauta travesera… La escala armónica que se llama árabe tiene mucho de flamenco, aunque es más complejo que eso, me lleva mucho a «Tierra». La copla está tocando. Este disco tiene más de esas melodías y el piano, que en principio me parecía una cosa más anglosajona, se va a ese tipo de armonías porque me ayudan a bajar.
He buscado los samples, pero no vienen en los créditos…
Creo que no, pero sí que miramos todo lo legal.
Lo que sí es anglosajón es el drum&bass. Últimamente está por todas partes, como el disco de PinkPantheress… ¿Escuchabas drum&bass de los 90 o estás más en el «revival»?
La estuve escuchando, sí. ‘El primero’ es así desde el principio, el drum&bass está así desde la demo. Luego lo vi con Damián, él viene de ahí. Él pinchaba eso y house. Pertenecía a una asociación de dj’s desde muy jovencito. Es adicto a los vinilos. Yo no quería meter por meter, pero en esa canción sí que quería decir «no soy solo una cosa». De la misma manera que puedo meter el trap, esto también lo escucho. También tenía en mente el directo, para generar sorpresa. Es una coda, es una transición de ritmos.
¿No fue una tentación seguir explorando esa vía? No digo meter un drum&bass al final de todas las canciones, sino explorar diferentes ritmos.
Pensamos que podíamos llegar tarde y nos dijeran «os estáis sumando». Había que hacerlo ahora o no iba a tener sentido. ‘La soledad da sueño’ también tiene algo de trap, de mezclar hip hop con folclore. En ‘La fuente’ hay un poquito de drum&bass también, cuando entra Imperio Argentina. Pero tampoco era «tenemos que meterlo», no queríamos forzarlo porque no funciona, si no. La canción pedía tirar por ahí.
¿Qué significan la portada y el título de ‘Las manos’?
Primero hice una portada de los singles, la que tú llamaste «La novia» en un artículo.
¿No ibas vestido de novia?
No lo pensé como tal. Yo tenía un velo de novia, pero no me lo coloqué como novia. Era una imagen de la sesión, el típico momento de «No estoy cómodo», cogí el ramo y surgió. Pero ha habido mucho trabajo en los últimos meses. He cambiado mucho en los últimos meses y el disco cada vez es más oscuro. Aquellas fotos ya no me representaban. No transmitían lo que yo quería ni el tipo de artista que pretendo ser. Cambié de diseñador, me puse a trabajar con Carlos Font, le hice un briefing con los fallos que había cometido, y me presentó esto hecho con inteligencia artificial: es cómo El Bosco pintaría mi rostro.
No me parece tanto El Bosco…
Lo aplicó solo a mi cara. Hizo 20 pruebas y mezclamos 2, El Bosco con otra cosa. No tengo perspectiva para saber si estoy yendo de flipao, si me estoy pasando, si me estoy quedando corto… Carlos me dijo: «¿tú te reconoces?». Yo dije: «sí, sí».
¿Y el nombre del disco?
Tenía muchos posibles títulos apuntados. Lancé 2 a alguna gente, no mucha, pero sí me gusta consultarlo. Había algo que no me terminaba de convencer, pero ‘Las manos’ sí. Había visto una obra de teatro de Jose Ramon Fernández llamada ‘Las manos’ que habla de adolescentes en los años 40. Y con las manos se saluda, se dice adiós, se labra… sí representa al disco y es más sencillo que lo que estaba buscando. Es el encuentro y la pérdida. En el vinilo hay mano A y mano B. Son las 2 maneras de ver las cosas. El encuentro y la despedida. Tengo un fetiche con las manos, y no pienso en manos de pianistas, sino en segadores. Son un montón de cosas.
¿Dices un fetiche sexual? Porque estás hablando más bien de trabajo, pero me llama la atención el uso de la palabra «fetiche».
Me llaman más que a la media. Puede ser desde algo sexual hasta lo laboral. Tiene mucho que ver con el trabajo, con lo duro, con el sufrir.
Has dicho que has cambiado mucho. ¿Qué quieres decir?
Había cosas que estaba probando que consistían en sumar: el color, las flores, el vestuario… Me preguntaba qué pasaría si me adentro ahí. Consistía en poner. Estuvo bien probarlo, pero he vuelto para atrás. Pasé del 1 al 2, y ahora estoy en «menos 1». Todo es mucho más sencillo y sobrio. Con todo el trabajo de estar concentrado con mezclas… me he ido desproveyendo de todo, estoy más abajo. Hay un antes y un después.
No sé si te he entendido. Antes has dicho también que el disco es más oscuro. ¿Tiene algo que ver con eso?
Es más sucio y más feo. Menos fácil. Como la portada: no es tan fácil, no es tan bello o lo que se supone que es lo bello. Es incómodo.
Entiendo que no querías una cosa de flores. No eres La Casa Azul.
Estos últimos meses han sido muy cansados. Para todos. Eso influye en el disco. Me despojo de todo lo que no suma. Incluso tiene que ver con cómo pienso la gira. Se trata de ser certero, de ir al grano en el disco. Parecen letras complejas pero intento ir al grano.
«Björk o FKA twigs no son ese tipo de cosas fáciles. Si algo no entra a la primera puede ser un problema, pero yo tengo ese lado, quiero encontrarme con él y decir «me atrevo»»
¿Qué quieres decir con sucio?
No me representa la belleza que se entiende como clásica. Björk o FKA twigs no son ese tipo de cosas fáciles. Si algo no entra a la primera puede ser un problema, pero yo tengo ese lado, quiero encontrarme con él y decir «me atrevo».
¿Hay algo como de lo que se entendía como «lado femenino» de lo que hayas rehuido? Te has quitado un velo, flores, color…
Sí hice esa exploración, pero no he tirado el lado femenino. He tirado la suma, lo estrafalario. Las flores para mí eran cementerio. Eran muy bellas. No podía resumir el disco.
Hay mucho de religión en el disco, no sólo en ‘José’. No sé si es «San José» o es una canción sobre un hombre o todos los hombres.
Es todo eso. La canción se llamaba «J» porque nunca estuvo definido el título. Luego me di cuenta de que una parte de la canción estaba inspirada en un José, pero hay otras partes que no. Y pensé que ‘José’ hablaba de muchas cosas, del cristianismo… Es un nombre muy español de toda la vida. Hay canciones que se llaman ‘María’, ‘Noelia’, como la de Nino Bravo… y yo quería una que se llamara ‘José’.
«No soy creyente, ni cristiano-católico. Pero en este país Dios está muy presente. Siendo religioso o no. Decimos «que sea lo que Dios quiera», «Buenas noches nos dé Dios». Forma parte de nosotros y de cómo interactuamos»
¿Cuál es tu relación con la religión?
Me decían el otro día que hay 3 canciones en el disco que hablan de Dios. Fui a un colegio de monjas. No soy creyente, ni cristiano-católico. Pero en este país y en todos donde el cristianismo ha tenido fuerza, Dios está muy presente. Siendo religioso o no. Decimos «que sea lo que Dios quiera», «Buenas noches nos dé Dios». Forma parte de nosotros y de cómo interactuamos. Dios es omnisciente. En «Soledad» hay una señora despidiéndose en una ventana porque sabe que se va a morir, y esa señora sí cree en Dios. Toda la armonía de esa canción es muy árabe, también. ‘Los juncos’ habla de Dios porque me parece muy intrigante la idea de que algo no dependa de ti. En esa canción ha habido una invasión, una persona se despide de otra y no se volverán a ver. Habla de no tener en el control, hay una cosa más arriba que te dice lo que tienes que hacer.
Cuando hablas de una invasión, ¿estás hablando de política española?
De política española, mundial, de economía. Todo tiene reminiscencias. Estamos en un momento político violento, de dos bandos formándose, la guerra apretando, estamos acostumbrados a ver cosas en la televisión con distancia. La gente está cansada, hay gente que se quiere marchar, las enfermedades mentales están aflorando abiertamente ya…
El tema social lo percibí más bien en el anterior disco.
En ‘Los dientes’ y ‘Esternón’. En este está también en ‘La fuente’. ‘El primero’ está hablando de una huida. Lo que pasa es que elimino ciertas palabras. Queda más poético. La primera frase era «vamos a bailar los 3 hasta que aguanten las piernas». Hay una invasión en un pueblo, y somos 3 personas, un trío, da igual si de chicos o chicas, somos algo que la sociedad no entiende. Yo me escapo para intentar que no os maten a vosotros. ‘La fuente’ es sobre dos personas en el canto de una puerta. Un «no sé si voy a volver». Mi abuela en la guerra no salía de casa, mi abuelo hacía todos los recados.
He entendido lo del trío, pero no lo de la guerra.
Tampoco busco la complejidad. Si una frase bonita no dice nada… En el primer disco había un tema que hablaba de violencia machista y la gente estaba super happy con ella. Pues bueno, está al servicio del público. Cuando digo algo como «viene quemando la niebla» estoy hablando de partidos políticos extremos, del polvo, la lumbre… en esa niebla uno se escapa. Al final yo no tengo perspectiva sobre lo abstracto de una letra…
Dices que el disco habla también de la pérdida. ¿De qué?
Depende de la canción, gente que se pierde, yo a ti, tú a mí, la pérdida de la vida, hay mucho de muerte sin darme yo cuenta. ‘Los juncos’ es un encuentro y una manera de encontrarse es la reencarnación. ‘Los mayos’ es el encuentro también, en el entorno pandémico en que yo componía. Hay un halcón en la ventana y no nos vamos a volver a ver. Hay pérdida y encuentro todo el rato. ‘La fuente’ es la pérdida total, me voy y no vuelvo. ‘El primero’ es la huida. Hay «separación» todo el rato. Es verdad que creo que es más evidente… y hasta que no se explica…
¿Por qué has escrito sobre todo esto?
Cuando empecé, buscaba un refugio de la pandemia, me sentaba en el sofá de pensar, hablaba con mis compañeros… Compuse cuidando mucho las letras, que no cayeran en lugares comunes ni fueran ñoñas. quería hacer 25 canciones y cuando tuviera 25, dar el siguiente paso. Me puse a ver qué tenían en común. Vuelvo a hablar de Dios, de la muerte, de una manera inconsciente. Pensaba que de eso era sobre lo que quería hablar.
¿Pero has tenido alguna pérdida en pandemia, como de un abuelo o algo así?
Mi abuela se murió pero no está marcado por eso. Le escribí una canción y no sé si saldrá, pero ya estaba escribiendo sobre eso antes. A la mitad me dije: «está claro, vamos a apretar».