La irrupción de ‘Ctrl’ en las listas de éxito estadounidenses, donde se ha mantenido durante años, y el prestigio crítico que obtuvo, consagró a SZA como una de las artistas más importantes del panorama musical actual. Las expectativas ante un nuevo trabajo eran máximas, especialmente porque parecía que no iba a llegar nunca. Más de 5 años más tarde, tras multitud de falsas alarmas y presuntos rifirrafes con su discográfica Top Dawg Entertainment, el sucesor de su excelente debut ya está aquí.
‘SOS’ cuenta con 23 pistas y culmina a la hora y 8 minutos, una duración y un número de canciones considerablemente mayor que su predecesor. Si ‘Ctrl’ tenía una secuencia concienzudamente elaborada y una narrativa cerrada, ‘SOS’ ofrece –en honor a su portada- un océano de posibilidades, donde Solana reúne un collage de canciones diseñado para volver a ellas de la manera en la que nos apetezca, cuando nos apetezca. Quizá habrá que esperar otros 5 años hasta un nuevo proyecto, o quizá nunca llegue, ya que la cantante ha sido muy clara exponiendo sus dudas sobre seguir en la industria musical.
Sea como sea, ‘SOS’ es mucho más que un grupo de canciones puestas juntas para formar un disco. Es un proyecto que muestra a una Solana con las mismas inseguridades y la misma desgarradora sinceridad a la que nos tenía acostumbrados, pero también se ve una clara evolución como artista y una mayor ambición. No solo ha mejorado en el ámbito vocal, también ha dejado que en su arte se cuelen otros géneros que, a priori, no encajaban con su característico R&B alternativo.
Ahí encontramos ‘F2F’, la mayor rareza de todo su catálogo, una canción que acaba desembocando en un estribillo pop punk de estilo Avril Lavigne, pero con una letra explícita y llena de versos que llevan indiscutiblemente el sello SZA (“Ahora estoy ovulando y necesito sexo duro” o “Me odio a mí misma por los dos”) sobre follar con gente porque echas de menos a tu ex. El breve hip-hop de ‘Smoking on my Ex Pack’ también muestra un lado hasta ahora inédito para SZA, que rapea con fluidez sobre un sugerente beat. Tampoco resultaba previsible que SZA colaborara con Phoebe Bridgers, dos cantantes que parecían estar en las antípodas artísticamente hablando, pero cuyos estilos convergen de maravilla en ‘Ghost in the Machine’, un melancólico medio tiempo en el que ambas anhelan una conexión humana.
‘SOS’ es un álbum en el que SZA homenajea abiertamente sus influencias, y donde la cantante las asimila empapándolas de un estilo propio intransferible. En ‘Ctrl’ la referencia cinematográfica era Drew Barrymore, en honor a los papeles de chica insegura en los que se encasilló la actriz en los 90. En ‘SOS’ hay dos, y son bastante más perturbadoras: la inquietante ‘Kill Bill’, uno de los temas más destacados del álbum y que de alguna forma dialoga con la película de Tarantino, donde SZA canta –de forma irónica, o no- sobre matar a su ex y a la nueva novia de este; y ‘Gone Girl’, donde la artista explora las complejidades de las relaciones de pareja y toma prestada la melodía del estribillo de ‘She’s Gone’ de Darryl Hall y John Oates, creando uno de los momentos más emocionantes del álbum.
En el seductor R&B de ‘Love Language’ se autorreferencia sampleando su ‘Hit Different’, y también el éxito de 1999 de Aaliyah, ‘I Don’t Wanna’. En la última pista del álbum aparece acreditado el difunto Ol’ Dirty Bastard, que fue miembro de Wu-Tang Clan y, además, cuenta también con un inesperado sample de ‘Hidden Place’ de Björk. Mientras que en la trapera y adictiva ‘Low’ y, más directamente, en ‘Open Arms’, vuelve a reunirse con su admirado Travis Scott.
‘SOS’ es un documento valioso sobre las desgracias y los placeres que nos provoca el amor, lo vulnerables que nos hace frente a la otra persona y lo peligroso y fácil que es caer en situaciones en las que pierdes el control. SZA canta sobre sentirse segura e insegura a la vez, cuando los pensamientos dolorosos de repente invaden nuestra tranquilidad sin que nos demos cuenta, como en su obra maestra ‘Good Days’, una majestuosa producción cuasi-psicodélica, cuyas guitarras acústicas y sus coros finales te elevan muy cerca del cielo. La misma sensación provoca la extraordinaria ‘Blind’, un resplandeciente ejercicio de autorreflexión que conmueve por su forma brusca y directa de hablar de sentimientos muy profundos y que te remueven por dentro (“Follándome a mi ex porque me valida” “Mi pasado no puede escapar de mí / mi coño me precede”).
Los singles ‘I Hate U’ y ‘Shirt’ se encuentran también entre los puntos más álgidos de un trabajo que puede que requiera cierta paciencia, pero una vez que entras en su mundo y vas desgranando su infinidad de capas, te atrapa sin dejarte salir. SZA siempre ha sido una artista generosa, entregándose al completo en sus letras, mostrándose con sus defectos, sus pensamientos problemáticos, su baja autoestima y sus lamentos. Aquí, una vez más, hace de ellos una experiencia reveladora, pasional y muy bella.