«No querer una novia no tiene nada de malo, pero ser gilipollas cuando decides hablarlo, sí está mal», canta Gabriela Casero en la pista final de su nuevo disco, la acústica ‘Esa situación’. En la canción, Casero pide a un chico que se «quite las gafas para hablar de amor» y que deje de buscar a su alrededor «a quien te da miedo encontrarte». La madrileña, compasiva, pero también asertiva, señala: «Sé que tienes cosas buenas, pero también otras que me dan pena».
Una persona indispuesta emocionalmente es la destinataria de ‘Me doy cuenta’, el segundo disco largo de Casero, y la frase que citamos resume la historia que Gabriela nos está contando esta vez. Otras dan más contexto y, por ejemplo, en ‘Qué has hecho’ se describe a un individuo que ha hecho «algo mal» hasta el punto que «de fiesta nadie se te acerca». El sonido grunge, muy beabadoobee, de la canción es idóneo para envolver esta composición llena de sospecha.
Las canciones de ‘Me doy cuenta’ giran en torno a una relación y a las ansiedades que le provoca a su autora, y se acercan a conformar un trabajo conceptual, más convincente en su primera mitad que en la segunda, pues el álbum pasa del amor ideal (‘A mí’) a precisamente la pista final que ya hemos citado. Sin embargo, las guitarras no mandan en el disco, que sigue la línea del anterior: Casero sigue apegada a unas cajas de ritmo y unos sintetizadores muy twee-pop, mientras las composiciones suben un peldaño de madurez.
«Yo sé que me quieres siempre más a mí» es una de las frases que encontramos en la inicial ‘A mí’, que destaca por un sonido de drum n’ bass bien asimilado. Tan pronto como en la pista 2, las cosas se complican. «Quiero que quieras hablarme aunque estés con ella», canta Gabriela en el simpático lo-fi pop de ‘Solo tu amiga’. En un estilo parecido, ‘Yo me quedo aquí’ se debate entre pedir limosna emocional y aplicar el código «thank you, next»; y el synth-pop de ‘No te lo quiero decir’ efectivamente cae en el pozo de la nostalgia, con la compañía de Sofía Amores
y el uso de melodías vocales que se cruzan.La anticipación de la ruptura se asienta en ‘Llego contenta’, una de esas baladas de pop electrónico con texturita (pienso en Imogen Heap o The Postal Service), en la que hallamos a Gabriela cenando con su chico y pensando cosas como «cuando estoy contigo es cuando más sola me siento» o «aún no sabes que esta es la última cena». Las composiciones empiezan a dejar más cabos sueltos a partir de ‘Mareítos’, holgazana, pues aunque la producción de ‘Me viene bien’ es una de las más ambiciosas, la canción seduce menos.
El título de ‘Me doy cuenta’ queda claro desde el principio del disco: Casero entrega un trabajo en el que explora las fases por las que pasa de cara a una relación sentimental que está hundida. Sus nuevas canciones definen lo que significa hacer pop «introspectivo», como ya lo hacían las de su debut, situándose entre la cotidianeidad, la (auto)inmersión psicológica y el justo reclamo de una responsabilidad emocional que nunca llega. Quizá para mejor.