Con Mumford and Sons en crisis tras la marcha de uno de sus integrantes, Winston Marshall, por su aparente apoyo a la ultraderecha, su líder Marcus Mumford ha decidido publicar un disco en solitario y saldar una cuenta personal pendiente. En 30 años, el músico nunca reveló a nadie que había sido abusado sexualmente de niño. Ni siquiera a su madre.
Del trauma del abuso hablan las canciones de ‘(self-titled)’, a veces de manera tan explícita que su escucha resulta enormemente difícil. Ocurre en la pista inicial, ‘Cannibal‘, en la que Marcus se dirige a su acosador para expresar «todavía puedo saborearte, y lo odio, esa no fue una elección en la mente de un niño y lo sabías». ‘Grace’, la pista siguiente, habla precisamente del momento en que Mumford confesó el secreto a su madre: lo hizo cantándole ‘Cannibal’.
«Llegará un momento en que no sientas que estás viviéndolo una y otra vez / en que no sientas el peso de esa sombra sobre tus hombros», canta Marcus en ‘Grace’, reconfortándose. No siempre las letras de ‘(self-titled)’ abordan del abuso de manera directa. Otras veces revolotean en torno a las secuelas que le ha dejado, que pueden ser sutiles: ‘Prior Warning’ habla sobre sentir vergüenza y afrontar «conversaciones infelices», y otras pistas, como ‘Only Child’, aluden a «errores» que Marcus ha cometido en una relación, en un momento en que todavía no se había enfrentado a los demonios de su pasado.
Musicalmente, ‘(self-titled)’ es un disco sencillo y austero, que no busca hacer demasiado ruido ni siquiera cuando cuenta con artistas invitadas del tamaño de Clairo, que aporta sus murmuros en la áspera ‘Dangerous Game’, o Phoebe Bridgers, que hace coros en ‘Stonecatcher’. ‘Cannibal’ es el evidente single principal porque pasa de la calma a la furia de ese muro de guitarras y cazuelas final tan bien resuelto; y ‘How’ la más emotiva de todas. Cierra el largo con la colaboración de Brandi Carlile y una referencia nuevamente explícita al abuso, más dura de oír todavía, en la que Marcus canta que «ojalá lo hubieras hecho a oscuras», para que el recuerdo de aquel día no fuera «tan vívido».
En medio nos quedan composiciones animadillas como ‘Grace’, serenas como ‘Prior Warning’, que gustará a fans de Iron & Wine, o dulces como ‘Only Child’. Un disco que Marcus Mumford necesitaba hacer y que lleva el sonido de su banda principal a un extremo de simplicidad que quizá no esperábamos de él exactamente (Mumford and Sons son conocidos por sus canciones épicas y alegres), pero que casa con la historia que nos quiere contar, una historia susurrada pero que pesaba demasiado como para no contarla por fin.