Si no es lo mismo pedir dinero para comer en Londres que en Nigeria, se parece mucho. La misma cantidad de amor hace falta en Washington que en Edimburgo. Por eso Young Fathers cierran su nuevo disco con una misma frase repetida con varios acentos. La frase es «¿Puedo sacar 10 libras de amor del banco, por favor?» y cuenta Kayus Bankole que quería pronunciarla de esa manera porque en su vida diaria habla indistintamente con el acento de una persona del sur de Edimburgo, de donde procede; de Washington, donde ha vivido; o de Lagos, de donde es su familia.
Este viaje sirve como metáfora de lo que nos encontramos en ‘Heavy Heavy’, el cuarto disco de su banda Young Fathers. El singular grupo de hip hop británico, muy lejos de lo que podríamos esperar de un supergrupo de hip hop americano, ha realizado un trabajo cosmopolita, en el que encontramos frases en yoruba porque hay una parte de sus sentimientos que Kays Bankole no se ve capaz de canalizar en inglés, como sucede en ‘Drum’; sintetizadores próximos a lo industrial en ‘I Saw’, en la que tratan de manera indirecta el Brexit y llaman a la lucha callejera; y sobre todo una constante búsqueda espiritual.
‘Heavy Heavy’ no se acerca tanto al metal -como sugiere su nombre- como pasa por diversos estadios, algunos de los cuales resultan muy intensos. La referencia a la marea de ‘Rice’, el primer tema que hallamos, constituye una reflexión sobre el amor, el encuentro con uno mismo y las drogas («Buy more drugs to feel that love again / Kill them slow, they reap, I sow, amen»). La mencionada ‘Drum’ es puro trance, concebida como un góspel que apela a nuestras almas, casi un sermón que ellos comparan con una posesión, suponemos que por su ritmo.
Esta pista seguida de ‘Tell Somebody’ es la cumbre de un álbum en ese momento ceremonioso, pues estamos ante una pista épica que podría acercarse al indie más capaz de llenar estadios. Sigur Rós o los Flaming Lips producidos por Dave Fridmann podrían ser una referencia en esta composición que Alloysious Massaquoi ha explicado que quería que se redujera a muy pocas frases, muy claras. Y eso que su letra es lo suficientemente ambigua como para consentir diversas acepciones. «Por favor, díselo a alguien», repetido hasta la saciedad, suena como una llamada de socorro (¿quizá en prevención del suicidio?) en ese tono y en este contexto.
El sucesor de ‘Cocoa Sugar‘ 5 años después no termina de decantarse por nada más allá de su planteamiento sobre lo divino y lo terrenal. El trip hop de Portishead podría ser una referencia en los teclados y beats de ‘Shoot Me Down’ mientras que la psicodelia de los Animal Collective más bailables y desenfrenados se asoma por ‘Sink or Swim’, la única cumbre de una segunda mitad algo apagada. ‘Ululation’ de hecho es una improvisación realizada por una amiga que acogieron en el estudio porque tenía problemas con su marido y se puso a canturrear en la habitación de al lado, algo sobre la gratitud. A estas alturas, esperábamos de unos pioneros como Young Fathers una mayor definición, algo que les evitara más comparaciones con los a su vez olvidados TV On The Radio, pero siguen sonando apabullantes cuando se ponen.