Música

Yves Tumor / Praise a Lord Who Chews but Which Does Not Consume; (Or Simply, Hot Between Worlds)

En España la fe católica rara vez se ha visto bien en el indie. Ha tenido que llegar Rigoberta Bandini para que nos dé igual que cante sobre religión en sus canciones, aunque ella misma se ha desmarcado del típico discurso conservador hablando positivamente sobre el no binarismo o el consumo de drogas. Digamos que su imaginario está muy lejos del que un día conocimos a Nena Daconte. En Estados Unidos la cosa es diferente y la fe es el pan de cada día. Todo el mundo reza, todo el mundo ora, todo el mundo tiene a Dios en la mente. Hasta los artistas más alternativos y disidentes.

Es el caso de Yves Tumor. El título de su nuevo disco es prácticamente un poema. También es la descripción de un «Señor que mastica pero no consume». El anterior ya apelaba al «Cielo» y, el otro, a caer «en manos del amor». La pista inicial de «Praise a Lord» se llama ‘God is a Circle’ y son varias las referencias a Dios o a la «necesidad de creer en algo» (‘Operator’) que encontramos en el álbum. Incluso cuando habla de amor, Tumor recurre a las típicas referencias católicas que apelan al cielo y al infierno. «Ángeles» que en verdad son «demonios», «santos» y hasta un «agujero en el cielo» se encuentran entre los personajes y paisajes que el artiste estadounidense atrapa en su cuarto álbum de estudio.

Sean Bowie se encuentra sumide en un «viaje espiritual», entre «dos mundos», como en su EP del año pasado, y este viaje es tan intenso como los «amores ardientes» de los que habla en sus nuevas canciones, amores a los que se engancha como a la droga, que le hacen «fundirse en uno» o le «paralizan». Las grandes pasiones siempre han interesado a Yves Tumor, y su música lo ha reflejado con un sonido de rock psicodélico que buscaba equipararse en tamaño al de una catedral gótica. En «Praise a Lord», Tumor consigue ese tamaño con la ayuda del productor Noah Goldstein, conocido por su trabajo con otro conocido creyente, Kanye West. Aunque las canciones unas veces están a esa misma altura y otras se quedan un poco por debajo.

La gracia de Yves Tumor siempre ha sido lo mucho que cuida la producción de sus canciones. No por nada es Warp el sello que las edita. Si ‘Heaven is a Tortured Mind’ era un trabajo fascinante en el que perderse y sumergirse, sobre todo por su exquisito uso de la distorsión y su fusión con sonidos como el R&B o el góspel, este vuelve a ser el caso de «Praise a Lord». ‘God is a Circle’ empieza llevándonos a través de un delirante mundo de gemidos (femeninos) y guitarras eléctricas que suenan como cuchillos líquidos. Es uno de los grandes temas del disco junto al enérgico ‘Operator’ y, especialmente, ‘In Spite a War’, un himno que refleja la paranoia de su letra a través de un muro de guitarras y distorsión que quita el aliento.

La influencia de los 90 está muy presente en «Praise a Lord». No tanto en ‘Lovely Sewer’, otro de los cortes destacados, de beats decididamente kraut. Pero sí definitivamente en la emocionante ‘Meteora Blues’, donde las guitarras acústicas nos llevan a los tiempos de Cranberries. ‘Parody’, que nos habla sobre una «parodia de estrella del pop», sobre alguien que se ha «comportado como un monstruo», es puro indie-rock noventero sin mayor misterio. Es aquí donde las canciones de «Praise a Lord» empiezan a desdibujarse: a Tumor le salieron melodías más potentes en el disco anterior. Elle insiste en que solo quiere escribir hits («¿por qué querría escribir otra cosa?») pero la mayoría de pistas de «Praise a Lord» ocupan un punto intermedio de calidad. La producción, las ideas instrumentales, sin duda, carga con un gran peso. Incluso se puede decir que una de las instrumentales, ‘Purified by the Fire’, es una de las mejores en general, pues suena como una versión maldita del primer Kanye West, que luego se enturbia y autodestruye: no esperábamos otra cosa.

Hay buenas ideas en otra de las pistas religiosas, ‘Heaven Surrounds Us Like a Hood’, especialmente en su uso de coros fantasmagóricos. Es la canción en la que Bowie directamente reconoce que el azul es su color favorito «porque es el color del cielo, y en el cielo está Dios». La canción, sin embargo, no alcanza su máximo potencial. Tampoco termino de ver un single evidente en ‘Echolalia’, por cuidado que esté el diseño sonoro. Sin duda, las cuerdas de ‘Ebony Eye’ aportan un gancho mucho más potente al disco, pero Tumor ha decidido dejarlas para el final. «Praise a Lord» termina así por todo lo alto, pero el conjunto se queda atrás de lo que esperábamos de Tumor a estas alturas.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Jordi Bardají
Tags: Yves Tumor