Las guitarras eléctricas de temas de Vermú como ‘La ronda’ o ‘Un viento de amnesia’ nos transportan directamente al escenario grande de un festival. En concreto al atardecer, cuando tantos grupos nacionales influidos por el noise pop británico tuvieron su primera gran oportunidad ante un público enorme. La sola existencia de algo llamado «Un viento de amnesia» nos hace pensar en gente como Izal o Supersubmarina.
Vermú comienzan su segundo disco recordando un poquito a The National en el piano de ‘Agosto’ y otro poco al post-punk de principios de los 80 en la mencionada ‘La ronda’. Canciones como esta o la popera ‘Escombros’ esconden un gran potencial si les sopla el viento de cara. No penséis que este sonido se ha pasado de moda, justo cuando Viva Suecia más entradas que en toda su vida. Pero como ya sucedía en su debut ‘Cancionero estoico‘, las virtudes de esta banda están en otro lugar. En concreto, en la reivindicación del folclore manchego.
Da igual cuántos artistas de nuestro país estén utilizando un recurso similar: cuando ‘Envido y truco’ irrumpe en el tracklist, con su ritmo de jota y al mismo tiempo su teclado tipo The Doors, es un soplo de aire fresco. Lo mismo que la trompeta de Juan Antonio Martínez en ‘La extranjera’, con cierto aroma de canción tradicional. O la calidez de la rumbita lenta ‘En esta ruina’.
El punto donde mejor confluye el indie y la tradición es ‘Somos desastre (que te den)’, las «alegrías del incendio» de este ‘Duelo de ronda’. Por un lado, su melodía y ritmo tipo villancico: no en vano se estrenó el pasado mes de noviembre. Por otro, su ansia vengativa, tan indie y tan Jota. Solo que adaptada al siglo XXI. El «que te den» va entrecomillado y es de ella para el narrador: «disimulas pero miras mi Instagram, no me aguantas». «En el bar dicen que me quieres matar».
Cuenta ‘Duelo de ronda’ una relación marcada por la brecha entre el campo y la ciudad. Una de las partes se marcha para empezar una nueva vida. Por eso los temas van del enamoramiento y la conquista inicial (‘La ronda’), hasta la ruptura y el olvido (el inevitable «duelo» final). En medio quedan un montón de recuerdos: referencias a Talgos, equipos de fútbol de Albacete, discos de Estopa y a Gomorra en llamas.
Hay letras poéticas, como ‘Me va quemando’, a la que sienta fenomenal el punto Western; y hay letras sobrecargadas («vamos de nuevo a defender nuestro imperio sin nación, los verdugos de la sed»). Sobre ambas embelesa el bonito timbre tembloroso de Daniel Toboso, con puntos en común con Nacho Vegas y también Ella Baila Sola. ¿Os acordáis de cuando Marilia y Nacho trabajaron juntos?
Vermú tocan el 14 de abril en la Sala Vesta de Madrid como parte de la programación de AIE (Artistas en Ruta).