Dice Rockdelux que este es el «mejor trabajo hasta la fecha» de PUTOCHINOMARICÓN. «Afong» es la primera parte de un disco cuádruple y ya supone en sí misma una obra compleja y esquinada sobre la que sabremos más en un futuro muy cercano. Elefant promete la segunda parte dentro de «unos cuantos días».
El proyecto conjunto recibe el nombre de «SMHD (Arte Contenido)». SMHD es el acrónimo de «segundos, minutos, horas, días» y este «Afong» que tenemos entre manos apelaría a los «Minutos». En cuanto a Arte Contenido, Chenta Tsai quiere hablarnos del conflicto entre creador de contenido y artista, de la búsqueda de autenticidad en un contexto de identidades clonadas. Para ello se ha inspirado en Afong Moy, la primera imigrante china en llegar a Estados Unidos en 1834. Allí fue exhibida como «la dama china», lo cual conlleva una reflexión sobre estereotipos e identidades. Se pregunta Chenta qué es la identidad, si algo estático y constante; y si podemos tener múltiples identidades.
Estas preguntas que siempre han pululado por su obra, tanto la musical como la literaria, se rebozan en este disco de 7 canciones en un fondo que sería reduccionista considerar meramente hyperpop. La ‘íntró [éstádó cónstánté dé críngé]’ ya suena de alguna manera a hit de la era Madchester, y lo que define estas composiciones es su constante cambio de estadio, quizá en metáfora de nuestra propia evolución como personas. Tomando el single principal de «Afong», es fácil discernir dónde empieza y termina ‘síndrómé dél ímpóstór‘, cuál es la parte ‘nó mérécé lá péná’ (la más melódica) y que ‘párá nó dár péná’ es la outro. Una colaboración con la poetisa Berna Wang.
También colabora Paloma Chen en ‘ámóré (ábró híló – té ódíó) / chínító dé ámól’, y en la producción, desde Moscú, New Sylveon, en este caso en ‘ántífá káwáíí’. El sonido Kocmo-pok («space disco» en ruso) hace de esta tercera pista una de las más aplastantes, mientras otras optan por los resquicios R&B que PUTOCHINOMARICÓN también trabajó desde el principio. La mencionada «ámóré» podría estar sampleando a Mariah Carey, a Toni Braxton o a alguien así. Un background también presente en ‘pólly dé hácéndádó’, antes de que esta mute en ‘lá gállíná cápónátá’, en la que puedes oírla cacarear, sin llegar a los límites irritantes de este remix de ORTIGA.
En los textos, PUTOCHINOMARICÓN, como siempre, opta por la literalidad total, lanzando cuestiones como «¿Quién nos retrata? ¿Quién nos mira detrás de la cámara?» o «¿Qué es ‘tu visibilidad’? ¿Qué quieres ‘visibilizar’?», como plantea ya en la «íntró» del disco. Los temas hablan de la madurez («no merece la pena explicarle / no te escuchará, aunque te dé mucha pena»), de la búsqueda de la identidad en las nuevas tecnologías (‘mámá hé mátádó á ún sím’) y de la búsqueda de la felicidad en las tonterías de la vida cotidiana. «Hácéndádó» comienza preguntando por un humus de lentejas retirado del mercado.
El tema en el que mejor confluye lo que se quiere contar con texto y música es el final ‘dé dóndé víénés / ní dé áqúí ní dé állá’. PUTOCHINOMARICÓN, que ya colocara su pasaporte español en la portada de un disco para recordarnos su nacionalidad, se refugia aquí en la copla para reproducir preguntas que ha tenido que escuchar demasiadas veces, como «¿De dónde son tus padres?» o «¿Qué pone en tus papeles y en tu documento nacional de identidad?». Pero por supuesto no es una copla al uso, sino que está adulterada hasta decir «basta». Por suerte, no ha escuchado tal voz al producir este disco, en el que ha cabido la voz de un generador text-to-speech chino hablando en español, instrumentos chinos glitcheados hasta quedar irreconocibles, un montón de tildes para tocar las narices del redactor pertinente y un procesamiento extremo de frecuencias. Una aventura sónica que no da una respuesta firme a su pregunta principal sobre la identidad, sino muchas y diversas.