Georgia publicó uno de los mejores discos de 2020 en enero de ese año, antes de que las discotecas cerraran durante un tiempo. La cantante y productora británica, que se había dado a conocer con un debut influido por el R&B, sorprendía lanzando un segundo disco repleto de hits de synth-pop incontestables, como ‘Work About the Dancefloor’ o ‘Ultimate Sailor’, que, en ese momento, no sabíamos cuánto nos iban a salvar de un inminente encierro.
Después de que la música de baile “se pudiera de moda” ese año, con discazos como los de Jessie Ware o Dua Lipa marcando una época, Georgia no quiso seguir el camino de ‘Seeking Thrills‘. Así que en ‘Euphoric’, su tercer disco, prueba cosas diferentes… aunque sin alejarse del todo de la discoteca.
La principal novedad de ‘Euphoric’ es que Rostam Batmanglij -ex integrante de Vampire Weeknd- produce las canciones. Rostam y Georgia se conocieron a raíz de que Georgia cantara ‘Live Like We’re Dancing’ de Mura Masa: Rostam se quedó prendando de la voz de Georgia, le mandó un mensaje privado y el resto es historia. De hecho, esta vez, la voz de Georgia suena en primer plano, algo que funciona solo cuando los mimbres compositivos resisten. Y no siempre es el caso.
Las canciones de ‘Euphoric’ conservan ese sonido analógico, de pop ochentero, que tanto asociamos a Georgia. El resultado logra esa extraña hazaña de sonar vintage y a la vez contemporáneo. Es una fórmula que aplica ‘It’s Euphoric’, el primer single, que no es tan “eufórico” como parece, y tampoco se encuentra entre lo mejor que el disco ofrece, algo raro para un single de presentación.
Habría funcionado mejor, quizá, ‘Some Things You’ll Never Know’, otro de esos bangers de synth-pop que Georgia sabe hacer, aquí decorado con unos acordes de piano house que le quedan como un guante. ‘Give It Up for Love’ es un buen homenaje al sonido de All Saints
y, de hecho, cuenta con aportaciones de William Orbit, con quien Georgia compartió una tarde de café hablando cinco horas sobre música. ‘Mountain Song’ compensa sus ritmos tribales con una melodía maravillosa. ‘All Night’ cumple como producción festivalera. Y ‘The Dream’ es un buen ejercicio de estilo que explora el sonido punki de los primeros New Order.Pero las melodías no son siempre el gran fuerte de ‘Euphoric’, y el hecho que la voz de Georgia suene en primer plano en la mezcla solo revela las carencias melódicas de algunas de estas composiciones. No basta con que ‘Friends Will Never Lea You Go’ quiera ser una “canción drum ’n bass de Taylor Swift» si se queda tan lejos de la eficiencia de los mejores singles de Georgia. Y ‘Keep On’ reproduce el sonido de pop-trip-hop celestial de ‘Give It Up for Love’ pero con menos gancho.
Al delito que supone que el primer single de ‘Euphoric’ no sea ni eufórico ni mucho menos memorable en absoluto hay que añadir que Georgia y Rostam incluyen aquí una segunda versión de ‘Live Like We’re Dancing’ que no termina de ponerse a la altura de la original, que era una de las mejores canciones del disco de Mura Masa. Así que, entre canciones que sí, y canciones que no, Georgia ha vuelto con un disco irregular y que convence solo en partes.