“La vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama”. Tras vivir la experiencia Sonorama completa, en la que sí o sí debemos incluir el imperdible fiestón que se monta en el pueblo de Aranda de Duero desde las 12 del mediodía, empiezo a entender un poco esta frase.
Aunque hoy se pueda disfrutar de los conciertos de Natalia Lacunza o Rodrigo Cuevas, entre otros, la programación principal del Sonorama llegó a su fin. Los bonos del sábado se agotaron antes que cualquier otro y las razones son claras: Wilco y Amaral. Adelanto que estos firmaron los dos mejores conciertos de la 26ª edición del festival.
Alizzz es buena opción tanto para ir calentando motores como para soltar toda la energía en los late night de los festivales. Anoche, se encargó de lo primero. La mejor decisión que hizo el de Casteldefells fue adaptar su set, como ya hizo Jorge Drexler, al formato del festival. Los horarios son tan apretados y las audiencias tan extensas que canciones como ‘Todo está bien’ quitarían demasiado tiempo del set. Sin embargo, tampoco tocó ‘Pierdo el sentido’, lo cual es sorprendente viendo lo bien que le ha funcionado en directo. Cubriendo su lugar, sí que sonó ‘Sexo en la playa’. La banda, y en especial el guitarrista Ferrán Gisbert, sigue brillando en cada canción y es evidente en temas como ‘Amanecer’ o ‘Antes de Morirme’ que los conciertos de Cristian Quirante estarían a años luz de lo que son si no fuera por ellos.
El resto de conciertos de la jornada fueron totalmente superados por los de Wilco y Amaral, pero algunos merecen una mención especial. Trueno, por superar a los cabezas de cartel Ayax y Prok tanto en performance (con banda en directo) como en engagement, petando el recinto de los escenarios “pequeños”; y La La Love You, que se llevaron el premio al momento más random de la edición, cuando de repente salió Jordi Évole (que tiene una banda, Los Niños Jesús) a cantarse un verso de ‘El Fin del Mundo’ en un chándal verde de Adidas.
Dos estaciones de teclistas, hasta tres guitarras simultáneas e inusuales instrumentos son algunos de los ingredientes del memorable concierto de Wilco que sucedió anoche en Sonorama. Es curioso que ambos cabezas de cartel, tanto estos como Amaral, lleven a sus espaldas casi 30 años de trayectoria y que sientan su música como el primer día, aunque de maneras muy distintas. Mientras la actuación de Amaral fue una experiencia catártica compartida colectivamente y la culminación de 25 años de carrera, el show de Wilco era de callar, escuchar y aplaudir. Y así tema tras tema.
Tras un par de canciones de expectación, no fue hasta que sonó ‘I Am Trying To Break Your Heart’ cuando los espectadores nos dimos cuenta de que estábamos presenciando algo único en todas las ediciones del festival. Imaginaos el build up de la versión de estudio, con algunos de los trucos de grabación de las famosas sesiones de ‘Yankee Hotel Foxtrot’, pero delante de tus ojos. El guitarrista Nels Cline se encargó del theremín, que apareció repetidas veces en el set, hasta que cogió su instrumento favorito para el colofón final del tema, agitándolo caóticamente cerca del amplificador para la creación del feedback. Pura experimentación, en directo.
Después de esto, el concierto fue fluyendo con canciones tan interesantes como ‘Misunderstood’, con sus adictivos cambios de tempo; ‘Love Is Everywhere’, cuyas guitarras sonaban como agua cristalina; o ‘Impossible Germany’, que incluyó un solo de alrededor de 2 minutos, sin exagerar, que seguramente no se le acerque a nada que haya sonado antes en el Sonorama, en ninguna de sus ediciones. Los close ups de las manos de Cline en las pantallas sirvieron para apreciar el momento todavía más. Por supuesto, tampoco faltó ‘Jesus, Etc.’, en la cual Tweedy animó a que la gente cantara “si os sabéis la letra”, lo cual fue lo más extenso que dijo en todo el concierto.
En definitiva, una exhibición de virtuosismo musical como ninguna otra de la que Sonorama podrá alardear durante el resto de su historia. De esas en las que piensas: “Ojalá escuchar esto en una sala”. Sin embargo, tal y como demostraría Amaral a continuación, el virtuosismo no lo es todo, porque nada llena los corazones como la emoción de la nostalgia. Eva Amaral y Juan Aguirre salieron al son de ‘All Tomorrow’s Parties’ en su concierto Especial 25 Aniversario, listos para reivindicar no solo su papel como una de las formaciones clave del pop español, sino el de todas las mujeres en este campo.
25 canciones, una por cada año, y un tema inédito para mirar hacia el futuro. Casi sin pausas, el grupo zaragozano regaló a todas las generaciones presentes un concierto emocionalmente inigualable y que hasta sorprende respecto a la cantidad de himnos que contiene: ‘Toda la noche en la calle’, ‘Moriría por vos’, ‘Te Necesito’, ‘Días de Verano’, ‘El Universo Sobre Mí’, ‘Resurreción’, ‘Sin Ti No Soy Nada’, ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’ y tantos otros que me dejo. ¿Cuántos grupos españoles pueden unir tantas generaciones como Amaral? Mientras que algunos hemos crecido con sus canciones en la radio, otros han vivido sus años más bonitos con ellas, y la nostalgia es un sentimiento muy poderoso. Sea como sea, casi dos horas de concierto se pasaron volando, y eso también es un logro tremendo.
Amaral no son virtuosos como Wilco, pero lo que hacen es innegablemente una virtud. El momento cumbre llegó con la canción número 25, el cual estoy seguro de que también para ellos significó algo irrepetible. Uniendo las voces de Rocío Saiz, Zahara, Rigoberta Bandini, Miren Iza (Tulsa) y Bebe en la suya propia, Eva Amaral dedicó ‘Revolución’ a la dignidad, fortaleza y libertad de todas las mujeres, realizando uno de los gestos más liberadores que se pueden realizar en estos tiempos en los que vivimos y que, en el fondo, es lo más liviano del mundo. Solo saldrán titulares centrándose en el gesto en sí, pero hay que pararse y pensar por qué hoy en día, en España, algo tan natural como sacarse las tetas es un gesto tan rompedor y que genera tanta polémica. Dicho esto, enhorabuena a Amaral por su carrera, y por su futuro. ‘Ahí Estás’ es el próximo sencillo del grupo y significará otro capítulo en su historia, y la certeza de que su música seguirá siendo recordada durante las siguientes generaciones.