Confieso que desde que salió ‘Slowdive‘ no he vuelto a escuchar los primeros discos del grupo. Los álbumes homónimos deben serlo por algo. Es desde 2017, y no tanto por su trabajo en los 90, que la formación de Neil Halstead y Rachel Goswell suena universal, profesional, esquiva pero cercana, una de las mejores del mundo.
Firmes representantes del shoegaze en su tiempo, Slowdive consiguieron captar a una nueva generación de seguidores con ese -hasta ahora- último disco. Lo hemos visto con nuestros propios ojos y lo cuentan ellos mismos cuando hablan de esta nueva etapa, lo que quizá les ha llevado a dejar que una joven pareja protagonice el vídeo de su single de regreso, ‘kisses’.
El de ‘kisses’ -con sus jóvenes con acné, y sus lágrimas cayendo- podría haber sido un vídeo de los Smiths en los 80, o bien uno actual de Depresión sonora. En algunos planos, los chavales se transforman en personas adultas, como hablando de transversalidad, sin atender a edades ni modas.
El viaje en moto que narran las imágenes es casi el mismo que el de la letra, de voluntad escapista. «Quizá haya un coche, que nos lleve lejos de aquí, y nos libere de todos los fantasmas, y del dolor, a un lugar donde todo empiece de nuevo». Junto al recién salido ‘alife’, ‘kisses’ es la cara más pop de una banda que había sido conocida por sus nulas concesiones a la comercialidad. Ya sabéis cómo se las gasta Neil Halstead.
De hecho, la inspiración última de este ‘Everything Is Alive’ es sombría: la muerte de la madre de Rachel Goswell, y también la del padre del batería Simon Scott. La palabra «fantasma» aparece en 3 de las 5 canciones de las que el grupo está facilitando letras oficialmente. Las otras 3 figuran como instrumentales pese a que a veces podamos escuchar balbuceos, como en ‘chained to a cloud’.
Esa añoranza de los seres queridos empapa por ejemplo ‘shanty’: «El tiempo corre una vez más / Otro fantasma nace / Siento que el cambio llegará / Cuando entre la noche». Después, el grupo insiste en que no ha querido hacer un disco oscuro, sino uno con cierto punto de luminosidad.
Esto último lo hallamos en la calma de ‘Andalucia Plays’, un tema que nos habla expresamente de luz («El sol sale y te veo sonriendo»), y que es pura devoción, hacia alguien y hacia el inolvidable tema de John Cale dedicado a esta comunidad autónoma. «Eres mi ángel, con tu camisa favorita / tela francesa y lunares / ‘Andalucia’ sonando en el estéreo». Slowdive miman las guitarras como nunca y controlan las texturas bajo la producción de Halstead, la mezcla de Shawn Everett y la masterización de la ingeniera Heba Kadry, como solo el tiempo y la experiencia ha podido enseñarles a los tres.
La novedad entre distorsiones y recreaciones guitarreras a medio camino entre el post-rock, el slowcore y The Cure (‘skin in the game’), es el predominio de la instrumentación electrónica en un par de pistas. Sucede en los primeros instantes de ‘shanty’, y sobre todo en la estupenda ‘chained to a cloud’, con un arpegio de teclado que ya pide permiso para convertirse en uno de los momentos más hipnotizantes de la exitosa gira que están realizando. ¿Pero estábamos en un concierto de Slowdive o era de Moderat?
Sumando que en ‘alife’ Rachel suena como un ángel, o más bien como un personaje lorquiano repitiendo un mantra, a la belleza de la instrumental ‘prayer remembered’, que parece el vivo retrato de un calvario, la verdad es que tampoco es que necesitáramos ninguna evolución por parte de Slowdive, de todas formas. Ahí es cuando Slowdive se muestran capaces de capturar toda la tristeza de la vida en general, y de los últimos años, en particular.