‘The Greater Wings’ de Julie Byrne está inevitablemente marcado por el dolor de la pérdida. Eric Littmann, su mejor amigo y pareja creativa, falleció de forma inesperada a los 31 años mientras ambos trabajaban en las canciones de este tercer trabajo. La tragedia de la muerte está impresa en cada una de las 10 pistas que lo conforman, pero Byrne también deja espacio para la celebración de la vida con nostálgica nitidez.
Acompañada de arpa y piano, además de su habitual guitarra y los sutiles sintetizadores que ya asomaban en ‘Not Even Happiness’, la neoyorkina ofrece un catálogo de canciones rebosantes de claridad y poesía. La producción que comenzó Littman la culmina Alex Somers, conocido por sus colaboraciones con Jónsi de Sígur Ros, (su pareja sentimental desde hace dos décadas) o Julianna Barwick.
Sus características aproximaciones atmosféricas elevan las composiciones folk de Byrne un peldaño por encima de sus anteriores obras, logrando algunos momentos de belleza hipnótica. En la canción que titula y abre el álbum, una resplandeciente balada que medita sobre el vacío que se siente durante el duelo, Byrne enuncia con enorme lucidez versos poderosos que desarman por su precisión y simpleza (“Me he bebido el aire para estar más cerca de ti”, “Nombrar mi dolor para dejarlo cantar”).
Son esos pequeños detalles (la inteligencia en la elección de cada palabra y la forma tan especial y sentida en la que Byrne las entona, por ejemplo) tan cargados de delicadeza y sensibilidad los que separan a ‘The Greater Wings’ de cualquier otro disco de cantautor folk. También la elegante introducción de sutiles arreglos y texturas new age, como en ‘Summer Glass’, ubicada en el corazón del disco, una preciosa rareza art pop que agrega elementos electrónicos a sus encantadoras melodías de cuerda. Su continuación, la instrumental ‘Summer’s End’, sustituye los sintetizadores por el arpa siguiendo esa misma senda psicodélica, en la línea de la última Weyes Blood
.La poesía de Byrne, presente tanto en las letras como en las sofisticadas producciones, concede momentos de gran impacto emocional. “¿Qué importa, la historia? Si tu ausencia permanece” reflexiona en la cinematográfica ‘Moonless’ sobre unos sinuosos acordes de piano. La guitarra melancólica de ‘Flare’ se fusiona con la reverberación del sintetizador tras pronunciar uno de los versos más bellos y profundos del álbum: “Un día seremos el amado polvo de otro futuro”.
‘Conversation Is a Flowstate’ es quizá el corte donde la voz de Byrne llega a su máxima expresividad, guiándonos a través del inquietante sonido de los drones con una emoción soterrada. ‘Hope’s Return’ adapta de forma solvente ‘Love’s Refrain’, su sencillo de 2020 en colaboración con Jefre Cantu-Ledesma, a las tonalidades del álbum. Mientras ‘Death Is The Diamond’ se erige como un gran cierre: una devastadora balada dedicada a su difunto gran amigo que conmueve por la emotiva progresión de acordes a piano y, de nuevo, por una letra que captura sentimientos complejos con aparente sencillez.
Byrne, poseedora de un estilo marcado y reconocible, esquiva caer en la reiteración gracias a una acertada secuencia que deriva en una narrativa emocionante. La honestidad desde la que están compuestas las canciones y la sugerente tranquilidad con la que están cantadas hacen de ‘The Greater Wings’ una experiencia reveladora y en última instancia, vitalista. Byrne entiende, tras un largo proceso, que el sentimiento de vacío tras la pérdida solo puede disminuir intentando volver a ver la belleza del mundo y celebrándola. Sentir la tierra bajo los pies, observar la luz ardiente de un nuevo amanecer.